El Origen De La Torre (4)

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—¿Qué haremos sin el señor Elion? — le repetían la pregunta a Nadira quien tras enterrar el cuerpo descansaba sobre el cómodo sillón.

—Quisiera saber que hacer — se repetía atosigada ante la responsabilidad de mantener con vida a los híbridos y a los sobrevivientes humanos — esas bestias notarán la ausencia de su amó y nos matarán.

La oscura premisa colgaba sobre su cabeza como un anuncio con neón, el peso con el que ahora debía lidiar era inmenso incluso respirar ya le era todo un reto, sus opciones eran limitadas y el tiempo no brindaba ayuda alguna.

—¡Joder! ¡¿Debería sacarlos de aquí cuando esas cosas vengan por los prisioneros?! —se frustraba pensando en ello sin darse cuenta que aquellas criaturas semi-humanas le eran más importantes que sus camaradas de sangre — ¡Ni siquiera tenemos un equipaje hecho! ¡Esto se volverá un infierno en breve!

Los ocho niños y la humana estaban en la sala, ella tenía aquel rifle modificado fuertemente agarrado temiendo que su necesidad se volviera inmediata, una silueta inquietó al grupo y Nadira le amenazó a punta de arma, pero al revelarse provoco la caída del rifle. Rogelio aparecía en el momento más necesario, con su simple presencia ella se derrumbó en llanto.

—¡Te había perdido! ¡Dijo que nunca te levantarías! — exclamaba en medio de su lamento.

—Así seria, pero el tuvo la oportunidad de intentar algo más — contaba tocándose la parte posterior de la cabeza, allí tenía un cristal incrustado en la cabeza, era traslúcida permitiendo ver el cerebro de Rogelio — yo no sé lo que está pasando, pero te escuché tan preocupada.

—¡No puedo creerlo el señor que siempre dormía se levantó! — era señalado por el pequeño Romuld quien estaba impresionado al verlo andar.

—¿Ellos son los hijos de..? — paro su pregunta al notar lo delicado que era la situación, rápidamente fue a dar a la pared al perder el equilibrio — disculpa todo es nuevo, incluso caminar es trabajoso.

—Elion.. a muerto, solo quedamos nosotros — su boca omitió toda la verdad sin siquiera poder pensarlo con calma — las bestias se darán cuenta de su muerte y ellos..

—Comprendo — le detuvo para evitar que volviera a entrar en la angustia — existe otra salida, una segura dónde no tendremos que preocuparnos por ellos.

—¿Nos iremos señor? — repetía esto Romuld quien nunca había estado fuera del recinto.

—Si, preparen mochilas con provisiones, comida, agua, medicamentos y algún arma que puedan llevar en manos — esto último asustó a Nadira quien no tenía en mente poner a los niños al frente del peligro.

—¡Espera! ¡¿Ellos portando armas?! — la idea irritaba a Nadira quien no les veía como monstruos sino como niños y no deseaba exponerlos — ¡Eso no pasará! ¡Ellos son pequeños!

—Están en mejores condiciones para librar una pelea que nosotros — reconocía su fuerza con solo verles, pero el no les miraba como sus iguales o como infantes — dense prisa no tenemos suficiente tiempo.

—Solo promete que les cuidaras como si se tratasen de mi — le rogaba Nadira temiendo perder lo que ahora tenía.

Rogelio le miro preocupado, incluso le tomo de los hombros temiendo que ella fuera la madre de alguna de esas cosas, pero pudo notar en su mirada cierta distanciamiento entre aquellos pequeños monstruos y ella cosa imposible si uno de ellos fuera suyo, con ello el se pudo calmar liberándola de su agarre.

—Hare lo que pueda, pero estoy seguro que ellos harían lo que fuera por ti — confesó con calma y sin miedo a que alguno de los híbridos le oyeran debido a la distancia entre estos, sin tardar noto el rifle modificado en sus manos — pero que veo tienes algo imponente.

Las manos de Rogelio iban por el arma, por algún motivo Nadira sintió un peligro inminente si el rifle llegaba a su poder así que lo alejó de su antiguo amor, esto inquieto al hombre quien respondió con un rostro bastante iracundo dándole la razón al haberle apartado el arma de fuego, ella temía de la represalia al negarse a darle el peligroso rifle modificado, pero en ese instante pareció que Rogelio volvió a pasar por otro cambio dejando en el olvido lo ocurrido.

—Disculpa debí pedir permiso para ver el arma, olvide que has estado sin mi por mucho tiempo — hablaba con un tono de melancolía tras perder tanto — quizás hasta sea un mero extraño, pero quiero que sepas que intenté salvarnos de Elion. Sabía que las cosas cambiarían y te tenía puesto un ojo encima, así que peleé contra él aún teniendo toda clase de desventajas, pero sabía del pasaje podríamos haber vivido de alguna forma.

—¡Pero fallaste! ¡Viví de otra forma! ¡Conseguí traer a varias mujeres aún pese tu poca confianza en mi! — sentía una extraña mezcla de sentimientos por Rogelio, le quería pero desconfiaba de él, tenía resentimiento al dudar de sus capacidades y dejarla sola — ¡Tú sabías que no tenías posibilidades contra Elion! ¡Solo buscaste morir de la manera más rápida!

—¡T-tú! ¡¿Cómo te atreves?! — su expresión volvía a contrastar con la imagen que dio hace poco — ¡Lo hice por ti!

—¡No! ¡No fue así! ¡Jugaste con mi destino y perdiste! — sus palabras iban acompañadas de dolor, originados de los recuerdos de antaño de quién solía ser — ¡Pero gracias a ello pude saber algo sobre nuestra travesía a este mundo!

Rogelio dio un paso atrás al escucharla tocar un tema que siempre intento distanciar de ellos.

—Si, se que ya lo sabías, tu me negaste el derecho a conocer la verdad — su molestia seguía en aumento tras guardarse tanto para si misma — ¡Fue uno de los desastres naturales! ¡Estos monstruos desean escapar de su mundo! ¡Y lo sabías! ¡Lo sabías! ¡Para muchos somos simples ingredientes y para otros posibles vainas para su descendencia! ¡Todo por qué este mundo tiene tantas grietas! ¡Tantas zonas débiles que hacen fácil el acceso a este mundo!

—¡Y aún así eso no te sirvió de nada conocer estás verdades! ¡Le serviste a Elion, nada cambio! — argumentaba Rogelio en su defensa intentando volver a tomar el control.

—Tu si, tu cambiaste — el hombre no tuvo más que decir al no esperar dicha respuesta, dejándolos inmersos en un inquietante silencio.

Los niños volvieron equipados para el viaje, Rogelio siguió adelante con el plan conduciéndolos por un pasaje subterráneo del lado contrario a la prisión subterránea, dejándolos libres de aquel sitio rodeado de bestias, Nadira al salir de aquel agujero no pudo evitar mirar atrás recordando a sus congéneres humanos olvidados a su suerte y a Elion.

—No existe vuelta atrás — susurro la mujer apartando la vista ahora con una nueva meta.

—¿Saben de algún lugar “seguro”? — hizo la pregunta Rogelio sin esperar una respuesta certera.

—Se de un grupo no muy lejos de aquí, estoy segura que nos recibirán — contó Nadira luego de explicar su conocimiento sobre este grupo.

El grupo fue llevado a un sitio en decadencia, apenas capaz de sostenerse a si mismo, los residentes se ocultaron al notar su presencia, aquellos muros que les brindaban protección cedieron al parecer por ataques de las criaturas de la noche, varias marcas de garras y manchas de sangre alarmaban a los niños, Nadira intento calmarlos intentando envolverlos con sus brazos.

—Esto no se ve nada seguro vayamos a otro sitio — sugirió Rogelio antes de que apareciera alguna amenaza.

—Si, no me gusta aquí — respondía el pequeño Romuld.

Nadira miraba afligida lo que ella misma provocó al llevarse gran parte de sus residentes, teniendo el apego por otros gracias a los pequeños híbridos podía resentir el daño ocasionado años atrás.

—¡Esperen! ¡¿Realmente es seguro salir con esas cosas sueltas?! — exclamó una mujer dentro de lo que era una cueva reforzada con estacas de madera — ¡Han venido cosas como esas y nos han hecho bastante daño!

—Si no teman — proclamaba acercándose, al extender su brazo reveló su rifle este le hizo recordar la identidad de la mujer, quien al estar cercas de ella le abofeteo, dejando en shock a sus compañeros.

—¡Bruja! ¡Descarada! ¡¿No tienes ni una pizca de pena por nosotras?! — alegaba la mujer fastidiada de tan solo recordarla — ¡Debería matarte aquí mismo!

Al oír estás palabras los pequeños se prepararon para hacer uso de sus armas improvisadas, ella y el resto de supervivientes temían más de ellos que esas mismas armas, Rogelio pudo ver esto formulando un plan bastante simple.

—¡Cambio de planes! ¡Nos quedaremos y nos darán todo lo que pidamos! — algunos de los infantes les pareció buena idea ante la agresión sucedida contra Nadira, pero ella era lo último que deseaba.

—¡No! ¡No haremos tal cosa! ¡Todos juntos podemos..! — antes de siquiera terminar la oración vio la imagen de Elion negando está idea, ella lo comprendió, pero se negaba a aceptarlo tras el mal hecho en ese lugar.

Antes de que Nadira pudiera continuar los residentes del lugar en ruinas se asomaron al vislumbrar la silueta de otro grupo, eran miembros que fueron en búsqueda de un nuevo santuario.

—¡Han vuelto! ¡Regresaron! —escuchaban el revuelo tras la llegada de tres personas.

—¡¿Y el resto de ellos?! ¡Ellos eran más! — indico otra persona al notar, la noticia hizo olvidar a los habitantes de la presencia de Nadira y los híbridos.

Un hombre en decadencia iba adelante del grupo sostenido por una mujer con cicatrices en el rostro, productos de encuentros con bestias, el hombre parecía estar en buen estado pero mentalmente no era el caso, detrás de ellos una mujer fornida llevaba una lanza manchada con lo que parecía ser sangre, sus brazos portaban marcas de varias batallas por su vida, las ropas de estos tres eran más negras por la suciedad que la de los habitantes. La mujer que abofeteo a Nadira salió de su refugio para recibir a la triada, quien ayudó a cargar al hombre.

—¿Qué le sucede Marian? Mauricio estaba en mejor estado antes de partir — señaló la encargada del santuario a la mujer con cicatrices.

—No sé de la noche a la mañana decayó su estado, pero tenemos que hablar de algo, vimos un sitio seguro, de verdad seguro — Marian noto a los extraños y a Nadira quien se interpuso ante su mirada de desagrado a los menores — ¡¿Tú?! ¡Ella es la que se llevó a varios de los nuestros a quien sabe dónde! ¡¿Y ahora está aquí tan campante?!

—¡Ellos ya se iban! — les ordenó sin tener interés en una batalla.

Nadira quedó sorprendida con eso, estaba segura que un linchamiento se daría lugar, pero obvio que aquella mujer vio algo que antes no tenía Nadira, la mano de Rogelio tocó el hombro la que en un tiempo fue su mujer portaba una mirada que aseguraba debían permanecer allí.

—Esperen, podemos ayudarnos, podemos escoltarlos a ese sitio, ustedes no parecen capaces de hacer el viaje sin tener bajas, pero con nosotros quizá podamos minimizar esto — pidió ser contemplados, los residentes miraron a los híbridos viendo únicamente a monstruos miniatura, generándoles desagrado y poco apego a ellos.

—No negare que es mala idea llevarla, pero tiene razón en que el viaje está lleno de inconvenientes nos conviene un escudo de carne, mejor ellos que nosotros — señaló Marian al apartarse un poco de los extraños, la líder parecía haber preferido no aceptar, pero ante la mirada de todos quienes compartían la opinión de Marian acepto.

—Mañana partiremos, preparen las cosas, tomaremos una última cena antes de irnos — ordenó la líder, dando una última mirada a Nadira expresando pena por su situación.

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora