Darrigan El Fatal

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—¿A dónde deberíamos ir? Si seguimos está dirección acabaremos en la capital, allí nos acribillaran — advertía Minrietta, quien no pretendía morir tan pronto.

—¡El sur! Es nuestra mejor opción — propuso Rapan, esto extraño a la monstruo y al felino.

—¿Por qué allí? — la curiosidad lo ínsito a conocer su motivo.

—Escuche algo insólito, tal vez le sea de su interés a Marloc — respondió sin dar mayores detalles.

—Espero sea así, pude ver a Marloc cuando lo traían y estaba en pésimo estado — contaba Quiket con un mal sabor de boca.

—Si, pero se estaba recuperando bastante rápido — recalcó el joven monstruo.

Aproximándose a toda velocidad iba el estudiante de Hedros, pudo notar su insólito cambio de ruta y lo que estaba por venir, del cuello del reptil colgaba el recipiente donde venía la mano reconstruida de Matthew, está parecía querer volver con su propietario, abría y cerraba su puño con mucha ansiedad, en los costados del aparente dinosaurio tenía lo que se asemejaban a dos pares de arpones en cada costado, no solo esto sino que también un sistema de poleas para mejorar su desempeño.

—Si no subo sobre esa bestia no podré encontrarme con el asesino de mi maestro por un tiempo — se decía a sí mismo como recordatorio — ¡Salta Gerben!

El reptil salto intentando llegar sobre la extensa criatura, pero su brinco no fue suficiente, apenas llegaron a la mitad de las patas, inevitablemente caían anunciando un estrepitoso choque, su jinete accionó los arpones clavándose en la bestia, la criatura soltó un alarido que alarmó a su tripulación.

—¡Debes estar bromeando! — Minrietta quedó insólita al ver cómo el dinosaurio subía con ayuda de algunas herramientas.

—¿Quién es ese? — Rapan no reconocía al intruso.

—Malas noticias, eso es lo que es — respondió Quiket, quien levantaba su pelaje.

—¡Rapan toma las riendas! — Minrietta le entrego el mando de la bestia y miro a su acompañante felino — Quiket saquemos a ese de aquí.

El gato se le subió al hombro, preparado para defender a su amiga del extraño invasor, al llegar se encontraron con el misterioso monstruo, no parecía muy dispuesto a hablar.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Qué haces aquí?! — le interrogaba Minrietta quien no estaba dispuesta a dejarlo pasar.

—¡Quítate de en medio! ¡O no me hare responsable de lo que te haga! — su advertencia preocupo a Quiket, quien desapareció.

—¡Si vienes por Rapan no te lo permitiré, su protector nunca nos perdonaría! — el intruso hizo caso omiso de las palabras de Minrietta, volviéndose contra ella.

Un bastón se extendió de entre las holgadas prendas del atacante, golpeando el mentón de ella, sin darle oportunidad le dio un puñetazo en el vientre, ella apenas pudo ver el resplandor de sus ojos dorados, antes de caer de espalda, un zarpazo alcanzo uno de los ojos del tipo, este pudo sentir como algo correteaba por sobre su cuerpo, intento sujetarlo pero era bastante escurridizo.

—¡Maldito! ¡Quítate de encima! — el extraño saco varios pinchos de su cuerpo, extendiéndose alrededor tun metro y medio.

—¡Quiket! — exclamó Minrietta quien taqueo al individuo — ¡Bastardo como te atreviste!

Alzo su puño para descargarlo sobre la cara, pero el reptil se le vino encima, sus dientes no podían atravesar su piel, sin embargo pudo arrojarla a la orilla de la bestia de carga, el ministerio tipo siguió adelante con su meta a unos pasos.

—Solo son una pérdida de tiempo — añadió mientras los dejaba atrás.

Rapan vio como superó a sus compañeros, veía que en su camino hasta el se encontraba los aposentos de Marloc.

—Parte de mi no quiere moverse, es tan fácil solo dejar que ese sujeto lo enfrente y esperar que ambos mueran, pero no. ¡El no es como esa humana! — recordó con bastante rencor a Nadira — Es hora que yo sepa poner de mi parte. ¡Debo superar ese miedo! ¡Marloc Bells vale que ponga mi vida en juego! No podría verle a la cara si no puedo demostrar lo importante que es.

El osezno tomo las dagas que Sooin-Do le entrego a su llegada, en aquellos momentos no pudo comprender las palabras dichas por el monstruo.

«—Estas armas solían estar en tu familia, serán simples armas mientras no encuentres el credo de tu corazón — le entrego una pequeña caja de madera con un escudo de dos osos.»

—Sooin-Do debió ver a través de mi, debió notar mi propia indecisión, pero ahora es mi momento — las dagas liberaban rayos, pudo comprender que se trataba de su propia resolución — ¡Mi voluntad refleja mi fuerza! ¡Déjame protegerte ahora Marloc!

—¡¿Tú también?! ¡¿Acaso quieres morir niño?! — se molesto al ver otro obstáculo en su meta — ¡Yo vengo por ese que no es como nosotros! ¡¿Por qué lo defienden?! ¡Es un asesino!

—Yo no sé que te pudo quitar, pero estoy seguro que si lo mato fue necesario — defendía los actos de su protector.

—¡Mato a mi maestro! ¡Lo más cercano que tuve a un padre! — prefirió seguir exponiendo sus argumentos ante de entrar en combate, esto Rapan lo vio como un acto de debilidad, dándole la certeza de ser alguien con quién pudiera lidiar.

—¡Ya te lo dije! ¡Debió haber hecho algo para ganárselo! ¡Marloc no mata a cualquiera por qué si! — se acercaba con lentitud al individuo — podemos arreglar este mal entendido, pero tienes que bajar tu arma.

—¡¿Tú podrías hablar con el asesino de tus padres?! ¡¿Siquiera lo entiendes?! ¡Vine de muy lejos con este cometido y no me detendré ahora! — el desconocido no estaba en guardia y seguía permitiendo el acercamiento del joven.

Rapan pensó lo que dijo, entendía su situación, cuando estuvo frente a Nadira y como ella le disparó, abandonándolo al darlo por muerto, recordaba las ansias que tenía por hacerla pagar la muerte de su familia y a la que considero su verdadera madre, recordó su estupidez al sacarla del campo de batalla, donde seguramente habría encontrado la muerte sin su intervención, así supo que el monstruo no se detendría y si lo hiciera solo volvería con más fuerza y odio sobre Marloc y cualquier a su alrededor.

—No te lo pediré otra vez. ¡Quítate! — el enemigo estaba muy ansioso y en esa rabieta Rapan actuó.

Acercó ambas armas, desplegando un relámpago contra el monstruo, este salió volando de la criatura en movimiento, el corazón de Rapan aún latía con rapidez, no podía creer lo que hizo.

—Lo hice, yo pude hacerlo —  su cuerpo se desplomó ante su conmoción, el nunca antes había estado en una pelea y está su primera vez sabía que su vida estaba en juego.

Pequeñas pero múltiples extremidades verdes se sujetaron de la criatura gigante, volviendo a aparecer el monstruo, su rostro era visible, tenía un pico dañado, del cual se podía notar sus colmillos, tenía una gran cicatriz arriba de los ojos, parecía que antes le habían prendido fuego, su carne rozada tenía algo extraño, algo se movía por debajo de su piel, él no estaba nada contento con el ataque a traición, las extremidades salían de su abdomen, las cuales rompieron su ropa.

—¡¿Por qué tienes la misma clase de cosa que Marloc?! — le pregunto Rapan conociendo bien el poder del humano.

—¡¿El también lo posee?! ¡Significa que él lo mato con la Fallen Sword! — vocifero fastidiado, era lo último que necesitaba enterarse, todo deseo de charlar quedó en el olvido, solo quería desquitar su furia.

Minrietta estaba con el dinosaurio, quien ofrecía resistencia, evitando poder ayudar al joven, pero ambos se detuvieron al sentir la sed de sangre.

—¡Rapan! ¡No dejes que te toque con su siguiente ataque! — ella comprendía que sería letal, pero él ya lo sabía, aún pese su inexperiencia pudo interpretar el atroz deseo.

—¡Insolente serás el primero en morir! — un brillo rojo salió de su pecho, ganando más fuerza en cada instante, el cuerpo del osezno no respondía y el destello se llevó parte de la criatura.

—¡No! — grito Minrietta, quien vio como esa luz fue tan grande que era improbable eludirla, para su sorpresa una figura se mantenía en pie — ¿Cómo es posible?

Marloc paro el daño en su mayoría con su brazo izquierdo, este despedía una gran cantidad de vapor, el atacante misterio estaba muy irritado por su presencia.

—¡Tú! — lo señaló con desdén — soy Darrigan, el fatal, pero tú me conocerás como tú verdugo.

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora