El Curso Natural

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El tiempo corría  inmisericorde ante la partida de Rapan y el extraño, el hombre con rasgos de monstruo se quedó solo con sus dos guardianes quienes recibían daño pese las numerosas bajas realizadas, sus atacantes iban con la disposición de morir pero acertando una puñalada, pronto estos recibirían dos puñaladas antes de arrebatar las vidas de sus adversarios para poco después ser sepultados por los humanos grises, dejando solo a Marloc, la turba marchaba dispuestos a masacrar al humano.

—¿Nadira? — se pregunto esperando contar con ella, pero no la encontró, ni siquiera al resto como Minrietta — ¿Estoy solo? ¿Fui abandonado?

Se enfrentaba a esta terrible realidad dónde alejó a todos sus aliados y compañeros, sintiendo el abandono, el solitario destino le abrazaba preparándolo para su fin, pero alentado por el odio se opuso a está idea.

—¡Esto no se acaba! — exclamó corriendo a un pasillo estrecho dónde sus perseguidores le siguieron, enseguida poso su mano verde sobre el suelo, sus dedos se estiraron enterándose en el piso — ¡Todos ustedes caerán!

—Casi olvidó este don de Hetros — se recordaba al conseguir tener bajo su control el área del pasillo para usar su habilidad.

La horda perdía fuerzas su avance fue cada vez más lento, su energía era drenada a gran velocidad en poco tiempo, su control sobre está habilidad incremento al entregarse a la espada, dos cosas ocurrieron al mismo instante, Marloc sintió como todo el piso se le iba encima, las paredes el techo, la estructura misma se reducía ante su presencia era como si el propio piso intentará fusionarse con el hombre, pero le ofrecía algo que el necesitaba información, lo otro fue que los habitantes de desmoronaron quedando hechos polvo, Marloc cayó al suelo desmayado.

—Es una pena el humano se quedó inconsciente — decía Quiket en la azotea de una casa donde su seguridad estaba garantizada — ¿Con quién debería ir? ¿Rapan? No, el cambio y fue con algún extraño, sería arriesgado ir con ellos, pero no quiero ver a Minrietta.

El gato recordaba perfectamente el rostro destrozado de la anónima y no estaba de humor para tratar con todo lo que conllevaba su calma. El felino sentía un ansia, algo acechaba de forma implacable desde el instante en que pisaron el primer nivel, esto no le permitía relajarse su pelaje seguía erizado.

—Creo que cometí un terrible error al acompañarlos, pero aún si saliera tendría que pasar inadvertido por esos caníbales — refunfuñaba el minino — necesito un nuevo guardián.

Su mirada volvía al cambiado Rapan quien estaba acompañado por el anónimo de múltiples extremidades, este parecía no tener puntos ciegos, siempre acertaba con gran precisión a los habitantes grises que se acercaban aún pese no tenerlos en su visión, esto le agradaba al felino el cual ronroneo aprobando su decisión.

—¿Qué son esas cosas? Se parecen al señor Bell — al volver a decir su nombre no sentía el respeto que en algún momento tuvo, casi le era tan distante el propio nombre lo cual le provocaba angustia.

—No te aferres a quienes no pudieron apoyarte, no tienen la fuerza suficiente para llevarte a la cima — le dejaba ver la realidad y la carencia de su anterior protector.

—Pero es en parte mi culpa, yo ayude en que acabará de esa forma — le contó parando su caminar y plantándole cara al extraño, este pudo notar la genuina preocupación que le tenía.

—Mi señor no puede permitirse sentir esa pena, usted está más allá, en una posición casi divina — le corregía el ser sin nombre, quien parecía tener muy bien dibujado en su mente el camino de Rapan aún pese su constante negación.

—Ok, bien hagámoslo según tu idea, pero no puedo llamarte “tu” o “siervo”, no sería nada natural para mí ¿Te molestaría si te llamará Auron? — gran parte del ahora adulto Rapan seguía sin estar de acuerdo con la idea del extraño amistoso, pero este otro proyectaba un aura de alivio y seguridad, algo que ya no sentía con Marloc Bells luego de su despertar.

—¿Auron? — le pareció bastante curioso al hombre de varias extremidades al ser un nombre bastante conocido — me parece bien mi señor, si usted me mira con esos ojos yo no dudaré en poner mi vida en riesgo.

—¿Auron? El nombre me suena — se escuchó la voz aguda de Quiket era invisible.

Al no ser conocida por el protector de Rapan este se puso en guardia y atacó a una pared con una fuerza insospechada pese la cercanía a la que estaba del muro, logrando hacerla caer, entre el polvo levantado se vio la silueta del gato quien logro advertir el golpe gracias al sentido de sus bigotes.

—Muéstrate o muere — advirtió al ya tener la seguridad absoluta de su ubicación, no podría esquivar nuevamente su refriega ahora emplearía todos sus puños.

—¡No detente! — le pidió Rapan con prisa al ver cuan veloz actuaba — es un compañero.

—¿Compañero? Perdone mi atrevimiento, solo deseaba protegerlo — se lamentaba cambiando su postura, solo así apareció el felino.

—Es bueno saber que pese tu nueva apariencia sigues siendo el mismo, una pena que no pueda decir lo mismo de nuestro compañero Marloc — hablaba con un tono noble como el acompañante de Rapan.

—Si, pero creo fervientemente que puedo encontrar una forma de corregirlo, si yo pude cambiar — esto último le hizo sacar una leve risa al gato.

—Temo que esta lejos de algún cambio, le vi siendo consumido por la espada y dudo que exista un punto de retorno, pensemos con claridad y salgamos — le proponía Quiket quien miraba por si mismo.

—Entiendo lo que dices, pero no puedo sucumbir, el no se rindió cuando fue arrojado al páramo ardiente y de alguna forma dio conmigo y mi hermano, incluso se enfrentó a Arghon Saaghal, simplemente no puedo echarme para atrás, tengo una deuda que saldar — sus palabras no le venían a pedir de boca al gato, pero Auron estaba orgulloso de servirle al oírlo.

—Bajemos al siguiente nivel para buscar alguna forma de compensar a este individuo — les invito ahora a los dos a venir.

—¿Pero tu que buscas de mi al bajar? — la duda había estado rebotando en su mente con bastante insistencia.

—Una profecía, el canto del vengador redacta el surgimiento de un anónimo que tomara el don de la torre y hará sucumbir a todos bajo su voluntad, en otras palabras un dios — esto inquieto al par quienes reaccionaron de forma distinta.

Rapan se sobresalto temiendo tener que cargar con tal responsabilidad y no ser el adecuado al seguir pensando que su hermano era mejor opción, Quiket por otra parte creyó sentir el llamado al puesto legítimo que el mismo destino escribió para el al venir a ese mundo.

—Si vayamos a las profundidades — respondió el gato con muy buen ánimo.

—Sera difícil pero buscaré la forma de deshacerme del tal Auron — su mente maquinaba algunos escenarios para ejecutar un método factible teniendo en cuenta sus facultades.

—Si realmente buscan bajar deberemos adentrarnos en el corazón de la ciudadela gris, allí deberán andar con cuidado un paso en falso y ni yo podré salvarlos — les advertía del peligro palpitante más allá de los habitantes vacíos.

Rapan no parecía preocupado al tener un cuerpo desarrollado en su totalidad, sus reflejos no estaban al nivel de Auron pero confiaba lo suficientemente para ir a esta prueba, el gato no parecía alarmado estaba seguro de sus dotes.

—Bien, no tenemos suficiente tiempo, deberán seguirme yo abriré paso pero cuando lleguemos al corazón algo grumoso saltará del suelo para consumirlos, si los atrapa quedarán como el resto de habitantes, incluso puede que pierdan su mente y se unan a la turba de mente única — Auron debía dejarles bien en claro a lo que estaban por enfrentar ya que el tiempo estaba en su contra — una vez que salgamos del primer piso se activará el mecanismo de drenado, la cuenta atrás parara por la ausencia del tiempo de ustedes.

—¡No! ¡Si es así no podemos irnos sin Marloc o el resto! — le detenía desaprobando la condena para los demás.

—Lamento tener que oír esto de usted, pero estamos en las últimas cifras, no existirá otra oportunidad si perdemos el tiempo buscándolos — les revelaba el motivo del abandono, pero al ver cómo reaccionó Rapan ya no busco su aprobación.

—Lo lamento, pero debe saber que mi deber es lo más sagrado y ese es protegerlo — Auron se aproximaba listo para incapacitar a su señor para evitar la resistencia.

—¡Rapan! ¡Hazle caso al tipo! — le aconsejaba Quiket queriéndose evitar la fatiga de buscar a otro grupo con mayor probabilidad para bajar.

Seis manotazos fueron en su contra con una impresionante velocidad pese su mala postura para ir al ataque, un movimiento indetectable para el felino, pero asombrosamente no para el ser antropomorfo quien pudo ver perfecto la trayectoria y velocidad, incluso pudo figurar la fuerza del ataque, intuyendo que se retenía, este proceso lo tomo por sorpresa.

—¿Es esto el efecto del líquido? ¿O era parte de mi propio crecimiento? — con calma pudo evadir una palma la cual iba a su rostro, esto confirmo no solo su capacidad para seguirlo con los ojos su cuerpo podía adaptarse a este ritmo.

Absorto por este hecho es alcanzado por el resto de los golpes derribándole en el acto, cuando Auron confirmo la falta de conciencia miro al gato con una mirada de indiferencia pero con un temple dispuesto a llegar a las últimas consecuencias si se entrometía.

—Yo estoy de acuerdo contigo, no tienes que preocuparte — se achicaba esperando apelar a su corazón.

—Me gustaría creerte deberás pero aquí es un sitio peligroso — respondió demostrando no tener intención de protegerlo o llevarlo consigo.

—¡Oye soy amigo no lo olvides! ¡Rapan se sentiría mal si yo..!

—Fue una lastima, la masa gris apareció y en un gesto heroico él llamo la atención de aquel guardián del piso para darnos una oportunidad — sus palabras marcaron su final al demostrar que nunca tuvo motivos para darle protección — solo eres un mísero oportunista, los de tu clase son la peor calaña y solo merecen la muerte.

El implacable ataque fue absoluto quebrando todo lo que era tocado por las palmas.

Will I Become A Monster?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora