Gerardo✝️[Andy Biersack]

Gerardo|Capítulo 35✝️

Andrew salió de la habitación para entrar a la capilla del hospital. No por ser religioso, sino porque en ese momento parecía ser el lugar más tranquilo en el que podría descansar un rato de todos los problemas.

Se dejó caer en la última banca y soltó un suspiro cansado intentando buscar una explicación a lo que Fernando decía. Si era verdad que Gerardo caminaba por la mansión, lo hacía muy vivo. Se limitaría a creer en fantasmas. Tenía dos opciones que podían explicar esta situación:

Uno. Todo se trataba de una muy mala broma. O era posible que los chicos estuvieran pasando por alguna etapa de duelo.

Dos. Gerardo estaba vivo, nunca murió en el accidente, en pocas palabras el cuerpo quemado no era el de él.<<Eso explicaría porque la señora de Villa desapareció. Aunque no porque se llevaron el cuerpo>> pensó Andrew.

Tan metido estaba en sus pensamientos, que no vió llegar al sacerdote de la capilla.

—Buenas noches doctor—escuchó decir, y entonces levantó la mirada.

—Buenas noches—respondió con una sonrisa amable. Se quedó mirando, en silencio, lo que el sacerdote hacía. Estaba colgando unas telas con un escrito bordado en ellas, en la paredes del altar. Andrew se inclinó para ver que era lo que decía y lo leyó en su mente.

<<"Aquellos que no recuerden el pasado están condenados a repetirlo".>>

Meditó por un segundo lo que decía.

—A que es una buena frase, ¿no?—dijo el sacerdote sentandose junto a Andy.

—Si. Aunque es algo confusa.

—¿Usted no es muy religioso cierto?

Andrew negó.

—Nada. Nunca se me inculcó, a parte de otras ciertas razones que tengo para no serlo.

—Si, puedo decir que de joven a mi también me costaba creer. Me preguntaba "¿Cómo es posible que Dios, siendo el más poderoso, no sea capaz de acabar con el mal de mundo?. Que hubiera niños muriendo por enfermedades, violaciones y asesinatos. No podía creer."

—¿Y entonces? ¿Por qué se hizo sacerdote?

—Porque así como tú, cada quién es libre de creer en lo que quiera, en algo que te dé paz. Dejé de creer en que Dios causaba todas estas destrucciones cuando supe que el diablo existía. Yo creo, personalmente, que cuando alguien muere es porque era demasiado bueno para estar en este mundo. Ya no vivirá en la miseria que nos tocará vivir.

—¿Y si alguien muerto se aparece?—preguntó sin pensarlo—, es decir, su supuesta alma. Como dicen.

—Vuelve a leer la tela sobre la pared. Nadie podrá descansar hasta no enmendar su pasado, o hasta que ya no tenga nada pendiente en este mundo.