14.1.| Azul cían

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    Me encuentro en una habitación de paredes azul cían, ¿qué puedo decir? Aparte de horribles

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Me encuentro en una habitación de paredes azul cían, ¿qué puedo decir? Aparte de horribles. Si no estuviera secuestrada contra mi voluntad diría hasta que la cama es algo cómoda pero tampoco lo es.
«Para que después en las películas el secuestrador sea guapísimo y esté forrado de dinero.»
Sin embargo estoy yo. Me ha secuestrado mi ex. ¡¿No había más personas?! Bueno... Hasta puedo decir que preferiría estar en una habitación con Apolo, aunque, nos estuviésemos echando una guerra de miradas o discutiendo.
«¡Ya está! ¡Cloe Fiore estás oficialmente loca!»

Unos pasos resuenan contra la madera del pasillo, por su chirrido deduzco que es el asqueroso vampiro que tiene de apodo rey.
Me guste o no, necesito quedarme hasta conocer a la hechicera Tabita. Si es cierto que soy una mujer loba quiero lo que es mío por derecho.
La puerta se abre de golpe haciendo que la madera de esta se estampe con la hortera pared azul cían. Sigo sin entender quién en su sano juicio pintaría así una pared. Con la gran gama de colores que hay y tienes que elegir el más hortero.
Héctor lleva una cadena en sus manos, -¿Ves esto?
-No, no lo veo.- le vacilo. Como para no ver esa densa cadena, a saber lo que querrá hacer con ella.
-Pues como ahora resulta que eres de una manada y has descubierto tu identidad medio loba te voy a tener como a una. Encadenada.
Le sonrío falsamente, -Llévate cuidado a ver si me vuelves a enamorar.- vuelvo a vacilarle.
-Si lo hice una vez, quién dirá que no podré hacerlo una segunda.- alardea.
-En fin, puede que seas un viejo en el cuerpo de un post-adolescente pero para mí eres la misma mierda.- suelto con desprecio. -Y pensar que me acerqué a ti por pena...- murmuro entre dientes.
Una risa grandilocuente sale de su boca, -Nunca falla. Sólo tenía que manipular a la dulce y encantadora Cloe para que te fijaras en un simple estudiante con un mal día.- se burla.
Sin dejarme responderle se acerca a mí y me agarra del cuello. En milésimas de segundo noto como un peso me hace presión al suelo.
«¡¿Me acaba de poner una puta correa de hierro?!»
Engancha el extremo de la cadena a un conector del cual no me había fijado en la esquina del cuarto azul cían.
«¡Dios! ¡¿He dicho ya que odio con todo mi ser este color?!»

-Si notas que tiene la cadena algún color que no es gris, disculpa, es que no suelo lavar las cadenas después de una sesión de tortura a tu especie.- suelta con burla.
Perfecto. Resulta que el imbécil de las narices, me ha encadenado en este cuarto y se está burlando de mí en mí cara.
Sin pensarlo mucho empiezo a reírme. Necesito tomarme todo esto con humor, porque me estoy empezando a consumir.
-¿Esto te parece gracioso?- se apoya en la puerta con los brazos cruzados.
-¿A ti no?- le pregunto, -Mi exnovio, que por cierto es un psicópata rey vampiro, me tiene encerrada en el cuarto más hortero que he visto en mí vida y a parte, me encadena a él como si fuese un puto perro.- me limpio varias lágrimas.
En sus ojos puedo ver una oleada de ira. Siempre he sabido que él ha odiado que se tomen sus cosas con humor, de hecho, ya que lo pienso nunca le había visto reírse en nuestra relación o al menos, no genuinamente.
-Si quieres le podemos añadir más cosas cómicas al asunto.- saca un cuchillo de su bolsillo y empieza a jugar con él. Como es de esperar no toca la hoja y eso enciende en mi cabeza una bombilla.
«Los vampiros no pueden tocar la plata.»
-Te verías muy guapa con dos cortes, uno aquí- se acerca a mí para trazar con su dedo una línea en el lateral derecho de mí cuello, -y otro aquí.- y después traza otra en mí mejilla izquierda.
«Esto debe de ser un farol.»
Arqueo una ceja irónicamente, -¿Has hecho todo esto para matarme así? ¿Con dos cortes, en una casucha en medio del bosque?- bufo, -Me esperaba algo más de ti. Siempre fuiste el creativo de la relación.- me burlo.
Una sonrisa de boca cerrada se asoma en su boca, -Cualquiera diría que me has superado.- y su arrogancia vuelve.
-Eso dilo para ti, yo no soy la que ha perseguido a su ex a Italia, para luego secuestrarla.
Hace mueca de error con la cara y mueve una de sus manos al aire, -Yo no lo diría tan así, prácticamente has venido tú a mí.
Le fulmino con la mirada, «Me estás sacando de las casillas.»
Con una sonrisa se marcha del cuarto cerrando la puerta.

Más que un campamento © [en proceso] @NatHolstromDonde viven las historias. Descúbrelo ahora