Capítulo XIX. Ayuda
-M-Masamune...
El peli plata lo miró emocionado. No podía evitar el estar feliz al tener a la persona que amaba frente a él. Se sintió como un imbécil al haberle dicho cosas hirientes a su pareja. Pensó que tal vez tendría una oportunidad para remediar sus errores.
El azabache se acercó a él y se arrodilló, con un poco de esfuerzo. Trató de quedar lo más pegado posible al peli plata.
-Akihiko, ¿me amas?-le preguntó serio.
-claro que te amo. Te amo más que a mi propia vida. Por eso quería disculparme. Nunca fue mi intención decirte esas cosas. Entiendo que estás preocupado y te importa lo que a mí me pase, pero en ese momento no pude comprenderlo y te acusé de que no me amabas y solamente venías para acostarte con el imbécil de Yasuda. Perdóname, no quiero que me odies ni que dejes de quererme. Tú eres mi vida entera, no sé si podría seguir viviendo si algo te pasara. A ti o a nuestro bebé-explicó el peli plata, acercándose al azabache y tratando de tomar sus manos.
-está bien, te creo. También creo que no sería capaz de seguir con mi vida si algo te pasa. Te has convertido en la persona más importante y no soportaría verte sufrir. También está nuestro hijo-acarició su vientre-. Por cierto, hay algo que debo decirte. Hace rato, que me desmayé, Yasuda trajo un médico para que me revisara. Encontró que tengo la presión algo elevada, debo de estar durante mi embarazo en completo reposo...
-¿es peligroso?-preguntó el peli plata asustado.
-si no se trata, sí lo es. El médico que me atendió me dijo que si no lograban estabilizar mi presión, corría el riesgo de tener un derrame cerebral o un infarto. Por eso me dijo que debía estar tranquilo y tratar de descansar.
-¿por qué tenía que pasar esto? Nosotros estábamos bien-expresó el peli plata.
-todo es culpa de Onodera. Él quería separarnos y por eso le pidió ayuda a Yasuda. Pero no te preocupes, estoy seguro de que él no me hará daño.
-lo creo, pero ¿por qué viniste hasta aquí? No creo que simplemente para venir a verme.
-pues... creo que no te lo conté, pero Kirishima no es el padre biológico de Hiyo, es Yasuda-el peli plata lo miró incrédulo.
-¿en serio? ¿Cómo pasó eso?
-según me contó Takafumi, la esposa de Kirishima lo engañó con Yasuda mientras ellos aún eran esposos y le hizo creer a Kirishima que la niña era suya.
-increíble. Me he enterado de que Hiyori no es su hija, pero entonces, ¿para qué te quiere ese Yasuda?
-porque quiere que le devuelvan a su hija. Dice que es su hija y quiere estar con ella porque es su papá.
-¿y lo vas a ayudar? Ten en cuenta que vas a lastimar a dos personas muy importantes para ti: a Takafumi y a Hiyori. ¿Estás seguro de que eso es lo que vas a hacer?-le preguntó el peli plata. El azabache se quedó callado unos momentos, sabía que debía hacerlo. Se lo prometió a Yasuda, además, no quería que nada malo le pasara al hombre de sus sueños.
-tengo que hacerlo. Aunque Hiyo y Takafumi me odien, es algo que haré-respondió con decisión. Estaba seguro de lo que haría, aunque fuera lo peor.
-bueno, aunque tengas a todo mundo en tu contra, recuerda que yo estaré para apoyarte. Somos uno solo-tocó su mano derecha y se dio cuenta de que no estaba el anillo que hace apenas unas horas le había dado.
-no es para molestarte, pero ¿qué pasó con tu anillo?-preguntó el peli plata. El azabache lo miró avergonzado.
-Yasuda me obligó a quitármelo.
-¿en serio? Pero ¿tú aún...?-el menor negó-. ¿Qué hiciste con él?
-tuve que tirarlo por la ventana. Lo siento, no quería hacerlo, pero él...
-está bien. Era un simple anillo. Lo más importante es que tú y este bebé se encuentren bien. Después podré comprarte otro, ¿sí? Cuando seamos libres y nos casemos-el azabache sonrió y se acercó al peli plata para abrazarlo. Ambos se miraron con amor y se dieron un beso en los labios, lleno de cariño. No sabían cuándo volverían a verse, pero sabían que debían ser fuertes para poder salir juntos de aquel lugar.
-tengo que irme ya. Yasuda se preocupará. Prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para sacarte de aquí. Te amo-se despidió.
-yo también te amo. Cuídate mucho y cuídalo mucho-se despidió el mayor.
***
-es extraño. No he visto a Masamune desde aquel día, cuando se desmayó en la editorial. Lo llevé al hospital, pero el médico que lo atendió me dijo que se había escapado del hospital. Es peligroso, además, no ha estado en su casa. Ni él ni Akihiko. ¿Estarán bien?-se preguntó a sí mismo un preocupado Takafumi.
Desde hace dos semanas que no sabía nada de su amigo ni tampoco de su pareja. Jamás había hecho algo como escaparse. Algo malo estaba sucediendo y él debía descubrirlo.
En ese momento, frente a sus ojos se posó la figura de un chico castaño, de baja estatura y ojos verdes. Se acercó a él sin importarle nada y se colocó enfrente.
-¿qué fue lo que le hiciste a Masamune?-le preguntó de manera desafiante.
-¿de qué demonios me está hablando? No tengo idea de qué me acusa-se defendió.
-no te hagas el tonto. Sé que entre tú y Masamune pasó algo. Lo sé porque él estaba contigo el día en que lo llevaron al hospital. Crees que puedes engañarme, pero estás equivocado. Yo sé que tú le hiciste algo a Masamune-lo acusó.
-se equivoca. Yo jamás sería capaz de hacerle daño al hombre que amo-volvió a hablar el castaño.
-entonces dime por qué estaban discutiendo ese día. Tengo entendido que ustedes dos se divorciaron hace unos meses y él salía con Akihiko. No me digas que no te has resignado-se burló-. Escúchame bien, si me entero que tú le hiciste daño a Masamune o a su bebé, te juro que te vas a arrepentir-lo amenazó. El castaño lo miró con ojos de odio.
-no venga a amenazarme, por favor. Guárdese sus amenazas para alguien que le tenga miedo, yo no lo tengo, así que no me amenace-se puso lo más serio posible y se marchó del lugar.
-maldición. ¿Dónde demonios estás, Masamune?-volvió a preocuparse.
***
-entonces, ¿me estás diciendo que ahora Masamune para ti? ¿Me vas a traicionar?-preguntó incrédulo un chico castaño y de ojos verdes. Estaba en la casa del azabache.
-ja, ja, ay, ¿estás triste? ¿Acaso creíste que él sería para ti? Tú sabes que no es buena idea pedirme ayuda a mí-se burló el azabache.
-pensé que... me ayudarías a recuperar a Masamune. Jamás creí que me lo quitarías. ¿Por qué?
-creo que es muy obvio, porque él me gusta y lo quiero para mí. Voy a luchar para conseguir su amor. Eso implica también a su hijo. Ese niño será como mi hijo-expresó el más alto.
-no me hagas reír. Si no puedes tener a Hiyori a tu lado y quieres mantener a un hijo que ni siquiera es tuyo-ahora fue el turno del castaño de burlarse.
-te crees muy gracioso, ¿verdad?-se le aventó encima y lo colocó contra la pared, apretando el cuello del castaño con su antebrazo. Se inclinó hacia delante y presionó con más fuerza su cuello. El castaño respiraba agitado y trataba a toda costa de quitarse al mayor de encima.
-a-aléjate... n-no puedo...
-Yasuda, quería...-en ese momento apareció el motivo de las discusiones. Se veía tranquilo y caminaba a paso lento. Se detuvo justo detrás de los dos y miró la escena atónito.
-¿qué es lo que está pasando?-preguntó sorprendido. Ambos voltearon a ver al dueño de aquella voz. El castaño aprovechó la distracción del azabache para empujarlo y quitárselo de encima. Corrió hasta donde estaba el azabache menor y se arrodilló frente a él.
-¿por qué? ¿Por qué, Masamune? ¿Por qué estás con él?-señaló hacia Yasuda-. Él no te ama, solamente quiere utilizarte. Él no puede ver lo importante que eres. Sólo te utiliza para poder llegar a su hija. Por favor, Masamune, acéptame de nuevo en tu vida-le suplicó.
El azabache sabía que no podía hacer lo que el castaño le pedía, porque debía "ayudar" al azabache a recuperar a su hija. Y en segundo, Masamune amaba a Akihiko y no pensaba para nada en serle infiel. Sólo estaba ahí para sacarlo de ese horrible lugar y porque Yasuda lo había obligado.
-lo siento, no puedo hacerlo. Yasuda necesita de mi ayuda y yo
debo hacerlo.
-¿lo ves? Acéptalo ya, Masamune no te ama, me ama a mí, ¿no es así?-le preguntó al azabache, este asintió.
-¿y Usami? ¿Acaso no lo amabas mucho?-lo cuestionó el castaño.
-¿de qué hablas? Usami ya está muerto-respondió el azabache. Masamune lo miró incrédulo ante la respuesta.
-¿en serio? Se lo tenía bien merecido. Pobre imbécil.
-no estás hablando en serio. Me prometiste que no le harías daño-le reclamó el azabache.
-así es, pero me gusta jugar. Me tenía harto con sus reclamos. Lo maté, y no me arrepiento de nada.
-ay-se quejó el azabache menor, colocando sus manos sobre su plano vientre. Al parecer, un intenso dolor comenzó a invadir su zona del bajo vientre. Yasuda se preocupó al verlo de esa manera. No lo pensó dos veces para acercarse al menor y tomarlo entre sus brazos para llevarlo hacia el sillón. Lo recostó sobre este y se colocó a su lado.
-¿estás mejor?-le preguntó al ver que este comenzaba a tranquilizarse.
-me preguntas si estoy mejor, cuando tú acabas de romper tu promesa de no hacerle daño a Akihiko-lo miró serio.
-no es verdad. No le hice nada a tu querido Akihiko. Él está abajo, en el sótano. Solamente quise hacerte una pequeña bromita. No imaginé que te la fueras a tomar en serio. Lo siento-se disculpó. El azabache suspiró y cerró los ojos un momento.
-está bien. ¿Y qué será lo que tendré que hacer para ayudarte con Hiyo?-preguntó triste. No quería dañar a la pequeña.
-es verdad, tengo un plan perfecto para que ella vuelva a mis brazos. Lo que haremos será...
El azabache escuchaba atentamente y a su vez, pensaba en todo lo que Takafumi le diría cuando se enterara de lo sucedido. Pero ni modo, todo eso lo hacía por Akihiko, y por mucho que él sufriera, afrontaría las consecuencias de sus acciones...
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Un amor doloroso
Romance"Creo que en el amor tengo mala suerte" Segunda parte de, "¿amor verdadero?"