Capítulo XXI. Desaparición
Narra Masamune
No sé cómo es que soy capaz de hacer algo tan terrible como esto. No quiero hacerle daño a nadie, pero tampoco quiero que nada malo le suceda a Akihiko. Haré lo que tenga que hacer y afrontaré las consecuencias. Es algo que estoy dispuesto a aceptar.
Takafumi me dijo que traería a los niños a la casa y si los niños querían, podrían quedarse a dormir.
-bien, ya sabes lo que tienes que hacer, Masamune-escuché a Yasuda decirme.
-sí, ya lo sé. No te preocupes-lo miré con fastidio.
-espero que todo salga muy bien. Pronto tendré a mi pequeña entre mis brazos-esbozó una sonrisa.
-sólo te voy a encargar que cuides bien a la niña. Ella es alguien importante para mí-le supliqué.
-no te preocupes. Tienes mi promesa. Sabes que jamás le haría daño a mi propia hija-esbozó una sonrisa. Sólo le seguí la corriente.
-y una pregunta, ¿adónde es que van a llegar ellos? ¿A mi casa?-le pregunté.
-así es, se supone que tú estás ahí descansando por lo de tu embarazo. Confiaré en que no vas a traicionarme y a decirle a tu amigo lo que vamos a hacer, porque recuerda que Akihiko se quedará aquí. Por favor, no hagas nada que pueda poner la vida de Akihiko en peligro-me miró con burla.
-sabes que no lo haré.
-muy bien, entonces, vamos. Te llevaré a la casa y después regresaré en la noche. Nos veremos después-esbozó una sonrisa cínica y me dio un beso en la mejilla. Después de eso, me despedí de Akihiko y Yasuda me llevó a mi casa. Bajamos del auto y él me llevó a la entrada, abrí la puerta y cuando se subió a su auto, cerré la puerta de la casa. Subí a mi habitación y me recosté sobre la cama.
-ah, me duele la cabeza. Tengo que tomarme mi pastilla-caminé hacia mi mesa y saqué mi bote de pastillas. Tomé una y me la llevé a la boca, le di un trago al agua y me la tragué. Volví a recostarme sobre la cama y cerré mis ojos. Cuando estaba a punto de dormirme, escuché el timbre siendo tocado varias veces. Me levanté con algo de dificultad y caminé hacia la puerta. Me siento mal, siento que en cualquier momento me voy a desmayar. De todos modos fui y abrí la puerta. Al abrirla, mis pequeños entraron y me abrazaron fuertemente. Ellos son los que logran que mis energías se restablezcan y me sienta feliz. En ese momento sentí que mis mareos disminuyeron y mi dolor de cabeza también. Qué hermosos que son mis niños. Cuando subí la mirada, pude ver a Takafumi parado frente a mí.
-hola, Masamune-me saludó.
-hola. Me alegra mucho que hayan llegado. ¿Se van a quedar a dormir conmigo?-les pregunté a mis pequeños.
-¿podemos, papá Masamune?-me preguntó Hiyori.
-claro que pueden, mi amor. Pero ¿quieren quedarse?-les pregunté a los demás.
-¡sí!-exclamaron todos con alegría. Me pone tan feliz verlos a ellos felices.
-bien, entonces... Takafumi, ¿te quedarás?-le pregunté a mi amigo cuando los niños entraron a la casa.
-no, yo ya tengo que irme. Hoy tengo muchas cosas que hacer. Nos vemos mañana, amigo. Me saludas a Akihiko-se despidió y se fue de la casa.
-Akihiko-pensé con tristeza.
-¡papá Masamune!-escuché a Hideki llamarme. Me di la vuelta para verlo.
-¿qué pasa, mi amor?-lo miré.
-¿dónde está papá Akihiko? Se supone que es tu novio. ¿Por qué no está?
-pues... él no está, porque salió de viaje. ¿Sabes? Él es un gran escritor. Ha escrito muchas novelas y es muy famoso. Salió porque tiene mucho trabajo y es muy responsable-le expliqué.
-¿y no lo extrañas?
-ay, mi niño, claro que lo extraño. Pero pronto regresará, y créeme que se pondrá muy feliz de verlos a todos. Bueno, ahora, ¿qué es lo que quieren hacer?-les pregunté a todos.
-vamos a jugar-me dijeron los más pequeños.
-¿qué quieren jugar?-espero que yo sólo tenga que estar sentado.
-no, mejor vamos a colorear-habló Hiyori.
-no, yo quiero jugar-expresó mi pequeño y comenzó a llorar. Se acercó a mí y me abrazó.
-ya, ya, Hideki. Ven, vamos a jugar. ¿Podemos subir, papá Masamune?-me preguntó mi lindo Saeki.
-claro que sí, mi amor. Vayan a jugar, en un rato subo con ustedes. Quiero descansar un poco-me senté en el sillón y recargué mi espalda en la parte de atrás. En ese momento, Haruka se acercó y puso su mano sobre mi vientre.
-¿qué pasa, pequeña?-la miré con dulzura. Ella me devolvió la mirada.
-¿cómo está nuestro hermanito? Mi mamá nos había hablado de que estás esperando un bebé. Por eso quiero saber cómo está-me dijo mi pequeña. La tomé entre mis brazos y la cargué.
-¿sabes? Me pone muy feliz que ustedes quieran a este niño como si fuera su hermano. Estoy muy feliz de tener un hijo que sea mío. Con esto no quiero decir que voy a olvidar a mis hermosos hijos. Saben que los quiero a los cuatro y también espero que quieran a mi bebé-los miré a todos y rápidamente se acercaron para abrazarme.
-vamos a amar mucho a nuestro hermanito o hermanita, ¿verdad?-le preguntó Saeki a todos sus hermanos. Todos asintieron sonrientes.
-sé que mi hijo tendrá unos hermanos maravillosos, que lo cuidarán mucho-volví a abrazarlos y después de eso, todos subieron a la habitación. Suspiré al estar completamente solo y me dejé caer hacia atrás en el respaldo del sillón. Estaba quedándome dormido cuando escuché que mi celular comenzó a vibrar. Era el número de Yasuda. Contesté muy a la fuerza.
-hola-respondí seco. Sé que no debo provocarlo, pero no quiero hacer esto.
-hola-reconocí a la perfección aquella voz. Me siento feliz al oír su voz.
-Akihiko, amor-me emocioné al escucharlo, que unas lágrimas lograron salir de mis ojos.
-¿cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Te ha dado mucha lata nuestro bebé?-me preguntó.
-¿sabes? Ha estado muy tranquilo. Pero te extraña, igual que yo-comencé a llorar con más intensidad.
-yo también los extraño a ambos. Pero pronto seremos libres. ¿Ya llegaron los niños a la casa?-suspiré.
-sí, ya están aquí. Subieron a la habitación un rato a jugar. No quiero hacer esto-me lamenté.
-no lo hagas entonces. Sé que lo haces por mí, pero...
-no lo digas. Tú sabes que yo haría cualquier cosa por ti, aunque eso signifique que tenga que lastimar a alguien importante. Sé que tú harías lo mismo por mí, ¿verdad?-le pregunté.
-claro que sí. No es algo que tengas que preguntar.
-¿para qué me llamaste?-le pregunté.
-le pedí a Yasuda que si me dejaba hablar contigo. Me costó mucho trabajo, pero lo conseguí. No puedo estar un minuto más sin ti. Te extraño tanto-me confesó.
-tonto, tú sabes que yo también te extraño. Te extraño y te amo con todo mi corazón-esbocé una sonrisa al decirle esas cosas.
-yo también te amo, te amo más que a nadie. Eres mi motivo para seguir respirando y aquello que logra que mi corazón siga latiendo-me dijo esas palabras, que solamente lograron que más lágrimas salieran de mis ojos.
-te amo, te amo. Jamás me cansaré de decirte cuánto te amo. Pero ahora debo irme, quiero descansar un poco. Desde hace unas horas que me he sentido un poco mal.
-descansa mucho, mi amor. Si te sigues sintiendo mal, llama a Yasuda. No quiero que te pase algo a ti o a nuestro bebé. Descansa y cuídate mucho. Te amo-se despidió rápidamente y no pude ni siquiera responderle.
-yo también te amo-pensé. Espero que pronto pueda estar entre los brazos de mi amado Akihiko, y cargando a nuestro bebé. Me toqué un poco el estómago, porque desde hace un rato que siento un pequeño dolor. No quiero precipitarme, pero temo por la vida de mi hijo. Tal vez sea porque estoy angustiado. Como sea, debo seguir con el plan. Estoy seguro de que voy a rescatar a Akihiko.
***
Pasó el tiempo e hice muchas cosas con mis pequeños. Bueno, fueron ellos los que estuvieron más activos, porque yo me la pasé sentado todo el tiempo. Aún no les he dicho que mi embarazo es de alto riesgo. Se asustarían.
Al final, los llevé a todos a la cama y también yo me fui a dormir. Sé lo que va a suceder en cuanto los niños se vayan a dormir. Me odio por esto, pero no tengo otra opción.
***
12 de la madrugada, casa de Takano Masamune.
Son cerca de las 12 de la noche y todo mundo duerme. Todo está tranquilo y no hay nada de ruido. Pero se escucha que alguien quiere entrar a la casa. ¿Qué está pasando? ¿Quién es? La persona logra entrar aflojando la cerradura y entrando por fin. Cierra cuidadosamente y se dirige al piso de arriba. Ahí es donde debería estar su pequeña víctima. Llegó hasta la habitación y la abrió con absoluta cautela. Ahí, acostada sobre la cama estaba la pequeña castaña. Se veía tan tranquila. No dudó ni un instante en acercarse a ella y rápidamente le tapó la boca con un trapo. La niña trató de liberarse, pero sus fuerzas eran menores. Poco a poco se fue quedando sin fuerzas y cayó rendida sobre los brazos de aquel sujeto desconocido. Ese sujeto la tomó entre sus brazos y la sacó de la casa sin que nadie lo viera y se fue lo más rápido posible.
En ese momento Masamune se levantó de la cama y caminó hacia la habitación de la niña. Al entrar, pudo verla completamente vacía. Sabía que en esos instantes, la pequeña ya estaría en los brazos del azabache.
-por favor, Yasuda, cuídala mucho. Y perdóname, Takafumi. Sé que lo que hice no tiene nombre, pero es mi única alternativa...
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Un amor doloroso
Romance"Creo que en el amor tengo mala suerte" Segunda parte de, "¿amor verdadero?"