Ensueño. Una comedia entre prosa.

14. la boda

-¿tampoco puedes dormir? Cuestionó la condesa a su sobrina que se encontraba en la mesa del comedor faltando apenas un cuarto para las seis de la mañana.

La jovencita negó con la cabeza mientras tomaba un sorbo de su té caliente.

-te comprendo perfectamente querida. Respondió la dama mientras le acariciaba los cabellos. –estoy igual de inquieta que tú, pero ya verás que será una boda inolvidable. Agregó con evidente entusiasmo.

Adeline se limitó a brindarle una sonrisa simple, era la primera vez que sentía cariño de parte de su tía, pero el sentimiento duro muy poco...

Escucharon varios pasos trotar dentro de la mansión como si se tratase de alguna corrida de caballos.

- ¿qué está ocurriendo? –exclamó la condesa que había salido despavorida a ver qué sucedía.

-lo lamento mi lady... las damitas... no me han dado la oportunidad de avisarle de su llegada... han salido disparadas a todo dar. Se explicó cesante el mayordomo.

<< ¡Madre mía! es preciosísima>>. –dijo Alice con acento castellano <<y enorme>>. –agregó Helen observándolo todo.

- ¿acaso no piensan parar? gritó Adeline a sus hermanitas que ya se encontraban husmeando en la segunda sala de estar.

<<Dela>>. –exclamaron al unísono corriendo para darle un abrazo, y casi arrastraron de paso a la tía Marion, sin percatarse siquiera.

-A ver chiquillas, ¡aquí deben comportarse! –les ordenó la condesa mientras se acomodaba el cabello.

<<Lo sentimos mucho querida tía>>. –Bisbiseó Helen. <<Gracias por recibirnos, le prometo que nos portaremos muy bien>>. –agregó Alice simulando una mirada tierna.

-eso espero, ya que una de ustedes tendrá que tomar el puesto de su hermana Ana, como dama de honor.

<< ¿Dama de honor?>>. –cuestionaron a la vez con evidente entusiasmo.

-fue lo que dije, debes elegir bien. –Respondió refiriéndose a Adeline, mientras se retiraba del salón.

-pues yo...

<<elegidme a mi soy la más guapa y alegre>>. –le interrumpió Alice <<no, a mí, soy la más alta y elegante>> le contradijo su hermana parándose de puntillas en su frente, <<he dicho que soy la más guapa>> gritó haciéndole a un lado, <<y yo que soy la más alta>> respondió empujándole de vuelta.

-¡ya basta! Exclamó la joven intentando aquietarles...

La pobre chica no tuvo más opción que escoger a ambas para el aclamado papel, un detalle jamás visto en Bradford, pero no encontró solución alguna, oficialmente se acercaba la hora para la ostentosa celebración y junto a ella el caos total.

***

La ceremonia era de efectuarse en la iglesia parroquial de san pedro con un pequeño número de testigos de 150 personas y luego la recepción, en la mansión de los Lowell con casi todo Bradford invitado.

Si antes en la boda de Ana, los nervios estaban a "flor de piel", ahora se sentían a "rama completa". Se volvió a mirar al espejo por enésima vez y suspiro; todo parecía un sueño, aquel momento tan deseado durante su joven vida estaba a punto de efectuarse y con los más altos honores, ¡sería un día que recordaría para siempre!

-¡estas guapísima! Exclamó Alice entrando a la recámara para avisarle que la carrosa le esperaba.

La joven sonrió, volteándose a ver por última vez antes de salir del dormitorio, su hermanita tenía razón, lucía perfecta, su atuendo estaba complementado por un enorme velo tan largo como el mismo vestido, una diadema de flores de azahar y un hermoso ramo en combinación.

Toda la mansión estaba envuelta en un rico aroma a naranjos maduros, se solía creer que era imprescindible llevar aquellas flores en el buque de la novia, ya que inducían a la fertilidad de la feliz pareja.

sentía muchas emociones encontradas y mientras se acercaban al templo recordó las palabras de su padre hacia Anabelle el día de su boda en Jaywick, deseaba poder escuchar su voz y ver en sus ojos el mismo orgullo que sintió por su preciada hermanita, pero intento no pensar en ello, sino más bien disfrutar tanto como se había propuesto.

La catedral era hermosa y en extremo magnificente, los testigos y el obispo se encontraban de pie esperando la entrada triunfal de la novia, a medida que transcurría por el enorme pasillo su corazón se aceleraba cada vez más, temía perder el equilibrio y hacer el ridículo ante todo el mundo, pero no hizo falta ya que sus damitas de honor que le seguían el paso, estaban más centradas en sonreír y saludar al público, como si de alguna caravana se tratase.

La liturgia resulto más breve de lo que esperaba, pero seguía sintiéndose el instante más alucinante de su vida, se juraron amor eterno, se colocaron las alianzas y sellaron el pacto con un beso.

Todo salió como suponía, sin ningún improviso significativo, y ahora se dirigían al gran convite en la mansión de su recién marido.

La residencia de los Lowell era tres veces más grande que la mansión de su tía, tan solo en la primera sala de estar cabían el gran número de invitados que esperaban su formal entrada. Un sentimiento de orgullo invadió su corazón cuando el mayordomo realizo el esperado anuncio.

"Damas y caballeros, con todos ustedes el marqués y su nueva marquesa: lord William Lowell y lady Adeline Lowell".

Su amado Will le cargo en brazos mientras cruzaban por el umbral de la puerta, el salón se llenó de aplausos y sonrisas incluyendo la de lady Marion que esbozaba una peculiarmente enorme, satisfecha por su "notable logro"; pero cabe mencionar que tal alegría resultó ser efímera, ya que si bien, no había perdido la solidez cuando caminaba por el enorme pasillo de la catedral, alguien de la multitud a su espalda tenía torpemente pisada la gran cola de su vestido mientras avanzaba por el salón de los Lowell provocando que se fuera de boca ante todos.

Nota de la autora: al fin se nos caso nuestra querida Adeline, parece que se empieza a cumplir su tan anhelado  sueño ¿o no?... ya es la esposa de un lord, pero ¿sera esto lo que esperaba o empezaran a rebelarse los secretos?...

por otra parte, menuda forma de hacer su entrada👀😂 pero admítanlo chicos, no sería Dela si no acabara así ...😂😜 

PD: si te gusto, déjame tu voto y comentario. los leo❤