18. Al otro lado de la puerta.

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- ¿me toma usted por tonta? -exclamó incrédula.

El caballero se limitó a mirarle firmemente sin hacer ademan de repuesta.

-no tendría razones para mentirle. -Finalmente contestó.

- ¿quién es entonces lady Elizabeth?

-mi madrastra.

- ¿dónde se encuentra su auténtica madre, y porque lo mantiene oculto? -Continúo cuestionando sin detenerse siquiera a respirar, estaba extasiada ante tal declaración.

-no.

- ¿no?

-no puedo darle más detalles por ahora, por favor retírese. -Contestó su marido mientras le abría la puerta.

La chica quedo al otro lado, totalmente aturdida, con un sentimiento de incertidumbre invadiendo su pecho.

"Tal vez la mujer que vio su amigo Francis era la misma de aquel retrato; la madre de William y ella pensando lo peor de su propio esposo", razonó la dama llena de culpa, evidentemente no podía comprender muchas cosas, pero ya no dudaría más de su amado Will, estaba dispuesta a esperar el tiempo que fuese necesario hasta que él, finalmente decidiera abrir su corazón ante ella.

***

Esa misma tarde llego una carta de su hermana Ana, donde le informaba que su padre había empeorado lo suficiente, pese a que el supuesto resfriado se volvió una terrible neumonía y se encontraba en condiciones muy desfavorables.

Entiendo que debes estar muy ocupada con tu nuevo puesto en Bradford y seguro no has tenido oportunidad siquiera de escribirnos, pero te ruego hermanita que regreses a casa, nuestro padre implora por ti.

Esperamos verte pronto. Anabelle.

Fueron las últimas palabras de su hermana en aquella funesta misiva. La joven no perdió tiempo y ordeno a sus mucamas que hicieran las maletas mientras ella le daba la notica a su marido, quien cabe mencionar no tuvo ningún interés en acompañarle, ya que tenía labores precisas que no podía desatender, pero tampoco se opuso a que ella viajara solo en compañía de algunos sirvientes.

La dama en cambio, le pidió 500 libras de su dote para llevar a su padre en Jaywick, pero el caballero solo pudo entregarle la mitad de lo solicitado con la excusa de que había perdido una gran cantidad de su herencia en el viaje de negocios.

Ya empezaba a oscurecer, pasaría casi toda la noche de camino a su pueblo, tomó lo necesario, se despidió de su amado y empezó su largo recorrido con un latente desasosiego invadiendo todo su ser, planeaba encargar los medicamentos pertinentes para la recuperación de su padre, poseía el dinero necesario, solo rogaba tener tiempo suficiente, revisó sus valijas para asegurarse de que estaba la cantidad prometida ¡no puede ser!
-Deténgase –exclamó al cochero cuando ya habían recorrido un cuarto del camino
-¿se encuentra bien mi lady? –cuestionó uno de los sirvientes que habían sido asignado para ella -volvamos de regreso a la mansión –ordenó la dama sin dar más detalle.

Por la premura de las circunstancias, lo dejo torpemente encima de su tocador, en un laxo de tres cuarto de hora ya estaban de vuelta a la  residencia, la joven bajo rápidamente del coche y subió las escaleras para ir directo hacia su dormitorio, escuchó un eco sonoro mientras caminaba por el largo pasillo y desvió su sendero hacia donde le dirigía aquel sonido, la voz procedía de la mismísima recamara de su marido...

...Y eran intensos gemidos de placer.

¡¿Pero qué rayos?!... intento abrir discretamente la puerta que estaba asegurada por dentro, dio vueltas en el pasillo, bajo las escaleras, no podía seguir allí, escuchándolo todo, pero necesitaba saber de quien se trataba, lo pensó unos segundos, volvió a conducirse hasta el aposento y para su suerte, se iba acercando el mayordomo personal del marques con dos copas y una botella de chapan.

El pobre sirviente casi pierde los estribos al encontrarse con lady Adeline. La joven le llamó aparte para preguntarle con quien estaba su marido.

-mil disculpas mi lady, pero no puedo responder su interrogante. –Confesó el empleado con la mirada en el suelo.

-entonces... quítate la ropa. –Ordenó la dama mirando a ambos lados del pasillo.

-¿disculpe?

-ya me oíste, no hay tiempo.

Adeline se colocó el atuendo lo más rápido que pudo con ayuda de dos criadas, y se acomodó la peluca blanca de rulos a los lados que acostumbraban a utilizar ciertos mayordomos; se asomó nuevamente al aposento, ya no se escuchaban los gemidos, toco la puerta y salió su preciado esposo a su encuentro.

-¿Dónde se supone que estabas?, ya era hora. –exigía mientras le permitía el paso.

La chica mantuvo todo el tiempo el rostro inclinado, cuando logro entrar divisó a una hermosa dama tendida plácidamente sobre el tálamo de su marido, (que se suponía que compartiría solo con ella).

Subió totalmente la mirada, dejando caer a su vez la bandeja con todo lo que poseía al encontrarse con la causante da semejante perfidia.

Nota de la autora: ufff! tremenda sorpresita que tenia escondida nuestro querido marques... 💣💣 lo que jamás se imagino era que su amada esposa lo encontraría en tales condiciones, pensaba que tenia todas las fichas jugadas pero Adeline le acaba de hacer jaque mate👀 ¿que ocurrirá ahora?

PD: ya mucho más cerca del final... ¡Gracias por llegar conmigo hasta esta parte de la historia! recuerda dejarme tu voto y comentario.❤

Ensueño. Una comedia entre prosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora