Escuchó un relinchar tras otro, y luego una voz masculina, la reconocía, pero no podía recordar quien era su dueño, se envolvió en una manta y salió escurridamente a observar tras la puerta con la curiosidad que siempre le caracterizaba...
Divisó en las afueras, un apuesto joven de tez clara y cabello castaño montado en un caballo que arrastraba una gran carreta cargada de flores y aunque su rostro le pareció conocido no logro identificar de quien se trataba.
Anabelle acababa de recibir de él una carta enviada por su amado Ignacio, donde le expresaba sus más profundos sentires, como si ya no pudiese esperar un instante más para consumar su amor.
¡Había llegado el día!
En cuestión de minutos la casa de los Ferrer estaba inmersa en un aroma a flores silvestres, y desbordada de ornamentos para la decoración de la pequeña capilla, donde se festejaban las celebraciones del pueblo.
Es preciso mencionar, como todo Jaywick se reunía para organizar cada ceremonia nupcial, y está sin duda, no sería la excepción; los hombres cargaban las canastas llenas, mientras las mujeres preparaban el pastel de arándanos y un toque de nuez. Francis parecía disfrutar bastante cada labor que se le asignaba, como si ya se sintiera parte de aquel lugar.
Entre tanto Adeline y las chicas se disponían engalanar a la novia, era la primera de las señoritas Ferrer en unirse en sagrado matrimonio y la emoción estaba a flor de piel, pero más conmovida aún se encontraba Ana, sus cachetes estaban tenidos de un rosa adorable que no había desaparecido durante todo el día.
-tengo algo especial para ti. Le declaró la joven sacando de su valija un hermoso vestido en seda color turquesa. -no pensaras que te dejare caminar al altar con un traje confeccionado por cualquier costurera, este, querida hermana es una creación de la mismísima Madame Juliette. Agregó orgullosa.
-te lo agradezco tanto mi adorada Dela, pero tengo algo mucho mejor, aún más que Madame Juliette. Respondió satisfecha.
-ya no me queda ninguna duda de que mi pobre hermana no está nada cuerda, si no lo quiere ella, me lo quedare yo. Contestó Helen en seguida. Desatando una discordia entre Alice, por la estimada pieza.
***
- ¿estás lista?Cuestionó Ana dejándole con aún más intriga.
- ya sal de allí, necesito asegurarme que lo que usas merece la pena.
¡Vaya que lo merecía!, pero no por el vestido sino por la hermosa chica en él.
-Había olvidado, que todo en ti luce perfecto. Bisbiseo Adeline al ver a su hermana ataviada en un sencillo pero bonito vestido de organza color durazno.
Por más simple que fuera en ella se veía radiante, era tan hermosa, tenía unos preciosos ojos azul celeste que adornaba su delicado rostro de ángel, aun no podía comprender como una dama con tales atributos dignos de la nobleza, prefería conformarse con un pueblerino.
- ¿es el vestido de mamá?Cuestionó Eliza entrando a la recamara.
- por supuesto que sí, quiero sorprender a nuestro padre. Respondió Ana exhibiendo una enorme sonrisa.
La ceremonia fue sencilla pero hermosa, carecía de toda la suntuosidad y distinción propias de las nupcias en Bradford, pero su mejor ornamento eran los rostros sonrientes de cada persona en aquel lugar, incluyendo el del señor Ferrer que evidenciaba su gran orgullo, y sobre todo el amor genuino que flotaba por los aires.
<<No te quedes allí sentada, ven a bailar con nosotros>>. Le sugirió Eliza a la chica que se encontraba confinada a una silla observándolo todo y manteniendo la compostura.
No era la primera boda que asistía en su pueblo, pero había olvidado por completo la peculiar forma en que ellos celebraban, terminado el casamiento hacían un gran convite en el granero de la señora Stone.
Lejos de cualquier "formalidad" veía como la gente bailaba entre el bullicio y las carcajadas incluyendo a su mayordomo Francis que cabe mencionar, se había adaptado lo suficientemente rápido a tales tradiciones.
-vamos mi lady, a nadie le hace daño perder el recato de vez en cuando, le prometo que no se arrepentirá. Le insistió su sirviente.
-yo la acompañare. Dijo acercándose a ella, el mismo joven que antes había visto, pero no reconocido.
- ¿disculpe? Cuestionó la dama desconcertada.
-si me permite usted, su excelencia. Contestó el caballero simulando una reverencia.
"¿su excelencia? Solo existía una persona que le había llamado así en toda el su vida."
- ¡no puede ser! ¿Nicholas Hemsley? Exclamó la joven asombrada.
-el mismo. Respondió el caballero mientras le conducía a la improvisada pista de baile.
Nicholas se convirtió en su gran amigo de la infancia a quien no veía en bastante tiempo y a quien cabe mencionar, siempre utilizaba para sus juegos infantiles sobre la aristocracia ("pero nunca se quejaba").
-pensé que jamás regresarías. Confesó la joven.
-te hice una promesa, y cuando finalmente lo conseguí, supe que te habías marchado, siempre mantuviste esa preciosa cabecita en las nubes. Se defendió el caballero.
- ¿lo dice quien dejo todo, por ir tras un sueño de minas? Rio por lo bajo.
-eternamente indefenso ante tus razones. Sonrió sin encontrar argumento alguno para refutarle -escuché que habías vuelto para la boda de Anabelle, pero no tuve el valor de presentarme a ti hasta ahora. Confesó.
- ¿porque? Si soy la misma chica que antes conocías.
-pero aún más hermosa, respondió susurrándole al oído -quiero contarte algo muy importante.
- ¿si?
-¿no aquí tontuela, mañana en nuestro paseo por el arroyo, paso por ti a la hora acostumbrada? Cuestionó entusiasmado.
-por supuesto. Asintió.
Nota de autora: se acaba de estrenar un nuevo personaje en la obra... 👀😁😍 ¿que sera lo tan importante que tiene que contarle a nuestra Dela?, cuéntenme ¿que piensan ustedes? y ¿que les ha parecido la historia hasta ahora? los leo.😊❤❤
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Ensueño. Una comedia entre prosa.
Novela JuvenilAdeline es una joven pueblerina llena de ambiciones que lucha por encajar en la alta sociedad. William es el distinguido Márquez de Bradford en busca de su nueva marquesa. Ella se cruzará en su camino, arrastrando con sigo un sinfín de escandalosas...