11. Collar De Perlas.

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El reloj apenas marcaba las seis y cuarto (AM) y ya dos de las mucamas estaban de pie frente a ella, esta vez le habían llevado el desayuno a la recamara y le preparaban su baño de agua caliente, que se acostumbraba dar a las ocho, ("a las ocho con el sol que se colaba por su ventana, no a las seis cuando apenas empezaba a clarear la mañana").

- ¿Que está sucediendo? Refunfuño la jovencita.

-mil disculpas mi lady. La condesa nos envió, debe darse prisa, dice que tiene que atender asuntos de carácter importante.

"¿Y ahora que estará tramando esa mujer?" Pensó la chica enjugando sus ojos y obedeciendo el mandato de su adorada tía.

- ¡aquí estas! Exclamó lady Marion, mostrando una enorme sonrisa mientras se acercaba a la damisela, llevaba un nuevo collar de perlas y se le veía más entusiasmada que nunca, como si le hubiesen borrado de la memoria su descontento con el conde la noche anterior.

- ¿me solicitó querida tía?

-por supuesto que sí, respondió la dama, conduciéndole hasta el saloncito del té.

Mientras se acercaba se dibujó mágicamente una sonrisa en sus labios, cuando vio a lord William esperándole, la cual disminuyó periódicamente cuando se encontró también allí con su madre, la marquesa Elizabeth Lowell.

-buenos días mi lord, mi lady. Saludó con la cortesía esperada.

-buenos días lady Adeline. Respondió el caballero. -Lamento haberle hecho despertar a primas horas de la mañana...

-no te disculpes querido, le vas a malcriar, todos saben que una damisela debe hacer costumbre el levantarse temprano para cuando le toque cuidar de su marido. Le reprochó su madre interrumpiéndole.

El joven se quedó en total silencio y no emitió palabra alguna, siquiera para defender a su prometida frente a la evidente falta de cortesía.

-lord William, ¿porque no nos dice usted el motivo de su visita? Cuestionó la condesa tratando de alivianar la incómoda situación.

-necesito informales con plena antelación, que se me ha presentado un viaje de negocios en diez días, y puesto que me tomará alrededor de un mes, deseo cansarme con mi adorada Adeline lo antes posible, en nueve días recibiré una licencia especial de matrimonio que nos permitirá realizar al menos una pequeña ceremonia nupcial, sé que no es mucho, pero es lo que el tiempo amerita. Se explicó el caballero.

- "¿pequeña?" Cuestionó la condesa alzando la voz tan alto, que lady Elizabeth dio un breve salto de sorpresa ante la reacción inesperada de la señora.

-me disculpo por mi reciente arrebato y comprendo perfectamente su situación lord William, pero en ninguna forma permitiré que eso suceda, la gente solo creerá que esta familia no tiene los recursos para costear una boda "como Dios manda", ¿No puede usted postergar su viaje apena unos días?

-lamento decirle que no mi querida condesa.

-pues entonces haré todo lo posible y moveré a mis contactos para conseguir la mejor boda de Bradford en tan solo nueve días, así tenga que convocar a la mismísima reina victoria para tal encomienda.

-entonces que así sea. Respondió William riendo ante la determinación de su futura suegra.

El marques pidió cortésmente a su prometida dar un paseo por el jardín, mientras Marion y Elizabeth se disponían organizar los primeros detalles de la boda, cosa que no pareció agradarle mucho a lady Lowell, pero que no encontró manera de negarse ante el entusiasmo inminente de lady Shepard.

La joven le describió lo maravilloso que resulto su viaje, y las particulares tradiciones de Jaywick mientras se dirigían al establo, el caballero solo asentía con la cabeza, pero no parecía prestar atención alguna a los comentarios de su prometida.

-¡reconozco a ese corcel! Exclamó Will señalando un pequeño caballo de cola blanca.

-¿está seguro mi lord?

-por supuesto, ese es el caballo que llevaba a una extraña dama, galopando a toda velocidad por las calles de Bradford. Respondió riendo, mientras tocaba al corcel y miraba a la chica por el rabillo del ojo.

- ¿y recordó todo eso con tan solo ver al animal? Cuestionó incrédula.

-en realidad no; mi madre después me contó de quien se trataba. Confesó el caballero, esta vez mirándole de frente y sosteniendo la misma sonrisa pícara en sus labios.

La jovencita se quedó totalmente sonrojada ante la vergüenza y se limitó tan solo a encogerse de hombros.

-pero no se angustie por eso mi lady, le prometo que será nuestro pequeño secreto. Agregó con dulzura tratando de confortarle mientras le tomaba por ambas manos.

La doncella no pudo evitar enardecerse al sentir las cálidas manos del marqués rodeando las de ella, y no pudo rehuir el deseo de tocar más que solo sus manos, su corazón palpitaba aceleradamente mientras su mirada recorría su rostro, sus ojos marrones, su nariz recta, su boca... se enfocó directamente a esa boca perfecta entre tanto lamia inconscientemente su labio inferior, cerró los ojos esperando ansiosa el siguiente paso de su amado....

-ya debo marcharme, mi madre debe estar esperando. Dijo el caballero haciéndole despertar de su capricho mientras le soltaba amabas manos. Permítame acompañarle de regreso a la mansión continúo como si restase importancia a todo lo anterior.

La joven solo asintió y camino junto a él.

***

- ¿no dirás nada sobre mi nuevo collar de perlas? Preguntó la condesa a la chica cuando al fin estaban a solas.

-es hermoso. Balbuceó la joven.

-el conde se supo esmerar esta vez, ¿no lo crees? Continúo observando el reflejo de la joya al espejo.

-así es querida tía. Respondió sin prestar mucha atención, su mente estaba distraída en sus propios asuntos...

No sabía si sentirse rechazada o avergonzada, lord William siempre le trato de una forma muy singular, en un momento podía parecer dulce y considerado y al siguiente aparentar todo lo opuesto, pero ella no dudaba de su amor, y aunque le resultaba difícil comprender la razón de porque no se entregaba por completo, tenía la certeza que al momento de ser suya el sería distinto y tan solo era cuestión de tiempo para abrir aquel cofre de misterio que a sus ojos permanecía encubierto.  

Nota de la autora: uyyy! se nos ha adelantado  la  boda de nuestra querida Adeline... el marqués  parece estar bastante ansioso👀😯😂 ¿ que piensan ustedes?. Los leo.👀❤

Ensueño. Una comedia entre prosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora