10. La Dama Francesa.

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¡Se sentía afortunada, emocionada, eufórica! Y no podía ocultarlo al momento de aceptar su propuesta; su corazón palpitaba aceleradamente y su rostro se sonrojaba inevitablemente. Se preguntó si William sentía lo mismo que ella, se le veía tan sereno...

-quisiera acompañarle más tiempo mi lady, pero tengo asuntos urgentes que atender en Bradford. Confesó el caballero casi al instante de haber recibido la esperada respuesta.

- ¿está seguro que no desea quedarse para el almuerzo? La condesa, Francis y yo partiremos en pocas horas. Insistió la jovencita.

No contestó, tan solo le dio un beso en la frente y se dispuso marcharse.

Por el resto de la tarde, durante el almuerzo y en el trayecto del camino, lady Marion no se detuvo un instante de parlotear sobre lo esplendida que debía ser la ceremonia nupcial, llena de glamour y ostentosidad, "para callarle la boca a los envidiosos" Repetía una y otra vez, era de esperarse, el único propósito de aquella particular mujer había sido casarse con pompa y platillo y ahora era el de casar a su joven sobrina con los mismos honores.

Pero Adeline no podía escucharle, estaba envuelta en sus propios pensamientos, no dejaba de recordar su reciente propuesta y empezaba a entender cómo se sentía su hermana Ana, deseaba que aquel sentimiento perdurara apresar de los años, aunque si bien era cierto, no tenía el mejor ejemplo dentro de la mansión de los Shepard.

-¿el conde le hace feliz? Cuestionó la chica interrumpiendo a su tía.

-¿que si me hace feliz? ¿Pero qué clase de pregunta es esa? Refunfuño la dama con el ceño fruncido.

La realidad era que pocas veces le había visto compartir con su marido, dado a que el conde casi nunca se encontraba en la mansión, parecía más un huésped que el mismo propietario y la pocas veces que se le veía allí, no pasaba tiempo con su mujer, sino más bien confinado a una oficina a puertas cerradas.

-la felicidad está implícita querida niña, es algo que seguro aprenderás con el pasar de los años. Agregó la dama con suficiente convicción.

***

Acababan de llegar a la mansión cuando empezaba a caer la noche, y mientras subían la pequeña escalera que conducía a la puerta vio salir de la residencia a una joven extranjera, hermosa, alta y esbelta, mientras se colocaba un chal y guantes color carmín, nunca antes le había visto por los alrededores, pero al momento en que la dama paso entre ellas, en lugar de la acostumbrada cortesía, la condesa dio una mirada fulminante a la chica, y entro al lugar tan rápido que casi corría.

Adeline le siguió el paso a su querida tía, sin comprender en lo absoluto lo que estaba ocurriendo...

-ya no pienso tolerarlo más lord Shepard, le advirtió la condesa a su marido. -y menos aún, en mis propias narices. Agregó con evidente frustración.

El conde que se encontraba de pie, petrificado detrás de su escritorio, se dirigió a cerrar la puerta de su oficina al ver que tenía suficiente público, toda la servidumbre se había movido a observar, como si se tratase de alguna clase de circo.

-aquí no hay nada que ver, vuelva cada quien a su labor, les ordenó el mayordomo.

<< ¿Cómo pudo ser capaz de traerla hasta aquí? Ese hombre es muy malo, ni siquiera considera a su pobre mujer>>... escuchó bisbisear a las mucamas a medida que abandonaban a regañadientes el salón.

Adeline se lanzó en la cama tratando de olvidar el reciente panorama, alguna vez escucho ciertos comentarios sobre el conde y su particular gusto por las amantes francesas, pero nunca pensó que sería verdad.

<<La felicidad está implícita>> resonó  en su cabeza la respuesta de la condesa, por el momento no lograba entender a qué se refería, ni como su tía fue capaz de soportar tal injuria, pero estaba segura de que su adorado Will jamás sería capaz de provocarle tales molestias, se consoló mientras volvía a observar el hermoso anillo, que su prometido le había colocado, como promesa de su amor y fidelidad. 

Nota de la autora: menuda sorpresita que encontraron al regresar a Bradford...👀 ¿ a que se referiría  la condesa con eso de que "la felicidad esta implícita"? cuéntenme  que piensan ustedes. los leo.

Ensueño. Una comedia entre prosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora