3. "Un insecto, mi lord"

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Adeline no tuvo idea de la falta de pulcritud que mostró ante lord William, más bien sintió que había exhibido "sus mejores modales", no fue hasta que la institutriz contratada por la condesa le dio razón de su ignorancia, al enseñarle la forma correcta en que deben saludar las señoritas refinadas, siempre esperar la cortesía del caballero y jamás adelantarse a la misma.

Aunque tal indiscreción no fue suficiente para desmotivarle, mejor aún, se tornó en un estímulo para la joven, que cada vez se acercaba más a convertirse en una dama en cuanto a modales se refiere, pero en cuanto a actividades propias de cualquier doncella, la pobrecita no tenía gracia alguna, ni para tocar el piano, ni para cantar, ni siquiera para bordar o dibujar, a pesar del arduo trabajo de la maestra por enseñarle tales destrezas.

<<Con todo respeto mi lady jamás me había tocado formar a una señorita con tanta falta de agudeza y minuciosidad>> declaró despectivamente la institutriz al momento de dar el reporte de su labor a la condesa, que dada la magnitud de la incompetencia debía encontrarle marido más rápido de lo que se había propuesto, "antes de que todos en la ciudad se enteraran de la limitada listeza que poseía su sobrina" y "antes de que espantase a los buenos partidos", considero la dama agobiada.

Razón que dio lugar a convocarse una gran fiesta en su honor, como sucesora legítima de la condesa y por ende propietaria de una codiciosa dote que sería difícil de ignorar.

Tardaron varios días en la preparación del tan esperado festejo, contratando a la mejor orquesta, encargando los vinos más selectos y por supuesto invitando a las nobles familias y distinguidos caballeros, incluyendo a lord William, quien no había tenido el placer de ver a lady Adeline ni mucho menos encontrarla en las plazas o de paseo por la calle, puesto que, a pesar de su insistencia, su tía no le dio la oportunidad de interactuar con nadie más durante el proceso de su formación, ni de salir a ningún lugar aparte de sus visitas a la costurera.

-Debes estar preparada a tiempo, es de mal gusto que una señorita se retrase en su propia fiesta. –Le aconsejo la dama. –Y recuerda mostrar tus mejores modales, "necesitas atrapar al menos a uno". –Enfatizó refiriéndose a los buenos partidos que había seleccionado para ella.

-Le prometo, que daré mi mayor esfuerzo para enorgullecerle. –Contestó la joven segura.

La condesa le hizo confeccionar el mejor vestido para la ocasión que fuese elegante y por supuesto difícil de ignorar, tan extravagante como la mismísima lady Marion.

Una de las criadas que la ayudaba a vestirse le colocó a la  joven un corsé tan ajustado que casi no podía respirar.

-La belleza cuesta mi lady.  –Bisbiseó la sirvienta, tratando de calmar a su señora.

Y sí que le estaba costando lo suficiente...

Por fin empezaban a llegar los invitados, y casi era el momento de dar a apertura al festejo.

Adeline se miró al espejo una última vez, lucía totalmente hermosa, tal vez como nunca se había visto en toda su vida, llevaba un vestido elegante de satín dorado, con un delicado bordado en el corpiño y las mangas que les llegaban a tres cuartos de sus brazos, el pelo recogido a la mitad y la otra mitad caía en su espalda hecha rulos, y un bonito collar de perlas que adornaba su cuello.

-Lo que pueden lograr los buenos majares, y el buen vestido. –Expresó satisfecha su tía, era su forma de decirle que lucía radiante.

El mayordomo anunció con esperada formalidad a las damas, mientras se abrían paso ante la multitud, todas las miradas se posaron sobre Adeline incluyendo la del marques, quien la reconoció casi de forma inmediata. Y como se le había prometido fue el primero en ser presentado debidamente.

-lord William Lowell, le presento a mi sobrina lady Adeline Shepard; querida él es marques de Bradford, del cual te había comentado con antelación. –Expuso la condesa esbozando una enorme sonrisa.

-es un placer contar con su compañía en Bradford. –Dijo el caballero proporcionándole un cálido beso en los nudillos.

-muchas gracias mi lord. –Respondió la doncella haciendo una leve inclinación mientras bajaba los párpados pundonorosamente.

-¿me haría usted el honor de acompañarme en la siguiente pieza? –Cuestionó el marqués sin dejar escapar la oportunidad.

La dama accedió tomando la mano que le ofrecía el distinguido.

Ninguno hizo mención de su "especial encuentro", sino más bien el caballero se dispuso conversar sutilmente con la joven, con quien bailo tres piezas consecutivas, ciertamente aparentaba estar interesado en conocerle, como hizo saber a la condesa desde el primer día de su llegada.

-tendré que mostrarme menos ávido referente a usted mi lady, al parecer tiene retenida las miradas de ciertos caballeros que esperan la ocasión de ostentarles sus destrezas concerniente al baile. –Declaró el distinguido elevando la comisura de los labios en una mueca que simulaba una sonrisa.

-¿y qué me dice de usted mi lord? Seguro debe tener alguna dama de compañía que suplica sus atenciones. –Respondió la doncella.

-permítame confesarle, que la única dama que procura acompañarme a las veladas es mi madre, y la pobre mujer se habrá cansado de mi porque como lo notará usted, me ha dejado solo esta noche. –Confesó exhibiendo totalmente una sonrisa.

La joven rio por lo bajo temiendo ostentarse como una dama "demasiado alegre" ante su par.

***

Las siguientes piezas las bailo: una con lord Edward, dos con Sr. Thomas quien también parecía interesado y otra con Sr. Joseph.

Estaba bastante agotada sin mencionar que llevaba un corsé tan ajustado, como para darle la sensación de que le faltaba el aliento, terminado su ultimo baile, buscó desesperadamente un lugar donde aflojar su vestido con ayuda de una mucama.

-Aquí estará bien. –Dijo la dama a su sirvienta refiriéndose a la segunda sala de estar.

- ¿Está segura mi señora? –cuestionó la domestica

-Por supuesto, será solo unos segundos.

La criada se apuró en desabrochar parte del vestido y desajustar algunos tirantes del corsé dejando al descubierto la esbeltez de su espalda, cuando escucharon algunos pasos acercarse con premura...

- ¿se encuentra bien mi lady? –Cuestionó lord William intentando cubrir sus ojos.

La dama se dio la vuelta y divisó al marqués acompañado por el mayordomo que aparentemente le conducía hasta algún lugar.

("Estos dos sí que tenían suerte para encontrarse en situaciones comprometedoras")

La pobre chica se quedó tan perpleja ante semejante circunstancia que no emitió palabra alguna.

-Es un insecto mi lord. –Respondió la criada tratando de eludir la falta de su señora

-¿Un insecto? –Preguntó alterado el mayordomo. -No se preocupe mi lady, no permitiré que le haga ningún daño. –Agregó el inexperto sacudiendo la falda de la dama desesperadamente.

- ¡Por todos los santos!, ¿qué está ocurriendo aquí? –exclamó Sr. Thomas que llegaba al lugar tras escuchar el alboroto.

el escándalo fue tal, que todos los convidados se dieron cuenta de la gran indiscreción, causada nada más y nada menos que por la mismísima sobrina de la condesa, en el preciso día de su presentación.

Nota de la autora: tremendo problema que se ha encontrado la nueva "lady de Bradford"😂 ... 

PD: Reí mucho escribiendo esta parte de la historia, espero que también pueda sacarte una sonrisa, si así fue déjame tu voto y comentario. los leo. 👀❤

Ensueño. Una comedia entre prosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora