Resurrección

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Hace un Mes

-Tú.. ¿quien eres..?-

Mark: Tu peor pesadilla.

En un rápido movimiento arrebató el cristal que sostenía en mis manos y lo enterró en mi abdomen tanto como le fue posible.

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Daniel: No volveré a darte más advertencias chico. Lárgate y déjanos en paz -Sin decir más soltó mi cuello antes de dispararme con otra onda la cual me impulsó bastante hacia atrás dejándome caer en el vacío- Tienes mejores razones por las cuales vivir -Murmuró antes de marcharse- 

Caí en el río, ahora mi cuerpo estaba hundiéndose en el agua sin que pueda hacer algo para evitarlo ya que ni siquiera podía mover mis brazos.

(Mamá.. papá.. kiara.. ya voy.. con ustedes.. por favor.. no.. me abandonen.. esta vez..) Fue el último pensamiento que cruzó por mi mente antes de cerrar mis ojos.

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El sonido distorsionado de agua cayendo sobre una bandeja llegó a mis oídos, el goteo era precipitado pero eventualmente dejó de escucharse.
Una dolorosa sensación recorría mi abdomen paralizando mi cuerpo entero. Mis ojos apenas podían abrirse otorgándome una vista borrosa de todo antes de volver a cerrarse.

-¿Donde estaban?- Pregunté para mis adentros en lo que parecía un muy retorcido sueño o ilusión, pues veía imágenes casi aleatorias de mías días pasados.

-Aquí- Respondió la voz de una niña -Siempre estuvimos aquí-

El recuerdo del día en el que me dirigí a la habitación de mi hermana inundó mi colapsada mente, aquella imagen desaparecía justo de poder llegar ella dejándome en completa oscuridad.

-¿Por qué me abandonaron?- Volví a cuestionar mientras caminaba en medio de la nada.

-No te abandonamos- Contestó una mujer.

Ahora me invadió el recuerdo de aquel momento en el que llegaba del Pre-universitario viendo a mi madre sentada en la mesa junto al usual plato de comida caliente. Sin embargo, cuando quise llegar a ella todo se esfumó.

-Por favor.. no me dejen solo.. no quiero estar solo..- Podía sentir lágrimas resbalando por mis mejillas.

-No estás solo- Alegó la voz de un hombre adulto.

Fue entonces que el recuerdo del momento en el que jugaba con mi padre llegó a mi mente. Podía ver el mando de la consola en mis manos, el videojuego reproduciéndose en la TV y a mi padre sentado a mi lado moviendo sus manos de un lado a otro reacio a la idea de perder. Pero, cuando estiré mi mano hacia él, una vez más todo se esfumó.

-No.. ya no.. por favor..- Finalmente rompí en llanto cayendo al suelo golpeando desesperadamente lo que parecía ser una especie de piso invisible -No me dejen..-

-Cariño, no te dejaremos- Volvió a Responder la Mujer.

-Nunca lo haríamos, hijo- Dijo el hombre.

-Pero tienes una responsabilidad- Completo la niña -Ahora tienes que despertar-

Lo último que mis ojos pudieron ver fue una breve imagen de mi familia frente a mí, todos abrazados regalándome una cálida sonrisa.
Justo después de que aquella imagen se desvaneció, vi otra, en ella me encontraba de pie frente a un alto edificio el cual tenía algo en la cima. El cielo era de color rojo expulsando algo similar a rayos los cuales impactaban en las calles destrozando el pavimento junto a las personas que desgraciadamente se encontraban en el punto de choque destrozando sus cuerpos. Después de eso todo volvió a la completa oscuridad.

Mis parpados se abrieron con una increíble pesadez, mi visión tardó un poco en acostumbrarse a la luz que se filtraba por los agujeros de las dañadas paredes iluminando la habitación. En cuanto pude observar el lugar me di cuenta de que era un sitio desconocido.

En ese momento la puerta se abrió y entró una Mujer quien vestía una blusa de tirantes blanca escondida bajo una gabardina y un short corto. Esta persona tenía la capucha colocada con lo que me era difícil ver su rostro.

-Oh, despertaste- Dijo tras abrir la puerta del cuarto antes de acercarse a mí.

-¿Dónde.. dónde estoy?- Me sentía desorientado, confundido y apenas podía pensar con claridad.

-Esta es.. mi casa. O al menos donde me estoy quedando por ahora- Contestó al pararse a mi lado.

-Lucy..- Mencioné en voz baja mientras intentaba levantarme de la cama, no obstante, un fuerte dolor en mi abdomen me detuvo.

-No puedes levantarte todavía, tu cuerpo sufrió mucho daño- Colocando su mano en mi hombro me empujó con suavidad de regreso a la cama.

-¿Cuánto..?- Alcancé a preguntar antes de acostarme.

-Días- Respondió entendiendo mi pregunta.

-Tengo que irme..-

-No, no lo harás- Antes de darme oportunidad a siquiera hablar sacó una jeringuilla de la mesita junto a la cama y la clavó en mi brazo, posterior a eso la oscuridad regresó dejándome dormido.

Apenas pude notar el paso del tiempo, para mi fue como cerrar los ojos por unos pocos segundos antes de que mi consciencia comenzara a regresar. 
Tal parece que solo había dormido por unas horas, pues ahora era de noche.

Esta vez, mi cabeza daba vueltas, al encontrarme solo en la habitación comencé a sentarme en la cama con una gran dificultad, pues el dolor en mi abdomen no era algo que se pueda tomar a broma.

Cuando por fin pude sentarme la puerta se abrió una vez más filtrando algo de luz de la otra habitación ya que en esta todo estaba oscuro. Con ello pude ver a la misma persona de antes vestida exactamente igual.

-No es buena idea que te esfuerces ahora- Dijo sentándose en una silla frente a mí.

-Mi cabeza.. da vueltas- Comenté ignorando sus palabras -¿Qué.. ocurrió?-

-Honestamente no quiero decirte nada, no quiero que termines de destrozar el lugar- Dicho esto llevó su mano hasta un interruptor en la pared encendiendo la luz.

Mis ojos tardaron unos pocos segundos en acostumbrarse a la intensidad de la luz, pero una vez lo hicieron me percaté a lo que se refería.
Las paredes alrededor tenían marcas oscuras como si hubieran sido quemadas intensamente, algunas incluso se habían desecho soltando pequeños escombros. Eso incluía mi cama, los alrededor de mi cuerpo estaban ennegrecidos dibujando mi silueta en las sábanas quemadas.
Todo esto no lo noté la primera vez que desperté.

-Si, tu lo hiciste-  Dijo adelantándose a mi pregunta.

-No.. lo recuerdo..- Llevé mi mano a mi cabeza pero mi mente todavía daba vueltas y los sucesos recientes me eran muy confusos -Tú.. ¿quien eres?-

-Te lo diré cuando estés listo para manejar esa información- Poniéndose de pie se encaminó hacia la puerta pero se detuvo antes de salir -Dejé un pequeño regalo para ti en el primer cajón de la cómoda a tu lado. Quedó muy dañado pero pude arreglarlo un poco- Tan pronto como terminó de hablar salió cerrando la puerta a sus espaldas.

Intrigado estiré mi mano hasta tomar la perilla del cajón para luego tirar de él abriendo el mismo, en su interior había ropa doblada cuidadosamente. La tomé en mis manos y la observé cuidadosamente. Se trataba de mi traje.

Fue en ese momento que todos los recuerdos invadieron mi mente, tan vividos que hasta volví a experimentar todo el dolor en mi cuerpo, junto a esto, un sentimiento de pánico mezclado con un inmenso odio me recorrió por completo.

-Nunca..- Murmure para mí mientras mis manos apretaban con fuerza la tela del mismo -¡Nunca más!- Grité al mismo tiempo que desgarraba con todas mis fuerzas el traje -¡NUNCA MAS, NUNCA MAS, NUNCA MAS, NUNCA MAS!- Vocifere de forma desesperada dejando los trozos del traje esparcidos por el sitio.

Del otro lado de la puerta, la mujer se encontraba con la espalda arrimada en la puerta permaneciendo en silencio escuchando mis gritos apartando cada cierto tiempo su cabello el cual caía seguidamente sobre su rostro.

Ojos De VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora