Incertidumbre problemática

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Madrugada del quinto día, una vez más desperté en medio de la noche gritando, con mi frente bañada en un frio sudor, mi respiración exaltada y mis manos temblorosas. Tras recobrar el control sobre mis sentidos me quedé sentado en la cama con la mirada fija en algún punto de la oscuridad, sin embargo, mi atención fue atraída debido a la mano que se asentó sobre mi hombro.

Maestra: ¿otra pesadilla? -Preguntó somnolienta-

-Si.. y es la misma de antes, se ha comenzado a volver muy frecuente-

Maestra: Solo vuelve a dormir.. -Sujetando mi brazo volvió a tirar recostándome a su lado, parecía tener mucho sueño por lo que no le prestaba tanta importancia a sus acciones-

-No puedo creer que de verdad te hayas quedado a dormir aquí- Pregunté acomodando mi cabeza en la almohada.

Maestra: Las pesadillas.. no son.. agradables -Recogiendo su brazo se colocó de lado en mi dirección mientras dejaba reposar su cabeza sobre su brazo derecho-

-Si, no lo son..-

Pocos segundos después giré mi rostro en su dirección dándome cuenta que no tardó casi nada en volver a quedarse dormida, sin querer bajé un poco la mirada. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad, por lo que pude ver su figura por un momento, además la luz de la luna que se filtraba por los agujeros de las paredes me brindaban una ayuda extra.

Ella dormía de lado junto a mí, usaba un short lo cual me parecía ridículo por el frio que hacía, una blusa blanca de tirantes los cuales parecían quedar algo flojos manteniéndose justo al borde de su pecho y, al estar de lado, este se notaba con más claridad. Debido a que era una versión más adulta de Serena, su cuerpo parecía estar mucho más desarrollado, por lo que cosas como su busto también lo estaban. Adicionalmente, su largo cabello blanco caía sobre su rostro y se esparcía sobre su almohada. En otras palabras se veía hermosa.

Maestra: Austin si sigues mirando así mi pecho te voy a dejar ciego hasta que llegue el día -Dijo en forma neutral sin siquiera abrir sus ojos-

- ¡Y-Yo no vi nada!- Exclamé antes de dar vuelta en dirección contraria colocando mi almohada sobre mi cabeza.

A la mañana siguiente, era el sexto día. Al despertar pude ver a Serena todavía dormida así que me levanté cuidadosamente y salí de la habitación, procedí a asearme y cambiarme antes de abandonar el apartamento no sin antes dejar una nota avisando que me iría por unas horas.

Fuera, caminé por un rato, aunque claro, seguía preocupado por cubrir mi cara por lo que salí vistiendo un buzo negro con capucha junto a unos jeans del mismo color. Me detuve a desayunar en un puesto por la calle. Ordené algo sencillo, un par de tostadas junto a un batido de mora. Mientras comía, pude ver una noticia en la televisión pero el volumen estaba muy bajo.

-Disculpe, podría subirle el volumen a la televisión, ¿por favor?- Pregunté de forma casual.

Vendedor: Por supuesto -Tomando el control remoto procedió a aumentar el volumen-

La noticia mostraba a científicos quienes sostenían en sus manos los cristales de energía oscura, parece que apenas han sido descubierto por ellos, pues hasta donde sabía solo mi grupo y Mark tenían conocimiento de aquellos cristales debido a que nadie se arriesgaba a explorar los sitios tras la onda.

Vendedor: ¿Lo puedes imaginar?, un día una onda aparece destruyendo toda la ciudad, después ese virus ataca a todos los sobrevivientes, tras eso aparecen personas con super-poderes y ahora, ¿descubren extraños cristales creciendo debajo de la ciudad?, a veces pienso que nuestro mundo ya no podrá volver a ser como antes.

Ojos De VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora