La noche dejó exhausto a Daniel que cayó rendido en el sofá de su casa al poco de tumbarse poco después de seguir su ritual de consumo de alcohol para relajarse y olvidar todo el desastre de la noche anterior. La llamada que le hizo a Charles después de separarse del joven chico de la policía científica lo dejó agitado.
— Charles, estaba con el chico y no podía hablar. ¿Qué sabemos?
— Muy poca cosa Daniel. Rafael se ha enterado de lo de su hija, he intentado no decirle nada de cómo ha sido pero ya se había enterado por sus lacayos. Te puedes imaginar la situación. La cuestión es que ahora está cabreado y buscando venganza. No va a haber nada que lo frene. Tenemos que darle algún culpable y apartarnos. Ahí es donde entras tú.
Daniel se sorprendió y guardo silencio. De nuevo Charles le había dejado a él para hacer el trabajo sucio poniéndolo al frente de una situación incómoda.
— Daniel, Rafael sabe que estás a cargo de la investigación y está buscando respuestas. Quiere saber quién y porqué han matado a la chica. ¿Pudiste engatusar a Templeton?
— El chico no será un problema —afirmó Daniel—.
— Mejor. Si la científica no aporta pruebas concluyentes podremos culpar a quien sea.
— Había algo que me extrañó en la escena del crimen. Una jeringa con un líquido anaranjado. ¿Sabes algo?
— No sé en qué mierdas andaba liada esa chica. Deshazte de todo.
Falone respondió de nuevo alargando un silencio. Le fastidiaba enormemente que Charles le hubiera metido en medio de otro asunto de la mafia y encima él se lavase las manos. Llevaba tiempo ahorrando todo el dinero que podía para huir del país y cambiar de vida lejos del crimen.
— Lo dejo en tus manos Falone. No la cagues o estamos jodidos —colgó—.
Ese miserable de Charles había vuelto a actuar por su cuenta dejándolo en primera línea de fuego ante un enemigo letal. Don Rafael era una persona tranquila en general pero muy recto en sus negocios. Muy protector de su familia. Que alguien hubiera matado a su hija sin duda le habría hecho perder los estribos.
Hacía calor y se despertó con la boca seca y pastosa fruto de la ingesta de alcohol. Al abrir los ojos pudo darse cuenta de que no estaba solo. A escasos metros de donde el estaba recostado los tres hombres de Rafael con los que estuvo ayer noche lo custodiaban. Pensó en coger la pistola que había dejado sobre la pequeña mesa que tenía frente al sofá. Se incorporó simulando un bostezo y buscando el arma con la mirada se topó con el cañón del arma de Antonio Delgado, el hombre al que en la escena del crimen disparó con el arma del otro sicario. Antonio llevaba el brazo vendado por el disparo y hacía cara de pocos amigos mientras chistaba a Daniel negando con su cabeza.
— Acércate al arma cabrón y te pego un buen tiro en toda la frente —dijo el mafioso mientras torcía el rostro y su larga melena rizada se movía—.
— Señor Daniel, no me dé motivos para que le hagamos daño que después de lo de ayer ya le tenemos en gana —anunció Pablo Utiel, el que Rafael había designado como cabecilla de los tres—.
Miró al tercero de los hombres que permanecía unos pasos más atrás y pudo ver como tenía toda la cara hinchada y un enorme moratón en el ojo izquierdo síntoma de que lo habrían golpeado. Dedujo que algo tenía que haberle ocurrido ayer porque cuando lo vio en la entrada de aquel edificio no tenía ninguna marca.
Daniel miró al hombre magullado.
— Se te ha ido la mano con el rimel. Tenias una cita con estos dos?
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A TIEMPO DE VIVIR
Science FictionUn extraño efecto de la naturaleza despierta en Darla una fuerza interior que le permitirá hacer lo que siempre deseó. Deberá superar las adversidades a las cuales se enfrenta antes de qué la enfermedad la consuma. Esta historia ha sido creada por m...