La Asencion

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_tus faltas declaran en tu contra, pecado de la lujuria, rompiste nuestros acuerdos con el cielo sin mencionar las múltiples faltas en acumuladas en el tiempo que se te otorgo el titulo del pecado de la lujuria. Como te declaras_

_¡inocente!_ se pronuncio _que ha pasado con nuestro antiguo linaje, fervientes guerreros de la oscuridad, acaso no recuerdan que nuestra raza siempre ha tenido problemas con los ángeles, ¡los demonios no tenemos por que retractarnos sobre nuestras acciones en contra de los ángeles!_ defendía su opinión impunemente.

_sabes que la guerra contra los ángeles acabo hace miles de años, y si estas aquí es por haber dejado que una ángel te purificara sin mencionar que violaste el pacto con los cielos, de no usar armas oscuras_

El pacto, ¿Qué era exactamente? solo eran reglas que impedía que los demonios y ángeles se mataran, la única forma de solucionar sus problemas consistía mas en absorber al grupo contrario convirtiéndolas en parte de las suyas, con armas que no tenían el poder de matar sino de convertir.

_esto no es justo ¡esto no es justo! Si vejar a la ángel fue mi delito prefiero la muerte_ declaraba su propia sentencia encadenada y parada frente a la corte demoniaca.

_conoces muy bien nuestras leyes, y aunque te declaráramos pena de muerte, nuestras manos demoniacas no bastarían para matarte, no podemos morir bajo la mano de las nuestras, por lo que tu castigo será ¡el exilio!_ anunciaba su veredicto golpeando con un maso haciendo sonar su orden un par de guardias la sujetaron y tras despejar el estrado la demonio comenzó a forcejear y a gritar.

El demonio de la lujuria era retirada de forma humillante ante sus colegas quienes murmuraban sus crímenes y mirándola con vergüenza.

Ambas guardias la habían llevado hasta una especie de cámara de tortura donde al encadenarla la verduga con la cara cubierta se acerco a la prisionera.

_déjenla, las llamare cuando haya terminado_ indicaba.

De pronto la prisionera comenzó a reír de forma malévola.

_¿te parece divertido el procedimiento?_ preguntaba la verduga amarrando el par de cuernos de la demonio con unas cadenas especiales.

_si, y decir que habia dejado que mis instintos acabaran con mi futuro, y el error del estrado de dejarme con vida_

_¿sabes por que las nuestras no pueden matarnos?_

_si_

_entonces deberias saber que solo las armas divinas o el poder de los angeles son capaces de matarnos, y viceversa, la luz erradica la oscuridad, y la oscuridad devora la luz, es parte del equilibrio, y si no estas muerta aun es por que el angel a pesar de purificarte con un minimo de luz aun eres inmune a nuestras armas_

_pues pronto desaparecera, pues tengo planeado regresar_

_intentalo y veras que la gran lucifer no estara nada contenta_

_¿y que hara? si no puede matarme_ se burlaba de las palabras de la verduga.

_pues te dara una peor sentencia que la ascencion, te vendera a los angeles para que ellas puedan hacerte lo que nosotras no pudimos, por haber dañado a una de sus miembros_ se explicaba tras terminar de sostener los cuernos de la demonio esta se retiro hasta un engranaje donde unas criaturas aberrantes estaban a punto de empezar, solo esperaban la orden de la verduga.

_esto dolera, pero es parte del proceso, esta sera tu marca de exilio, quitarte los cuernos te quita el derecho a volver y ser un demonio, afuera podrás hacer lo que quieras pero tu poder se vera mermado cuando ya no seas mas parte del infierno_ tras lo dicho chasqueo los dedos.

El Demonio Entre Las PiernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora