Capitulo 8

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Era otro día más en Konoha, los jóvenes disfrutaban del día a día caminando en los alrededores, una pareja conocida en la aldea caminaba con su pequeña hija en brazos jugando y riendo.

Era otro día más en Konoha, los jóvenes disfrutaban del día a día caminando en los alrededores, una pareja conocida en la aldea caminaba con su pequeña hija en brazos jugando y riendo

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No era secreto que ambos tenían una buena relación, Naruto puso a su pequeña hija de no más de algunos meses en sus hombros mientras su mujer tomaba su brazo sonriendo.

—Naruto.–Una voz suave se escuchó frente a ellos.

—Hinata.–Sonrió viendo a la peliazul la cual estaba con un bebé recién nacido entre sus brazos.

Sakura llevó a su familia a pasos rápidos frente a la Hyuga viendo con ternura al pequeño niño, Naruto bajó a Kasumi de sus hombros la cual comenzó a ver con curiosidad al otro bebé.

Kiba se hizo presente haciendo que todos tuvieran una agradable conversación entre risas, Naruto realmente tenía un gran cariño por Sakura, escucharla reír hacía que su corazón latiera fuerte y por otro lado su pequeña hija, después de tantos años de sufrimiento por fin era feliz en una familia.

Después de la pequeña reunión con sus amigos, siguieron caminando observando a las personas de la aldea, de repente Naruto observó la casa conocida por ser habitada por sus fallecidos padres.

—Me gustaría mostrarte algo.–Naruto miró a Sakura la cual entendía el objetivo.

Sin palabras solo asintió mientras Naruto le pasaba a la pequeña Kasumi, juntos caminaron a aquella casa inhabitada, nadie tenía permiso para pasar a excepción del rubio, abrió la puerta de la casa dejando ver todo arreglado.

—Perdón si hay mucho polvo, no quería mover la cosas de mis padres.–La guiaba entre habitaciones.

Ella solo podía observar como Naruto reflejaba ternura en cada cosa que decía.

—Desde que supe que mi padre fue el cuarto Hokage me dieron el permiso para mudarme aquí.–Pasaron por una habitación en la cual había una cama grande dando a entender que era la antigua habitación del Hokage y su esposa.—Decidí dejarla así como un monumento a ellos.

—Me gustaría visitar la tumba de tus padres.–Sakura habló haciendo que Naruto la vea.—Claro si estas de acuerdo.

Naruto sonrió y asintió llevando a su esposa junto a su hija, Kushina estaría feliz de saber la mujer con la que estaba su hijo.

Ino y Shikamaru.

La rubia Yamanaka se había levantado puntual como la mayoría de días en la semana, Shikamaru con pereza la escuchó y se levantó pocos minutos después de ella.

—¿A dónde vas?–Preguntó restregando sus ojos con su mano mientras bostezaba.

—A la floristería.–Sonrió ella mientras terminaba de tomar su té.

Generalmente Shikamaru despertaba mucho más tarde que Ino pero ahora el también estaba sirviéndose del té que la Yamanaka había hecho.

—¿Te puedo acompañar?–Shikamaru se exaltó al quemarse el labio con la taza.

—Claro, pero es un trabajo un poco estresante.–Ino rió.

—Vamos se cortar flores.–Shikamaru bostezó mientras con una pequeña liga resistente ataba su cabello como siempre.

—Está bien, pero si te cansas te tomas el tiempo libre.

Shikamaru asintió, luego de media hora fueron a la floristería Yamanaka, aunque pareciera que siempre está vacía de poco a poco llegaban mujeres y una que otras veces hombres en busca de un regalo para sus esposas pasaban las horas mientras Shikamaru se limitaba a pasarles los ramos a la rubia.

—Un arreglo de Petunias y Rosas enseguida.–Ino memorizó.

Shikamaru observaba como su esposa se movía de un lado al otro con tanta fluidez cortando las flores y arreglándolas en pocos minutos para ser entregadas instantáneamente.

—Joven.–Una anciana se acercó a Shikamaru señalando las rosas blancas.—Podría cortar una docena de rosas.

El asintió, era más que obvio que el trabajaba ahí por su mandil amarillo de bordes rosados, se sentía ridiculizado por aquel uniforme pero quería demostrar que podía hacer el simple trabajo de cortar unas flores.

Se volteó encontrando dos tipos de flores color blanco, acercó su mano a unas con su tijera antes de ser llamado nuevamente por la anciana.

—Disculpe, esas son Kalmias.

—Discúlpeme.–Se volteó nuevamente y sin cuidado alguno agarró el tallo de las rosas.

Se pinchó con una de las espinas sobresaltandose, Ino repentinamente se acercó cortando con cuidado las doce rosas envolviéndolas en un ramo para entregárselas a la señora.

—No te preocupes.–Le dio una sonrisa sincera.—También tarde en aprenderme los nombres de cada flor.

—Hola.–Sai se acercó a la pareja con una sonrisa.

—Espero que no te moleste.–Ino terminó de hacer un ramo con unas rojas teñidas en azul.—Le dije a Sai que te acompañara a comer.

—¿No vienes?–Shikamaru miró a la ojiazul.

—Aún tengo mucho trabajo que hacer.

—Vamos Shikamaru, puedes traerle algo de comer cuando termines.

Nara asintió dejándole el trabajo a Ino, caminó junto a Sai llegando a un restaurante, al pedir su comida Shikamaru no pudo evitar hablar.

—¿Como va tu matrimonio?–dejó el vaso en el que bebía algo.

—No lo considero así.–Sai sonrió.—Ella esta decidida a dejar la aldea apenas tengamos al bebé.

Shikamaru se sintió mal por la pregunta que había hecho, era cierto que algunas personas seguían detestando la ley pero el ya no estaba incómodo con Ino.

Matrimonios en Konoha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora