Valentina
Qué demonios fue eso? No podía sacar de mi cabeza lo último que Juliana había dicho, tampoco podía dejar de recordar la forma en que su boca y cuerpo se sintieron contra mí en la fiesta de ayer. Eso significaba mucho teniendo en cuenta que me encontraba molesta por dos grandes cosas justo ahora…
Suspirando, limpié lo último del vómito de Tina fuera de mi auto y cliqueé en el texto que ella me había enviado:No sabía que estaba tan borracha… lamento haber arruinado tu auto… aunque hablaba en serio sobre querer tener sexo anal antes…
¡Llámame cuando veas esto!
Ugh.
Puse mi teléfono de nuevo en mi bolsillo, volviendo a los pensamientos sobre anoche.
El segundo en que vi a Juliana en ese outfit, no pude concentrarme en nada más. Ni si quiera en Tina, y lo había intentado. Duro. Había dado lo mejor de mí tratando de parecer interesada en la sosa y muy sexual conversación de Tina, de actuar intrigada cuando no-muy-sutilmente me enseñó el color de la tanga que estaba usando, pero no importo cuantas veces susurró lo mucho que deseaba montarme más tarde, solo podía pensar en Juls y cuanto quería estar con ella.
Lo que es más, cuando las dos bailamos juntas al final de la noche, no se sintió tan juguetón e inocente como normalmente lo hacía.
Y supe que ella podía sentir la diferencia también; ella nunca se había ruborizado a mí alrededor, y definitivamente nunca me había tocado de la manera que lo hizo tampoco.
La había revisado unos minutos después que se fuera a dormir a mi cuarto y cuando noté que había rodado fuera de la cama y al suelo, la hice despertar. Sostuve una toalla húmeda contra su cabeza mientras ella me maldecía silenciosamente, le hice beber una botella de agua con una aspirina, y luego esperé a que volviera a dormir nuevamente. Estaba más que honestamente tentada a pasar el resto de la noche con ella para asegurarme que estuviera bien, pero Tina me había encontrado y rogaba llevarla a casa así podíamos tener sexo.
Tal vez, que vomitara en mi auto había sido algo bueno…
Aun pensando, caminé por mi acera y desbloqueé la puerta de mi patio trasero —encontrándome cara a cara con la segunda razón por la que estaba molesta. Había vasos rojos y botellas de cerveza en todas partes, y un par de personas se habían desmayado sobre el tapete de Slip N Slide. La piscina de gelatina estaba volteada, camisetas blancas colgaban improvisadamente en una línea de ropa, y había varios fiesteros que habían usado mis electrodomésticos como almohadas. Me dirigí al interior, buscando a Josh para matarlo.
—Oye, ¿Qué onda? —sonrió mientras caminaba dentro de la cocina, sosteniendo un sartén.
—¿Ves todos esos vasos rojos y las botellas de cerveza en mi patio? —Miré alrededor de mi casa—. ¿En el piso de aquí, también?
—No te preocupes por ello —dijo—. Los nuevos de la clase del último semestre terminarán de limpiar todo en una hora. ¿Quieres huevos?
—No. —Tomé jugo de naranja del refrigerador—. ¿Y volverán a poner los muebles en su lugar también? –
—Sip. —Hizo girar sus huevos—. Todo debería regresar a su orden para antes de las tres en punto hoy… tal vez después que veas lo bien que es puesto todo en su lugar, ¿Podemos organizar otra reunión de negocios para montar una fiesta “Épica: Parte Dos”? Le di una mirada en blanco, y él rió.
—Estoy bromeando, estoy bromeando. Te vi abandonar la fiesta con Tina alrededor de las tres. ¿Cómo te fue? –
—No fue. —dije—. Vomitó en mi auto apenas llegamos a la acera.
—Oh. Bien, déjame adivinar. ¿La ayudaste a limpiarse y todo eso en cuanto llegaste a su casa?—
—Claro que lo hice. —Rodé mis ojos—. No soy una gran idiota como tú. ¿Cómo estuvo tu noche?
—Eh. He tenidos mejores coños, pero estuvo bien. –
—¿Siquiera quiero saber quién fue la desafortunada víctima?
—No, a menos que prometas que no me juzgarás. –
—Lo haré. —Reí y di un paso atrás—. Lo que sea que le pusiste a la gelatina, deberías reconsiderarlo seriamente la próxima vez que quieras montar una fiesta “épica”. –
—Épica con E mayúscula, my friend. —Sonrió—. ¿Y por qué debería reconsiderar cualquier cosa? ¿Porque una persona se enfermó?—
—Porque todo el mundo se enfermó. —Hice un gesto alrededor de la habitación—. ¿O no notas los veinte compañeros de cuarto extra que tenemos esta mañana? –
—Anotado. Si cambias de idea sobre otra fiesta, no olvides que estaré dispuesto a demostrarte mi valor alrededor de las tres hoy. No me molesté en responder.
Caminé por el corredor y hacia mi cuarto, notando que Juls luchaba por levantarse.
—Detente. —Puse una almohada debajo de su espalda y la ayudé.
—Gracias… —miró arriba hacia mí—. ¿Puedo preguntarte algo?—
—Pregunta.—
—¿Realmente nos besamos anoche o fue una pesadilla? –
—Sí, realmente nos besamos anoche. —Dije—. Pero incluso si no lo hubiésemos hecho, sería más como un sueño mojado para ti, no una pesadilla. –
—Olvida que alguna vez pregunté… —trató de rodar sobre sí misma pero la mantuve quieta. —¿Recuerdas algo de lo que pasó anoche?—
—¿Qué quieres decir con algo de lo que pasó anoche? —Lució horrorizada—. ¿Hicimos algo más que besarnos?—
—No… —dije, insegura de cómo sentirme sobre ella no recordando—. ¿Quieres quedarte aquí el resto del día, o quieres que te lleve a tu casa?—
—Honestamente, no puedo sentir mis piernas ahora… —gruñó mientras empujaba su teléfono hacia mí—. ¿Puedes enviarle un texto a Chris y preguntarle si podemos saltarnos esta noche y salir mañana? Estoy tan resacosa…
—¿Estar resacosa significa que eres incapaz de mensajear?—
—Le he enviado textos a tus novias antes, y no me quejé… —me estrechó los ojos, entregándome su teléfono.
Tipeé en su casilla de mensajes y noté que Chris le había enviado un montón de mensajes de mierda desde anoche. —¿Estás segura que este tipo no es una versión masculina de Sofia? Te ha mensajeado cada maldita hora desde ayer. Probablemente deberías leer sus mensajes primero. Ella se movió hasta el borde de la cama, sonriendo y mirando hacia mí.
—Léelos para mí. –
—Me debes un Sábado Resacoso en tu casa, con desayuno.—
—Trato hecho. Cliqueé en el primero…
No puedo esperar a verte otra vez, bebé…
—¿Se conocen desde hace menos de dos semanas y ya te llama bebé?—
—Solo léelos, sin tus indeseados comentarios. Gracias.—
Rodé mis ojos y cliqueé en el siguiente.Eres caliente como la mierda, bebé.
Ella sonrió.
Eres bella como la mierda, bebé.
Ella sonrió otra vez.
No puedo esperar a ver tu… Paré.
—No leeré el resto de esta mierda, Juls. –
—Por favor…
Me quejé.No puedo esperar a ver tus perfectas tetas y tu cálida boca alrededor de mi polla dura como roca… no puedo esperar a devorar tu coño…
Ruborizándose, me arrebató el teléfono.
—No me di cuenta que eran mensajes de sexo… esos son privados. –
—¿Esa es la clase de mierda que te calienta, Juls? ¿Mensajes privados sobre cálidas bocas alrededor de pollas duras como roca? –
—Se llama hablar sucio. –
—Se llama intento de hablar sucio… eso no es para nada lo que es. –
—Eso es exactamente lo que es. —Me estrechó sus ojos, luciendo tan hermosa como anoche—. Tal vez si lo hubieses hecho con alguna de tu gran cantidad de novias, tus relaciones podrían haber durado mucho más.
La miré, notando que mordía el labio, definitivamente debía encontrar la manera de alejarme de ella por un tiempo hasta poder averiguar por qué repentinamente me afectaba tanto.
—¿Solo mirarás fijamente? —me preguntó—. ¿No hay una réplica sabihonda? ¿Sin agudos juegos de palabras? –
—No…
—Bueno, eso es sorprendente. —Se mordió el labio otra vez, y para evitarme a mí misma empujar sobre ella y morderlo también, tomé una toalla de la punta de la cama.—Tomaré una ducha. Hablaré contigo cuando no estés diciendo cosas sobre bocas cálidas y pollas…
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By your side
ChickLitJuliana ha sido mi mejor amiga desde la infancia y a traves de los años y a pesar de lo que digan, nunca hemos cruzado la linea. Hasta que una noche todo cambio. Solo amigas... Solo somos amigas... Solo estoy diciendo esto hasta averiguar si sigue...