Clasificaciones y masajes

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Juliana

Tomé una taza de vidrio del gabinete de Val y la puse en una caja
—¿Esa es la última?—Josh se acercó a recogerla.
—Sí, es la última—le dije y él inmediatamente dio la vuelta y la llevó fuera. A pesar de que me dije que me iría a casa después de un día de hacer vueltas, decidí quedarme y ayudar a guardar en cajas los objetos de valor de Val que iban a ser puestos en el camión U-Haul. (Bueno, y también me quedé para poder mirarla un poco más y tratar de averiguar qué demonios nos pasaba a mí y a mi pobre y confundido cerebro.)
Miré de nuevo a Valentina y me di cuenta que ella  también me miraba. —¿Necesitas que me quede para ayudarte con algo más?—le pregunté.
—Necesito que vayas a dormir un poco.—Se veía preocupada—. No conseguiremos organizar todo esta noche. Puedes volver mañana y ayudar—
—No estoy cansada—le dije con sinceridad.
—En ese caso...—Josh volvió a entrar en ese mismo momento y señaló una columna enorme de cajas en una esquina—, ¿podrías organizar todo el alcohol en esas cajas según marca y tipo, por favor? Y luego, cuando hayas terminado, ¿podrías organizar el resto?—Señaló a otro montón que se escondía detrás del marco de la puerta.
—Pensándolo bien, me vendría bien un descanso...
—No descanses demasiado entonces. Los chicos y yo estaremos armando algunas de las antorchas afuera si nos necesitan, y mientras trabajamos, pensaré en si te invito a nuestra fiesta.
Desde lejos le hice un gesto para que se alejara y me acerqué al sofá, colapsando en la alfombra en vez de sentarme junto a Val.
—¿Demasiado cansada hasta para llegar al sofá?—Sonrió— ¿Segura que no quieres que te lleve a casa? De hecho, eso sería una muy buena idea en este momento...
—Ven aquí. —Agarró mi brazo y me acercó, ubicándome entre sus piernas. Luego, empezó a masajear suavemente mis hombros. Cerré los ojos y me recosté un poco, disfrutando de la sensación de sus manos sobre mi piel, tratando de no pensar en el hecho de que mis nervios se hallaban en el borde.
—¿Cómo van las cosas entre tú y Chris? — preguntó
—Las cosas van bastante bien la verdad. Salimos a correr ayer por la mañana... Y da unos besos bastante decentes. –
Eso significa que hay una alta probabilidad de que ustedes tengan sexo bastante decente?—
—Creo que vamos a tener sexo increíble. —Tragué mientras presionaba su palma contra la parte posterior de mi cuello—. Además creo que va a ser tan increíble que te pondrá increíblemente celosa cuando te cuente todo.—
—Por favor, no lo hagas. —Dejó escapar una risa baja—. Definitivamente, tienes que invitarlo a la fiesta. –
—Ya lo invité—
—¿Tengo que prestarte mi habitación para asegurarme de que asegures ese asunto? –
—No...
—¿Por qué no? –
—Porque, a pesar de que agradeció la invitación, no puede venir. Tiene que trabajar el turno de la noche ese día... ¿Cómo van las cosas contigo y Tina—
—Nada está pasando—dijo, amasando mis hombros por última vez—. Todavía tengo que devolverle la lllamada.—
—¿Alguna razón por la que estás demorando ese asunto?—Me miró a los ojos.
—No estoy segura de eso todavía...

Silencio.

Ninguna de las dos dijo nada durante unos minutos, sólo nos quedamos mirando la una a la otra. Se inclinó, moviendo un mechón de cabello de mi cara y sentí que mi corazón se aceleraba, lo sentí retumbar y mecerse contra mi pecho de una manera que nunca había hecho antes.

—¡ÉPICO con una E mayúscula!—gritó Josh, obligándonos a separarnos—

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—¡ÉPICO con una E mayúscula!—gritó Josh, obligándonos a separarnos—. Ya tenemos el lema de la fiesta…
—Felicitaciones—dijo Val, sin dejar de mirarme.
—Sabía que te iba a gustar—Josh sonrió—. Además, necesito una reafirmación rápida de ustedes dos para mi amigo Martin aquí. —Señaló al hombre de uno ochenta metros que se hallaba de pie junto a él. Intercambiamos miradas confusas.
—Por favor, díganle que el sexo es la causa número uno para arruinar cualquier amistad verdadera. —Josh se cruzó de brazos—. Antes de responder, permítanme decir los hechos: uno, si duermes con la persona que te conoce mejor, estás creando un enemigo potencial. Dos, una vez que tengas sexo, ni mierda que vuelve a ser igual. Tres, si no terminan juntos, entonces no podrán ser amigos. Nunca. ¿Acaso no sueno como si tuviera toda la razón o no? –
—Suena como si estuvieras hablando por experiencia personal...—Me levanté y asentí a su amigo—. Pero... sí suena como si tuvieras la razón. –
—Toda la razón. —Val estaba de repente a mi lado, extendiendo su mano a Martin—. Nunca debes dormir con tu mejor amiga. Tiene razón. Nunca funcionará a largo plazo.—
—Pero, ¿y si ambos acordamos en no dejar que el sexo se interponga? –
—Nah...—dijimos lo mismo al unísono Valentina, Josh y yo y nos reímos.
—Ahora que hemos aclarado eso—dijo Josh, sonriendo—. No me importa que estés alrededor esta noche, valentima, pero estamos a punto de discutir algunos asuntos serios de Epsilon Chi, por lo que ¿podrías hacernos el favor de llevarte amablemente a tu otra mitad a su casa? Sus servicios de conducción fueron muy apreciados hoy.-- Rodé los ojos y le tiré un sacacorchos.
—Volveré y organizaré el alcohol mañana. Aunque, creo que voy a tener que hacerlo por color y no por marca, ya que al parecer estúpidamente arrancaste todas las etiquetas. –
—No fue estúpidamente. Fue deliberadamente, amiguita. Fue para nuestra nueva versión del concurso de camisetas mojada –
—Me das asco.
—Y tú me excitas.—Se humedeció los labios juguetonamente.
—Suficiente, ustedes dos...—Val  agarró las llaves de su auto
—Ahora vuelvo. Por favor, traten de no quemar mi casa mientras estoy fuera.—
—Nuestra casa. —Prácticamente nos echó por la puerta—. Y voy a hacer mi mejor esfuerzo.
De camino a casa, Val y yo actuamos como si ese momento cerca del sofá nunca hubiera pasado. La noche terminó como lo solía hacer durante el verano, con Val de esperando a fuera de mi casa, esperando a que entrara para irse, y luego un texto tardío unas horas más tarde:

¿Tienes ganas de hablar o de conseguir una cena tardía conmigo?



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