Segundas miradas

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Valentina.

¿Quieres saber lo que dice Tina a tus espaldas?
—Juls.

No, pero me gustaría que malditamente te apuraras y salieras de aquí así podemos terminar con esto. Creí que salías al mediodía hoy. (De todos modos, ¿por qué demonios sigues trabajando aquí? Raramente apareces y el jefe te odia...)

Sinceramente, Val. 

Tina Les está diciendo a todos sus amigos que tienes la boca más sucia/sexy que alguna vez haya experimentado por teléfono, y no puede esperar a que finalmente “la folles hasta sacarle los sesos.” (Honestamente no sé por qué sigo trabajando aquí… dame un segundo para averiguarlo.)  ¿Realmente tengo que conducir?
—Juls. 

Sin comentarios ni nada sobre la mierda de Tina.

 
Sí. APRESURATE.

Sinceramente, Val.

Me recosté en el asiento del acompañante de mi auto, continuando la espera de Juls con Josh y dos de los chicos de su fraternidad en la marina. Esperaba que el día de hoy pasara rápidamente, porque no estaba segura de poder lidiar con ellos tres más que un par de horas.  —¿Te conté que empecé un club privado de marihuana en mi fraternidad, Valen? —preguntó Josh.—
—No… —Inmediatamente le disparé a Juls otro mensaje de “apresúrate”, y lo miré por el espejo retrovisor—. ¿Ya has fumado demasiada hierba hoy? Es muy temprano para ti, ¿o no?–
—Para que conste, no hay tal cosa como fumar demasiada hierba —dijo—Sin embargo, volviendo al tema, he hecho de mi misión personal decirles a los superiores que no tienen permitido matar mis sueños de hierba el próximo año y que dejen vivir mis metas. –
—Déjame ver si lo entiendo, ¿estás feliz por iniciar un club que promueve una droga ilegal? ¿No querías ser Gobernador? –
—Está bien, primero que nada, la marihuana no es una droga. Es una hierba —dijo desafiante—. Esta mierda crece desde el suelo, justo como una maldita zanahoria. –
—¿Y qué hay de los efectos secundarios? —le preguntó uno de sus propios hermanos de fraternidad…
—. ¿Las advertencias? —¿Qué advertencias? ¿Que esta hierba te relaja y te hace sentirte abrumadoramente calmado, pacífico y feliz? Ah, sí. —Rodó sus ojos—. Los efectos colaterales son prácticamente letales. La marihuana cura el glaucoma, ayuda a los ciegos, y la única razón por la que es ilegal es porque el gobierno sabe que si la vuelven legal será difícil de imponer porque la gente puede intentar plantar su propia provisión en el patio trasero—
—¿Realmente crees esto o estás intoxicado justo ahora? —preguntó el otro hermano de fraternidad—. Honestamente, empiezo a preocuparme por ti…
—¡Ja! —Josh rió—. Créeme, cuando me convierta en Gobernador, después que borre toda la mierda que hice durante mi primer año, hacer de la hierba legal será mi objetivo número uno. –
—¿La cocaína será tu numero dos? —le pregunté llanamente. –
—Púdrete, Val. Escúchame…

Ni me molesté. Cerré mis ojos y me recosté en mi asiento.

Nunca volveré a acceder a ayudar a Josh con una fiesta. Nunca más…

—Mira… —susurró uno de los chicos de fraternidad—. Yo iría a por ella totalmente. -
—Infierno, sí. —Rió el otro—. Fácilmente un veinte sobre diez. –
—Diecinueve punto cinco… medio punto descontado por la boca sabelotodo. La abordé en el campus una vez—
—Hablamos de aspecto, no actitud. —--En ese caso, redondearé a cincuenta--
Ambos rieron y abrí mis ojos justo para ver de quién hablaban, pero la única mujer a la que vi, la mujer caminando hacia nosotros, era Juls. Vestida con un top  y falda, caminaba despreocupadamente, sin importarle el mundo. Su largo cabello negro se agitaba con el viento, y por alguna razón no podía sacar mis ojos de ella. Casi todos los hombres que pasaban a su lado del otro lado de la marina parecían sentir lo mismo. Miraban dos veces o se le quedaban viendo con admiración por unos segundos.
—Síp… —dijo uno de los chicos en la parte trasera mientras ella se volteaba para gritarle a alguien sobre su hombro—. Y definitivamente iría a por ella…
Normalmente, le hubiese dicho que cerrara la maldita boca, pero mi mente se encontraba de momento perpleja por Juls, preguntándome por qué nunca le di una segunda mirada hasta hoy. Incluso en cuarto grado (boca de metal incluida), pensé que era linda, incluso bonita, pero la mujer caminando hacia nosotros era más que eso. Mucho más que eso… De hecho, mientras más se acercaba, más resaltaban sus atributos a la luz del sol: labios delicados y perfectos, ojos con forma de almendra de un claro color avellana que sabia se encontrabam debajo de esos lentes oscuros, y una sonrisa que volvía locos a sus admiradores en el asiento de atrás.

Qué mierda… 

Cuando finalmente llegó al auto, le dio un tirón a la manija de su puerta y lanzó un quejido

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Cuando finalmente llegó al auto, le dio un tirón a la manija de su puerta y lanzó un quejido.

—¿En serio, Josh? Sé que fuiste tú. ¿Estás haciendo esto para marcar un punto? –
—Síp —dijo él, inclinándose hacia adelante y desbloqueando la puerta—. No mantienes a personas adultas esperando por ti, y si dices que sales al mediodía, será mejor que te asegures de salir al mediodía.
Juls rodó los ojos y se sentó detrás del volante, ignorándolo como usualmente hacía. —Como somos las únicas siendo adultos en el auto… —me dijo mientras arrancaba el motor—. Um… ¿hola? ¿Por qué estás viéndome así? ¿Hay algo en mi cara?
—No… —Me di vuelta y miré hacia el parabrisas—Sólo pensaba. –
—¿Sobre qué? —Sonaba preocupada.
—Te lo diré más tarde. –
—¿Estás segura? Luces realmente…
—Um, ¿hola? —la interrumpió Josh—. Odio interrumpir el episodio de Mejores amigas de hoy y su basura de noticias diarias, pero tenemos algunas cosas de fiesta que recoger. –
—Lo que sea. —Se alejó lentamente—. ¿Te conté que Val me está ayudando a encontrar un revolcón antes de ir a la escuela culinaria? —dijo ella, con una sonrisa perfecta en mi dirección—. Ella es una verdadera amiga. A diferencia de alguien a quien conozco. –
—No crecí contigo por más de la mitad de mi vida, ¿está bien? No te debo nada. Y, para que conste… Apagué sus voces. Ambos podían discutir por horas acerca de nada sólo porque querían. Por suerte, siempre me dejaban fuera de ello la mayor parte. Y justo ahora, me sentía más  agradecida que nunca por su discusión distractora. Me giré a mi izquierda para ver a Juls otra vez, esperando que los últimos minutos hubiesen sido un error, que estuviera en el medio de un sueño. No existía manera de que me sintiera atraída de esta forma justo ahora, no puede ser que quisiera pedirle que se detuviera así podía saborear sus labios. Ambos pares de ellos. Los pensamientos que cruzaban mi mente, desgarrando ese top y acostandola sobre el capó... esos pensamientos debían ser borrados lo más rápido posible…

Maldita sea…  

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