Te amo.

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Juliana.

Me puse de pie en la cocina con mi madre, marinando el pollo en salsa de barbacoa mientras preparaba una ensalada.
—Me gusta Sean —dijo, sonriéndome.
—A mí también. —Miré hacia afuera por la ventana donde estaba ayudando a Vera a acomodar los asientos en el patio trasero
—En verdad es perfecto. –
—¿Y eso cómo es? –
Pensé en sacar mi hoja de cálculo y mostrarle cómo era un perfecto diez en “intensidad de los besos” y la categoría “conversaciones genuinas”, pero me contuve. —Hace las cosas más dulces por mí en Francia… llama para despertarme cada mañana, corre conmigo los fines de semana, me escucha cada vez que quiero hablar... También besa increíblemente. Se rió.
—¿Besa increíblemente? –
—Los mejores labios que he besado.—

Excepto Val…

Una imagen de Val besándome en la fiesta ÉPICA… controlando mis labios con los suyos, de repente corrió a través de mi mente y me obligué a desecharla.

—Dijo que quiere preguntarme algo durante la cena de esta noche, cuando todo el mundo esté aquí —dije—. ¿Crees que se va a proponer? –

—¿Tan pronto? —Sus ojos se ampliaron—. Esperaría que no.—

—No lo está —dije, riendo—. Me gusta mucho. Aunque… ¿crees que podrías vernos juntos a largo plazo? –
—No estoy segura; aunque siempre pensé que terminarías con Valentina. —Sonrió, dejando la ensalada. –
—¿Qué? ¿Cuándo pensaste eso? –
—Siempre lo he pensado. Aún lo hago.—

Qué demo...

—¿No ves a Sean, mi actual novio, por ahí? –
—Lo hago —dijo—. Creo que realmente se preocupa por ti, pero sé que no están enamorados... Sé que es un hecho que Valentina te ama más de lo que nunca sabrás. –
—¿Por qué está molesta porque tengo novio? ¿Por qué está siendo grosera y maleducada conmigo?—
—Porque estuvo aquí cada semana que no estuviste, preguntando por ti, queriendo saber si habíamos hablado, con la esperanza que llamarías mientras estaba aquí. –
—Claro…
—Es verdad. —Sostuvo el rallador de queso en mi cara y vi que había lágrimas en mis ojos—. No estoy tratando de decirte qué hacer. Solo te estoy diciendo lo que pienso, y creo, si quieres admitirlo o no, que perteneces a Valentina.—
—Dijo que no siente nada por mí cuando nosotras…
—¿Cuando ustedes qué?

Suspiré.

No quería hablar de mi vida sexual con mi mamá, pero era lo más parecido que tenía a una mejor amiga así que lo dejé salir.
—Tuvimos sexo antes de que me fuera al extranjero… De hecho, tuvimos sexo un par de veces… —Hice una pausa, esperando una reacción de sorpresa, al menos, un jadeo, pero no recibí nada
— Y yo er… le pregunté si sentía que algo entre nosotras había cambiado, porque yo definitivamente lo sentí. Le pregunté si tenía sentimientos que eran como de más que amigas, si se sentía como si hubiera algo más que sexo entre nosotras, y dijo que no. –
—¿Se lo preguntaste en persona? –
—No. Fue por mensaje de texto. Es lo mismo.  –
—En realidad no. —Chasqueó los dientes—. Tal vez haya una razón por la que dijo eso.—
—Sip, decirme la verdad y confirmar que nunca deberíamos haber tenido sexo… ¿Podrías al menos tratar de lucir sorprendida por todo esto? Tuve sexo con él. Sexo. Con. Val.—

Se rió.

—No me sorprende en absoluto, Juliana. Solo estoy sorprendida de que tomara tanto tiempo para que sucediera.—
—¿Estás segura de que eres mi madre? -

—No creo que deberías tomar decisiones drásticas hasta que hables con ella en persona. Sigue siendo tu mejor amiga —Me dio un ligero beso en la mejilla y me abrazó antes de salir caminando. Me limpié la cara con la manga y corté unas cuantas piezas más de pollo, maldiciéndome por no traer conmigo la cubertería que tenía en Francia. Uf… me estoy convirtiendo en una crítica de cubertería… Síntoma número uno de la Escuela Culinaria...

By your sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora