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Ji-eun llevó al pequeño Jimin a su cuna, acostándolo con delicadeza antes de sonreír con satisfacción. Encendió el monitor y luego se dirigió a la cocina, donde sacó un vaso y vertió un poco de soju. Justo cuando iba a llevarse el vaso a los labios, se detuvo y sonrió, recordando los últimos dos años de su vida.

—No deberías beber ahora que eres madre. —le advirtió la voz de un chico.

—Solo un poco. —respondió Ji-eun, tomando un sorbo del vaso.

—¿Dónde está? —preguntó el chico, mirándola con curiosidad.

—En mi habitación. —respondió Ji-eun, lanzando una mirada hacia el pasillo.

—¿Puedo? —insistió el chico.

—Ve. —dijo Ji-eun, dándole otro sorbo a su bebida.

El chico subió las escaleras, y Ji-eun lo siguió. No era que desconfiara de él, sino que quería ver qué iba a hacer. Al entrar en la habitación, Jimin comenzó a llorar. Sin embargo, Ji-eun observó cómo el chico sonreía y levantaba al pequeño. En ese instante, Jimin dejó de llorar, fascinado por la mirada atenta y el suave arrullo del chico, mientras pequeñas risas salían de sus labios regordetes.

—Hola, pequeño. —dijo Vernon, acercándose con una sonrisa.

—Ababa. —balbuceó Jimin, lo que hizo reír a Ji-eun.

—Le agradas. —comentó Ji-eun, observando la conexión instantánea entre ellos.

—¿Puedo? —preguntó Vernon, y Ji-eun entendió lo que él deseaba.

Cuando Ji-eun salió de la habitación, Vernon recostó a Jimin nuevamente en la cuna. Caminó hacia la puerta y la cerró con suavidad. De su bolsillo, sacó una pequeña caja que abrió con cuidado, revelando una cadena.

Volvió a tomar a Jimin en sus brazos, el bebé lo miraba con curiosidad. Con delicadeza, Vernon tomó su mano y le colocó la cadena, lo que provocó que Jimin comenzara a agitarla alegremente.

—Espero que seas feliz, Jimin. —susurró, besando su frente.

—Ababa. —balbuceó Jimin, haciendo sonreír a Vernon.

—Pórtate bien. —dijo, mientras le ponía un dedo en la nariz y el pequeño reía. —Deja dormir a tu mamá.

Al acostar a Jimin en la cuna, Vernon vio una luciérnaga que revoloteaba cerca. La tomó en sus manos y la observó detenidamente.

—Cuando sea el momento, sabes qué hacer. —le dijo, y la luciérnaga voló hacia la cuna, donde se posó suavemente junto al bebé antes de desaparecer.

Con un suspiro, salió de la habitación y se encontró con Ji-eun, quien leía un libro. Al sentir su presencia, ella bajó el libro y lo miró.

—¿Ya te vas? —preguntó.

—Sí. —respondió Vernon. —Oh, Jimin ya está dormido.

—Gracias. —sonrió Ji-eun, con gratitud.

—A ti por cumplir este propósito. —dijo él, sintiendo que había logrado algo importante.

Ella no dijo más, Vernon por su parte salió de la casa y se dirigió a buscar a Yoongi, sabiendo que debía encontrarse en un lugar específico.

—Yoongi. —Al llegar, lo vio y lo llamó.

—Sabes. —dijo Yoongi. —nunca sentí tanta emoción de verte.

—Me halagas. —sonrió Vernon, sintiendo una conexión renovada.

—¿Creí que estabas en el cielo? —lo miró con curiosidad.

Demon [Y.M][#1][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora