Veinticinco

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Dudas de un amor, besos expirados

Yoongi avanzaba lentamente por entre las mesas ensangrentadas, esquivando ágilmente cualquier charco rojizo y sillas tiradas por doquier

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Yoongi avanzaba lentamente por entre las mesas ensangrentadas, esquivando ágilmente cualquier charco rojizo y sillas tiradas por doquier. Sostenía en la mano derecha una manchada barra metálica, y para imponerse mayor seguridad, la izquierda apretaba con fuerza la hebilla del cinturón que anteriormente se había enrollado  a lo largo de su antebrazo con el propósito de anticipar cualquier dentadura.

La escopeta la llevaba colgada a la espalda; habían acordado no usar armas dentro del edificio, a excepción únicamente de que fuese una total emergencia.

Jungkook caminaba a su lado, el chico no le había dirigido ni una sola palabra desde que se habían internado en la sección derecha de la biblioteca, una sección cuyo mobiliario estaba destinado a los estudiantes más obsesionados por el estudio. Y ahora mismo el maknae se encargaba de rematar a los cadáveres que estorban el paso sin si quiera voltear a verlo.

El mayor creía que Jungkook era reservado pero no pensaba que fuera para tanto; ¿le había dado una mala impresión? ¿Le caía tan mal que no era capaz de tan sólo romper el hielo? Yoongi negó con la cabeza, resignándose.

Si Jungkook no hablaba era porque no quería, así que no arruinaría el silencio del que creía ser merecedor luego de haber pasado, literalmente frente a la muerte en persona. El no pensaba iniciar una conversación si el chico a su lado no daba señales de querer participar en una.

Quizá si estuviera con Jimin, las cosas serían diferentes.

Quizás el rubio lo habría deleitado con esa risa suya, se habría asegurado de que su Hyung estuviera bien luego de intentar hablar con él sobre su ataque de pánico en el pasillo, y tal vez habrían vuelto a envolverse en otro cálido abrazo.

Yoongi estaba seguro que de haber sido así, se habría encargado de que la conversación con Jimin jamás muriera.

El pelinegro se había adentrado tanto en sus pensamientos a tal punto de haber bajado notablemente la guardia, y además se había alejado una gran distancia de Jungkook, quien revisaba una estantería cada vez más lejana, por lo que cuando un infectado lo sorprendió al salir por debajo de una mesa y se le abalanzó a los pies, Yoongi tropezó.

Su espalda sufrió el golpe al chocar de lleno contra la estantería, y cuando por fin pudo volver a estabilizarse, Yoongi arremetió a patadas al infectado que aprovechando de la  situación, había intentado arrancarle las pantorrillas a base de mordiscos.

"Los rubios no solo son mi debilidad, si me descuido un instante, también serán mi perdición."

Cuando Yoongi logró soltar uno de sus pies del agarre del infectado, se concentró en hacer equilibrio con el que aún estaba sujeto por la criatura, evitando al mismo tiempo los mordiscos, y tras sostenerse con ambas manos de la repisa de libros a su espalda, el chico se decidió por actuar.

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