- ¡Taehyung, siéntate ya, que no me dejas ver! - SeokJin obligó al chico a sentarse bien en el asiento del copiloto pero este no dejó de estirar el cuello a pesar de que poco a poco los autos volvían a ocupar los dos carriles y por ende, la fila ava...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las luces amarillentas apenas alcanzaban a trazar sombras en la pared, no sólo por la poca intensidad que producían, sino también porque la hilera de diminutos focos sobresalientes del suelo a los costados del túnel parpadeaban constantemente, amenazando a cada segundo con dejarlos ciegos y a la deriva.
El grupo marchaba en fila india del lado derecho del túnel, pegados a la pared y con el costado izquierdo cubierto de autos abandonados.
Ninguna persona era tan estúpida como para cruzar el túnel a oscuras por el medio, expuesto por ambos costados. Nadie se atrevería teniendo esos horribles gruñidos haciendo eco ahí dentro y poniéndoles los nervios de punta.
A pesar de haberse encontrado con sólo cinco infectados desde que se habían adentrado en la oscuridad y la escasa luz amarillenta, no habían bajado la guardia. Era de su conocimiento que no estaban solos, aún no.
Recién habían pasado una escena aterradora donde un automóvil calcinado parecía sacado del mismísimo infierno con al menos seis cabezas pegadas a él. Los cuerpos se habían derretido a tal punto de quedar adheridos al automóvil, sea en el capó, en los asientos e incluso en el techo. Los calcinados tenían la piel derretida y el olor seguía picándoles en las narices a pesar de haberse alejado bastante ya.
Ninguno de ellos creía que sería el único escenario horripilante con el que se toparían.
No se escuchaba más que los gruñidos y lamentos en ese lugar, y por tal razón Jimin y el resto se esforzaban en pisar lento y silencioso, casi caminando de puntitas.
JoongHee iba al frente, se había encontrado con una botella acristalada de jugo, y sin contar la pistola — que aunque no pareciera cierto, tenía miedo de usar — era lo único con lo que contaba para defenderse.
Jimin iba al final con la segunda mochila puesta hacia el frente y con Yoongi aferrado a su espalda. Agradecía que desde su entrada al túnel el paso del grupo había aminorado, pues estaba agotado, sin embargo, no dejaba de sentir la pesada gravedad jalándolo cada vez más hacia abajo.
La posible esguince en su muñeca le mandaba punzadas a su sistema nervioso, y aunque quisiera negarlo, no creía aguantar mucho más. A duras penas podía respirar sin mostrarse agitado. Saliendo de ahí se aseguraría de averiguar con exactitud qué tanto comía el chico para estar tan pesado, y probablemente se encargaría de ponerlo a dieta.
Lo único que lo motivaba a seguir caminando entre charcos de líquido viscoso que, quería pensar se trataba de sólo sangre, era la hilera de autos que seguía expandiéndose y el pequeño halo de luz a la lejanía. Y claro, la promesa a su hermano de llegar sano y salvo.
Eso y lo que había escuchado decir recién ingresando al tunel.