James Buchanan Barnes es un agente del FBI que va por la vida dando tumbos. Nadie lo ata y nada lo detiene. Al menos, hasta que cae en sus manos la misión de proteger a una importante testigo.
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Capítulo XIII
Los días habían pasado con calma. James se sentía satisfecho con su vida, con el rumbo que ésta había tomado. Había vivido años dando tumbos, corriendo de un lugar a otro sin saber muy bien hacia donde iba o qué quería hacer con su vida. Vivía para su trabajo y para sus conquistas ocasionales, sabiendo que tenía un ancla en Sarah y su familia. Ellos eran lo único cierto que tenía y lo único que creía necesitar. Sin embargo, el día que Wanda llegó, todo cambió. Ella le dio una nueva dirección a su destino, un norte que seguir, un sueño nuevo que soñar. Le gustaba verla sonreír, la tibieza de su cuerpo contra el suyo, su voz suave y melodiosa, el baile de sus dedos sobre las cuerdas de su guitarra... si las cosas seguían así, quizás, algún día podrían tener algo como lo que Steve y Nat tenían. Quizás, podrían construir un futuro juntos, una familia propia. Tenían todo el tiempo del mundo para pensar en eso, por ahora, todo seguía su curso e iba bien.
Sí, todo iba bien.
⸺ ¡Barnes! ⸺ exclamó Hill, abriendo la puerta de su oficina de golpe. La expresión de horror en su rostro le provocó un escalofrío que le recorrió toda la espina dorsal.
⸺ ¿Qué pasa, María? ⸺ exclamó poniéndose de pie de un salto para ir a su encuentro. La agente tragó pesado antes de ser capaz de hablar. Estaba muy pálida y tenía el cabello revuelto. Se notaba que había corrido todo el trayecto hasta su oficina.
⸺ Es Sitwell...ven, tienes que ver esto...⸺ Bucky cogió rápidamente su cartuchera del escritorio y se la acomodó a la espalda mientras corría tras María, por los pasillos del edificio.
Alguien había dado la alarma y un ruido estridente y constante llenaba sus oídos. "¿Qué mierda está pasando?" se preguntó, corriendo entre el ruido de la alarma y los agentes desperdigados por los pasillos, todos tan confundidos como él. Nadie entendía lo que pasaba. Pero, él lo comprendió cuando entró a la oficina y se encontró con el abogado reclinado en la silla de su escritorio, mirando al techo sin ver. Alguien le había abierto el cuello de un extremo al otro y sus mejillas se habían recogido en una sonrisa siniestra que le quedaría para siempre. El aire era pesado dentro de la oficina y el metálico olor de la sangre lo llenaba todo.
⸺ ¿Cómo pasó esto? ⸺ murmuró, mirando a su alrededor. Además de las espantosas manchas de sangre que decoraban la oficina, el desorden primaba en el lugar. Habían roto el escritorio, forzado los cajones y cientos de papeles y libros se encontraban desperdigados por el suelo⸺ ¿Cómo es que nadie se dio cuenta? ⸺ preguntó, girándose hacia su jefe.
Nick Fury parecía una estatua a sus espaldas. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión carente de emociones en el rostro. Parecía estar pensando, analizando, esperando... de pronto, se giró hacia la puerta y abrió los brazos empujando a todo el mundo fuera de la oficina.
⸺ Fuera todo mundo, ¡fuera! ⸺ gritó, dejando dentro de la oficina sólo a Hill y a Barnes. Suspiró y se dirigió al castaño, preocupado⸺ ¿Dónde está Rogers?