XVIII

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A buena mañana fui a recoger a Chloe y por lo que vi aún no se había despertado mi hermana; después que recogí a Chloe nos fuimos a la playa pero antes pasamos por un restaurante

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A buena mañana fui a recoger a Chloe y por lo que vi aún no se había despertado mi hermana; después que recogí a Chloe nos fuimos a la playa pero antes pasamos por un restaurante.

—Por que venimos a la playa tan temprano —se quitó el cinturón cuando aparque el auto.

—Por que quiero pasar un rato a solas con mi mejor amiga—le sonreí —esta es tu comida —le entregué un plato.

—Gracias —agarró el plato —por cierto tu eres el único que se acordó de mi cumpleaños —sonrió triste.

—Eh sí jejej —me puse a comer —y que harás más tarde —tomé un poco de fresco.

—Alistar todo por que mañana en la tarde me voy —siguió comiendo.

—Y cuando regresas —le pregunté por que ya había terminado de comer.

—No sabría decirte —guardamos en una bolsa todo lo que ocupamos —vamos a la playa —me miró emocionada.

—Claro —nos bajamos del auto con las bolsas en las manos; cuando encontramos en donde botarlos lo hicimos.

Estuvimos caminando en la playa por unas cuántas horas que cuándo vi la hora; ya eran las 12.

—Qué rápido pasa el tiempo —la mire.

—Por que lo dices —nos fuimos debajo de una palmera por que el sol ya pegaba fuerte.

—Ya es medio día y por eso el sol ya está fuerte —descansamos un poco.

—Eso si —me miró —vamos a comprar helado —agarró mi mano y empezamos a caminar nuevamente.

Llegamos a una heladería; yo pedí por los dos y nos fuimos a sentar cerca de la ventana, cuando terminamos nuestros helados me llegó un mensaje de Angie.

*Mensaje*

Hermano ya pueden venir ya tenemos todo listo ;).

*Fin del Mensaje*

—Me quiero ir para la casa —vino de pagar los helados.

—Esta bien —guardé mi celular y salimos de la heladería.

Chloe íba triste viendo por la ventana me imaginó por que piensa que nadie se acordó de su cumpleaños; pero al llegar a su casa quiero ver su reacción.

—Ponte esto —estacioné el auto una cuadra antes de su casa y le entregué un pañuelo.

—Para que o qué —confundida agarró el pañuelo.

—Confías en mi —ella asintió —entonces pontelo.

Ella no volvió a protestar y se puso la venda y nos fuimos para su casa; yo la ayudé a bajarse del carro.

—No me vayas a dejar caer —agarró con fuerza mi brazo.

—Claro que no nena —le puse seguro al auto y caminamos hacia la entrada.

Mi Profesor Favorito [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora