Rompiendo reglas |Terminada|

Capitulo 1

Capítulo 1:

“¿Quién define la normalidad?”.

Desde que nací vengo escuchando la palabra “normal”, pero… ¿Quién podría explicarme que es realmente ser normal? Jamás nadie lo ha hecho, es más me canse de buscar explicaciones entre los desconocidos. Era mejor que me lo definiera yo mismo. Estaba completamente agotado de las injusticias humanas, ¿A caso no existía otra realidad aparte de está?, digo, ...una menos fría y cruda. Al parecer no, o quizás si existía…pero yo aún no estaba listo para conocerla. Porque a pesar de que a veces tenía unos insaciables deseos por dejarme morir nadie me lo iba a permitir…aunque tenía casi por seguro que a mi padre no le interesaba si vivía o no. De todas formas, ¿Quién quiere a un maricón? el orgullo de la familia era mi hermano mayor, Martín, quien al parecer por acostarse con todas las de la secundaria era el campeón de la casa. Ya que también sentía el favoritismo que le daba mi madre. En fin, no ganaba nada con plantearme aquellos desagradables detalles cada una de las mañanas del año desasía
-Llegas tarde a la desayunar Thomás. ¿A qué horas dormiste anoche?.-La severa y fría voz de mi papá me helo por completo, era la única forma en la que siempre se había dirigido hacía mí.
-Temprano…si no me equivoco a las 10 de la noche ya estaba dormido.-Me senté en el puesto que estaba libre, perfecto, lo mismo de todos los días. Huevos fritos y leche caliente.
-¿Le echaras café a tu leche, bebé?.-La tierna pregunta de mi mamá me alegro la mañana, porque a pesar de que ella también sentía favoritismo por Martín siempre me tenía en cuenta. Pero ahora no quería café así que negué con un movimiento de cabeza.
-Deberías de ponerle, la leche queda más rica.-Ambos sonreímos, los únicos que permanecían completamente serios eran mi padre mí su hermano, para ninguno de los dos era un agrado tener a un gay sentado con ellos. Terminamos de comer en completo silencio y abandone la mesa junto a Martín, quien busco su mochila y se fue junto conmigo. Odiaba irme con él a la escuela pero bueno.
-¿Qué paso con el maricón de tu novio?.-Recién saliendo de casa y las preguntas molestas comenzaban.
-No le digas maricón. Y no es mi novio.-Respondí con voz firme mientras caminaba calle tras calle hacía la escuela. Era jodidamente molesto tener que estar escuchando sus idioteces.
-¿No se gustan?.-Aquella pregunta fue en un tono más sereno, casi comprensivo. Quizás mi hermano sentía lastima por alguna extraña razón…¿sería cierto?, ¿o sería otra táctica para molestarme? Deje escapar un profundo suspiro y preferí no responderle. El resto del caminó lo pasamos en silencio, de seguro el pensando cómo hacer crecer sus músculos y yo…bueno yo solo pensaba en cómo sacar a Max de mi mente.

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