Capítulo 21

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Capítulo 21:

"Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones."

Comenzaba a lamentarlo, lenta y dolorosamente. Sabía lo que había hecho y las consecuencias que estaba teniendo, también sabía que no
podría soportar dos días sin ver a Max. Como también sabia muchas cosas, demasiadas, quizás tantas que prefería ni siquiera pensarlas. Seguía parado ahí afuera, una parte de mí tenía la esperanza de que... Max volviera y se despidiera como se despedía siempre, pero ya pasados más de diez minutos tuve claro que no sería así. Abrí la puerta de mi casa y los vi a todos; papá, mamá y Martin, sentados con total seriedad. Papá tenía los codos apoyados en las rodillas y mi madre estaba inmóvil, ¿qué había pasado? de seguro nada bueno. Cerré la puerta detrás de mí, fue el único sonido que resonó en la sala porque todos estaban en silencio observándome. Me acerque a mí padre y le extendí el sobre, el me lo arrebato de la mano, y lo tomo del lado contrario al que yo lo había sostenido, como si tuviera asco de que su heterosexualidad se rozara con mi homosexualidad.

-¿Qué es?
Inquirió con la voz ronca, furioso y con ganas de golpearme o encerrarme en algún lugar.
-Una invitación, me la entrego Xavier.
Alzo el rostro luego de examinar el sobre, su mirada se juntó con la mía, y entonces pude entender que me detestaba, lo sentí y realmente me dolió.
-¿El hijo de mí jefe?
Asentí.
-¿Dónde estabas cuando te la entrego?
-En la heladería.
-¿Con quién?
-Con Max.
Se levantó y retrocedí al menos tres pasos, mamá se puso de pie a mí par, preparándose para tener que defenderme.
-¿Dejaste que el hijo de mí jefe te viera con el maricón de tu novio?
-Sí.
Parecía temblar de furia y enojo, quería golpearme o enterrarme vivo, papá me detestaba.
-Thomas, sube a tú habitación.
Ordeno mi madre y supe que era enserio, que debía subir y no salir más, porque era una vergüenza para la familia completa.
-No, no subiré.
Mi madre giro el rostro hacía mí y su mirada se posó sobre la mía, un silencio incomodo se expandió en un par de segundos.
-Sube ahora.
Apreté los labios y obedecí, recibiendo una mirada llena de odio por parte de mí padre, quien me veía subir la escalera. Me encerré en la habitación y caí rendido contra la puerta, apoye mi espalda y abracé mis rodillas. "No llorar", pensé aguantando a toda costa las lágrimas. Los dos golpes que sentí en la puerta me sacaron de todo pensamiento y lo agradecí. Me levanté y la abrí, era Martin.
-¿Puedo pasar?
Me hice a un lado para permitirle el ingreso, al verlo ya adentro cerré la puerta y él se sentó a la orilla de la cama.
-¿Cómo estás?
Alce las cejas algo desconcertado y me encogí de hombros.
-A punto de morir en felicidad.
Negó con la cabeza ante mi tono sarcástico y apoyo las manos en la cama.
-No debes de prestarle atención a papá, él solamente...
-Me odia.
Le interrumpí y el mantuvo una expresión pensativa, preguntándose sí nuestro padre era capaz de odiar a uno de sus hijos, aunque yo ya lo había comprobado.
-No, Thom. No te odia lo que pasa es que como sabes él es homofóbico...y bueno, imagina lo difícil que es para él está situación.
-Para mí tampoco es fácil y esperaba tener apoyo por su parte.
-No esperes apoyo por parte de él en esta clase de cosas.
-¿Por qué se le hace tan difícil aceptar que tengo novio?
-Porque él esperaba compartir cosas contigo sobre las chicas...al igual que lo hizo conmigo. Pero ahora no puede sentarse a hablarte sobre como enamorar a un hombre, ¿entiendes?
-Entiendo pero yo amo a Max, creo que es lo mismo que el siente por mamá.
-Pero él no lo ve de esa manera.
Me senté nuevamente en él suelo y abracé mis rodillas.
-Y bien, no debes de permitir que sus comentarios te hagan sentir mal...digo, es papá, sabes como es.
-Hoy no ha sido un buen día.
-¿Por qué?
Tome una bocana de airé y abrí los labios pensando cómo sería mejor comenzar a contarle pero tuve que cerrarlos ya que no se me ocurrió nada.
-Thomas, puedes confiar en mí.
Su mirada llena de comprensión, así como la de mamá me ayudo a hablar.
-Es que...el me ama, yo lo amo...nos amamos, y luego en la heladería estaba Xavier y yo, como estúpido y Max...y bueno luego papá.
No pude explicarlo de mejor forma, en realidad no explique nada, el me miraba con una ceja alzada e intentando ponerle forma a esas palabras entrecortadas.
-¿Qué tiene que ver Xavier en todo esto?
-Es que...Xavier es jodidamente hermoso y...
-¿Te gusta?
Negué.
-Bueno, no sé. Martin esto es complicado.
-Tú lo haces complicado.
-Max se puso celoso.
-Es posesivo.
-Sí.
-Ya se le pasara, no te preocupes.
-Dijo que nos veríamos hasta el lunes.
-Entonces espera hasta el lunes.
-Pero es mucho tiempo.
-Son solo dos días.
-¿Puedes pasar dos días sin respirar?
-No.
-Bien, yo tampoco.
-¿Eso que tiene que ver?
-Max sé me hace tan necesario como el airé.
-Oh...iré con mamá. ¿Vienes?
-No.
-Cualquier cosa estaré abajo.
Se levantó y se fue, cerrando con suavidad la puerta. Ese silencio me torturaba, quería salir corriendo e ir a la casa de Max pero sabía que eso estaba prohibido...él no quería verme pero yo sí a él...en este caso no importaba lo que yo quisiera. Me abracé a mí mismo y cerré los ojos, fingiendo que esos eran sus brazos y también fingiendo que escuchaba y sentía sus latidos. ¿Algo más patético que eso? nada.
"Te amo demasiado", así mismo lo había dicho él, esas palabras continuaban resonando en mí cabeza y haciendo que una sensación cálida me recorriera. ¿Por qué no estaba ahí conmigo? quería dormir, hora tras hora hasta que llegará el día lunes. Me acosté y cerré los ojos, pensando y recordando cuando estuve junto a él, tan cerca...tan unidos. Entre pensamiento y pensamiento me quede dormido, no puedo decir que profundamente pero al menos así los minutos pasaron mucho más rápido.
-Max, debes bajar a cenar.
Murmuró una mano posándose sobre mi cabeza, abrí los ojos y asentí ligeramente.
-¿No puedo comer aquí?
Martín negó con la cabeza y me jalo la ropa.
-Vamos, antes de que papá comience a gritar.
-Bueno, bueno.
Me levante con toda la lentitud que se me era posible y baje las escaleras junto a mí hermano. Me senté en el puesto que estaba junto a mamá y comimos en silencio hasta que la voz de papá lo interrumpió:
-Tenemos una cena con mi jefe y su familia el domingo.
Mamá sonrió y acomodo un poco su cabello en un gesto divertido.
-Me encantan las cenas con ellos.
-Dejaremos a Thomas en casa.
Sentí aquellas palabras como golpes aunque los golpes hubieran sido menos dolorosos.
-¿Por qué?
Le interrogo mi madre.
-Porque no llevaré a la niña con nosotros.
Eso fue el colapso, no podía seguir aguantando sus insultos y su forma de tratarme.
-¿Cuándo vas a dejar de insultarme?
Mi madre abrió los ojos y formo una O con los labios, al ver que le estaba gritando a papá, porque ella, mejor dicho todos sabíamos cómo podía terminar esa situación.
-¿Sabes lo difícil que ha sido todo esto para mí? ¿Crees que es una elección? no tienes idea de lo difícil que ha sido aceptarme como soy. Sí hubiera podido elegir no habría elegido esto, no tendría por qué elegir tu odio y la discriminación por parte de todos.
Mi padre estaba observándome, plasmado contra la silla, cerré los labios esperando a que el dijera algo pero como no lo hizo volví a hablar:
-Soy un desastre, lo sé. Pero ya no me importa, soy gay y no me avergüenza serlo.
Nadie dijo nada, todos callaron y me levanté de la mesa.
-Buenas noches.
Murmuré en un tono suave y subí la escalera sin recibir respuestas. Papá creía que era elección mía, y supongo que no era la única persona que pensaba así. No se elige, no es algo que se pueda elegir. Al principio no sabes porque sientes esa atracción, crees que no es normal, estas asustado, te sientes triste, y lo menos que se espera es un rechazo por parte de la familia, existe un momento en el que te sientes diferente a todos los demás, y te preguntas ¿por qué yo? y luego te das cuenta de que las cosas suelen ser injustas. Finalmente, cuándo te armas de todo el valor del mundo y decides contarle a tu familia, que se supone se preocupan, que te aman y quieren lo mejor para ti, no quieren verte sufrir, entonces resulta que lo toman de la peor manera posible, te gritan, te lo reprochan, se sienten avergonzados de ti, pareciera que les acabas de decir que mataste a alguien...sí fuera una elección yo definitivamente no hubiera elegido eso.

Rompiendo reglas |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora