Capitulo 2:Acercamientos

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Capítulo 2

Hinata se había quedado pensativa mientras suspiraba y sonreía sola delante de su hermana.

Hanabi suspiro algo molesta odiaba que Hinata se desconectara de la realidad por momentos, eso no era propio de un Hyuga que eran personas reconocidas por su carácter centrado, orgulloso, lógico e implacable contra quienes fueran su competencia en cualquier campo de la vida.

Todos los Hyugas habían estudiado medicina y administración hospitalaria y todos tenían el mismo pasatiempo cazar ser los mejores jinetes en las competencias de caballos.

Eran muy desconfiados por lo que nadie ajeno a la familia podía ocupar cargos importantes en su clínica.

Hinata no había podido pasar el examen de ingreso a dicha carrera por tercera vez y eso le había ocasionado una fuerte recriminación y señalamiento dentro de su núcleo familiar.

Mientras esperaba poder aprobar algún día los exámenes y dado que Hinata quería hacer algo relacionado a mejorar la salud de las personas había comenzado a trabajar como entrenadora en un gimnasio cercano a su casa, cosa que su padre tampoco aprobaba por considerar su trabajo como algo de baja categoría y que sus enemigos iban a pensar que atravesaban problemas económicos.

Sin embargo, Hinata pese a su falta de confianza en sí misma defendió ante su padre su decisión de trabajar en ese lugar.

Su padre había estado aún más molesto con ella desde eso, el odiaba ese carácter tan diferente que tenía Hinata de los demás miembros de la familia.

Hinata, parecía de otro planeta para sus propios familiares.

Ella siempre había sido una soñadora que no le gustaba competir como a ellos, a ella le gustaba más el arte y la musica y expresarse a través de éllos.

Tenía el habito de dibujar los rostros de todas las personas que conocía y las escenas de algún libro, película o serie que hubiera dejado un fuerte impacto en ella.

Y desde que recibía aquellas cartas había intentado imaginar y plasmar en las hojas de cuaderno que usaba como lienzos cómo era el rostro de esa persona que por alguna razón prefería permanecer oculto y anónimo.

Lo había dibujado con distintas formas y tamaños de ojos, nariz y boca, a veces con el cabello liso y otras con el cabello en rizos.

Lo único constante que siempre dibujaba igual era una gran sonrisa en el rostro de ese hombre desconocido.

Quería poder ver las manos de quien escribía aquellas palabras que a veces eran las únicas que le expresaban lo que ella necesitaba escuchar para sonreír en medio de uno de esos tantos días en que se sentía sola e incomprendida.

- ¡Hinata! -Grito Hanabi molesta para hacer "aterrizar" a su hermana.

- ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Qué cosa? - Respondió Hinata atolondrada y mirando a su hermana llena de confusión.

Hanabi se dio un ligero golpe con su mano sobre la frente.

-Ya que estas de nuevo entre los terrícolas te informo que ya se te hizo tarde para alistarte e irte –Dijo Hanabi señalándole el reloj de la pared

Hinata miro sorprendida que ya casi eran las 7 de la mañana y dio vuelta para ir corriendo a cambiarse.

Al llegar a su cuarto dejo la carta sobre su tocador, se quitó la ropa rápidamente, envolvió su cuerpo en la toalla y camino hacia al baño angustiada por la hora, pero al llegar a la puerta del mismo, miro hacia atrás y vio la carta pensó que debía leerla luego en la noche, pero su acelerado corazón de resistía leerla en ese mismo momento.

VOLAR A LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora