Las riendas del amor

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Noche de bar para Juliana, todo el resto de semana había estado intercambiando mensajes con Valentina, razón por la cual hoy contaba con una sonrisa de oreja a oreja que denotaba su buen humor. La morena había estado pensando la noche anterior, esto que estaba sintiendo por la ojiazul era extraño, pensaba y una sonrisa se refugiaba en sus labios. Escuchar a la castaña le alegraba el día y solo quería estar más cerca de la chica, conocerla más, pasar más tiempo con ella. ¿Era atracción más allá de amistad lo que sentía? Ciertamente no había sentido todo esto con los únicos dos chicos con los que había salido alguna vez, no había esta química, esta conexión única que tenía con Valentina.

Salió de sus pensamientos para continuar con las órdenes del bar. Y como si su mente la hubiera llamado ahí estaba Valentina entrando al bar y directamente a la silla frente a Juliana, quien solo pudo corresponder la sonrisa que ya traía otra.

"Juls! Buenas noches!"

"Señorita Valentina, gusto en verla el día de hoy" dijo la morena amablemente con una gran sonrisa.

"Ugh eso de señorita Valentina es una molestia" rodó Valentina sus ojos, pero sin perder gracia.

"Ya sabes las reglas" dijo Juliana moviendo la cabeza hacia Beltrán "¿Qué deseas tomar el día de hoy?" ofreció.

"Uhm, dame un mojito sin alcohol" Juliana levanto sus cejas ante la petición de Valentina, quien lo notó y agregó "Si, si, lo sé, estoy intentando esto nuevo de hablar de mis sentimientos y problemas en vez de sumergirlos en litros de alcohol"

Juliana asintió y comenzó con la bebida, a lo que Valentina siguió "¿Sabes? Hablar contigo me libera, creo que acudía al alcohol como método de escape, cuando todo se volvía overwhelming, ¿you know?"

"I know" dijo la pelinegra mientras pasaba la bebida "Todos tenemos nuestros mecanismos para afrontar las cosas, pero me alegra que lo desees cambiar" si el mecanismo de Valentina era el mezcal el de Juliana era una mezcla de furia y de alejarse de todo tipo de ayuda, y si bien lo sabía era difícil de superar.

Valentina observaba a Juliana mientras tomaba de su trago y la chica atendía el bar. Conocerla fue para bien, algo la puso en su camino y le agradecía al destino, porque Juls era una chica maravillosa, se sentía tan bien ser su amiga "¿tú crees en el destino Juls?"

Juliana lo pensó un momento y respondió "No se la verdad, no soy muy profunda en esos aspectos del destino, el karma y esas cosas, pero pienso que en tu camino hay retos, situaciones malas, pero a veces también llegan cosas buenas" sonrió y pensaba que Valentina era de esas cosas buenas. Su mamá y ella vivieron muchas cosas malas junto al Chino, pero su mudanza México, si bien salir adelante fue difícil, muchas otras se fueron presentando, como Panchito, que hoy era el nuevo esposo de su mamá y un gran hombre, también Beltrán que le dio la oportunidad para trabajar y ganar más lana para sus estudios y otras necesidades. Todavía habían cosas buenas.

Al estar ocupadas en su charla no vieron a Lucho ingresar con Sergio y otros amigos. Tomaron una mesa y el chico de barba al ver a Juliana y a Valentina se acercó a la barra.

"Hola Val, y Juliana, como siempre un gusto, hoy te ves hermosa" expresó Sergio con una sonrisa de oreja a oreja. La chica de ojos claros rodó sus ojos con gracia mientras miraba a los dos.

"Señor Sergio, buenas noches" expresó Juliana secamente, no le gustaba como la miraba el otro, y tanta palabrería que salía de su boca cada vez que se veían.

"Juliana, un pajarito me contó que eres una chica ruda" dijo con gracia "y autora de los moretones que luce mi querido amigo Lucho, ¿es eso cierto?"

Juliana se tensó pero Valentina habló primero "¿Cuál pajarito? ¿tu cómo supiste?"

"Ja, entonces es verdad" dijo el chico señalando con un dedo "ya sabía yo que ese cobarde del Lucho no iba a confesar que una chica le había rotó la nariz" rió con ganas y agregó "me gustas cada vez más Juliana Valdés"