Juliana caminaba después de salir de su última clase del día. Hacia un día muy agradable, no tenía necesidad de retirar su chamarra de jean, la brisa fresca movía las leves ondas de su cabello suelto pero el sol era suficiente para no sentir frío. Ingreso a un parque cerca de la academia, el cual frecuentaba con sus compañeros para comer algo, descansar en un lugar diferente o incluso solo para caminar y pensar un rato.
De repente vio en una banca a una chica con una cabellera castaña que le parecía conocida, se acercó más y efectivamente, era Valentina. Se aproximó despacio para que la ojiazul no la viera y cuando estuvo lo suficientemente cerca dijo "Morrita, ¿sabes que por acá roban?"
Valentina pegó un pequeño salto, con una mano se limpió la cara y la otra la puso en su pecho, parecía que estaba llorando "Hey Juliana! Que susto me disté, ni te sentí llegar".
Juliana sonrió y por el momento ignoró los ojos rojos de la chica. "Perdón por asustarte, pero no lo pude evitar, ¿te puedo acompañar?" dijo señalando el otro lado del banco.
"Claro que si, ven acá" Valentina tomó a Juliana de su brazo y disimuladamente guardó un frasco en su bolso. Juliana solo levantó sus cejas, pero considero mejor solo sentarse con la chica. "¿Y qué haces por acá?"
"La academia queda cerca, y a veces paso por este parque a comer o solo caminar, es tranquilo, no roban, era en broma" dijo la pelinegra "¿Y tu Valentina? ¿estás bien?"
"¿Tan mal me veo?" expreso ella con una pequeña sonrisa autocrítica.
"¿Qué? No, como crees, nunca te ves mal, digo, siempre te ves bien, solo que pues .." la morena señalo brevemente el frasco en el bolso y la cara de Valentina "te ves algo triste".
Valentina miro fijamente los ojos cafés que tiene enfrente, suspiro y miro al frente "¿Alguna vez has sentido que todo te supera Juliana? Como que, hay tantas cosas en tu vida por hacer ¿no sabes cómo sentirte y cómo actuar?" suspiro "Ayer terminé con Lucho"
Bien, excelente, pensó Juliana, pero no lo dijo en vez de eso "¿Y por eso estas así? ¿corazón roto y todo eso?"
Valentina bufó "¿Neta? Ni al caso, ya por ese wey no pienso llorar. Es solo que, no sé, creo que lo que teníamos era costumbre, algo a lo que me aferraba para no sentirme sola" explicó "pero son más cosas, todo ha sido difícil los últimos meses, Guille, mi hermano, se mudó de casa, era con quien más hablaba y ahora difícilmente nos vemos, mi hermana mayor es una pesadilla y papá, bueno, él falleció, y lo extraño" salió una solitaria lagrima que Juliana pudo ver bajar por la mejilla de la chica. "Y encima de todo mi grupo de amigos no me entienden, solo quieren irse de peda y yo me encuentro en ese remolino del cual no sé cómo salir, me siento tan sola".
Para Juliana era evidente que Valentina estaba pasando por un momento difícil, tomó su mano delicadamente y bajo movió su cabeza para capturar los ojos azules con los suyos "Hey morrita, esos no son amigos, tus verdaderos cuates están para ti en las buenas y en las malas, y para escucharte y apoyarte" analizó brevemente "¿Qué te parece si hacemos algo? Lo que tú quieras, solo di, yo soy tu compañía por el resto del día" sonrió la morena.
Valentina apreciaba el gesto y las palabras de Juliana, de verdad que necesitaba desahogarse un poco, y la pelinegra que tenía frente a ella ya se sentía como una amiga "¿Sabes Juls? Me caes bien, muy bien" sonrió y dijo "¿Qué te parece el cine arte?'"
Juls, ya hasta diminutivo tenia, a Juliana le gusto, sonrió a la vez que encogió sus hombros "No sé nada de cine arte. Pero si a ti te gusta, pues vamos, siempre me puedes enseñar" como decirle no a esos ojos tristes, Juliana solo la quería ver feliz, sin importar cual fuera el plan.
La sonrisa de Valentina creció "Vamos, te va a encantar" tomó a Juliana de la mano y la levanto, sin soltarla mientras hablaba y gesticulaba con su mano libre, y ella estaba más que dispuesta a permitirle a la chica secuestrar su mano cuanto tiempo quisiera.
En verdad estaba teniendo sentimientos encontrados, no sabía qué era esto que sentía cuando Valentina estaba en cercanía suya, es como si entrar en su órbita la atrapara, la propietaria de los ojos cielo era un imán y Juliana un simple trozo de hierro. Nunca se había sentido así, pensaba que era normal, en realidad ella no había tenido amigas cercanas, era alguien que no se entendía fácilmente con todas las personas.
Por su parte la castaña estaba sintiendo algo similar, Juliana le parecía alguien muy real, con un exterior fuerte pero tan empática, se sentía bien pasar tiempo junto a ella, hacía que Valentina se expresará con libertad, era la amiga que nunca había tenido, que no le importaba su estatus, dinero o apellido. Era refreshing ese sentimiento.
Pasaron el resto del día juntas como Juliana lo propuso, película, luego Valentina propuso ir a un café cercano al cinema. Una vez allí sentadas la morena observó a la otra chica quien tenía su mirada perdida en la ventana, recordó lo que había dicho de su padre.
"Oye Val, siento lo de tu papá, se nota que te afecta mucho" Valentina con una sonrisa pequeña por el apodo volteó a mirar fijamente a los ojos chocolate de la otra chica. "Imagino que debe ser difícil perder a alguien"
"Si, lo es, falleció ayer hace dos años, era un hombre muy ocupado, pero increíble y creo que muchas cosas buenas que tengo y hago son gracias a las enseñanzas que él me dejó" finalizó con voz baja, de verdad que extrañaba a su papá, y a veces le hubiera gustado haber tenido la oportunidad de pasar más momentos con él. "Bueno y mamá murió cuando yo todavía era pequeña, los últimos años hemos sido mis hermanos y yo, y muchas veces solo yo"
Juliana tomó la mano de la castaña encima de la mesa y agregó "Val, sé que hace poco nos conocemos, pero, puedes contar conmigo, ¿si? Cuando te sientas sola, o triste, me puedes llamar, ¿va?" apretó su mano y la ojiazul asintió con los ojos encharcados, eso era lo único que pedía, alguien que la escuchará y la comprendiera.
"Gracias Juls" apretó la mano de la castaña de vuelta y la soltó para limpiar su cara.
Lo que empezó como un día triste para ella se había convertido en algo agradable, en el café cambiaron a temas más livianos, hablaron de la película que habían visto, de gustos en común, diferencias, de todo, prácticamente las sacaron del café donde habían estado por horas. Salieron de allí riendo, a Valentina la esperaba su conductor y Juliana tomaba un Uber, intercambiaron números y las dos se fueron a sus respectivos hogares con una sonrisa en la cara y el corazón ligero.
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Las riendas del amor
RomansaA Valentina ya nada le emociona, sin embargo, las cosas parecen cambiar cuando conoce a la chica de ojos oscuros en los que se puede perder, pero en los cuales también se podrá encontrar a sí misma.