Parte 11

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Espero les guste el rumbo que está tomando la novela... los invito a leer Volver a Intentar, tambien de mi autoría.

Gracias, saludos

Los días pasaban lentos y pesados para Santiago. Algunos se soportaban más que otros. Intentaba distraerse, Mariano lo ayudaba, invitándolo a jugar al tenis más seguido, incluso estaba yendo al gimnasio con él, era un tipo divertido y lo hacía olvidar sus problemas cuando estaban juntos. Romina era su cable a tierra, lo comprendía más de lo que hubiese esperado y lo escuchaba.

De a poco se acostumbraba a su vida, nueva, diferente, sin una pareja, ya no recordaba cómo era eso de estar solo, tenía que volver a aprender. La cama le quedaba grande, pero, así estaba bien y se sentía cada vez mejor.

-Buen día, señor Santiago, ¿le llevo el café? –preguntó Sofia como todas las mañanas.

Esa mañana podía escucharla, no era uno de los malos días, sus ojeras de a poco dejaban de acompañarlo porque ya podía dormir toda la noche de corrido y volvía a recuperar su alegría, de a poco.

-Hola Sofia. Sí, por favor, un café me vendría de maravilla, gracias –dijo Santiago, pensando en lo agradable que era escuchar su voz temprano por la mañana.

Se sonrieron, solo por cortesía y Sofía se encaminó a preparar lo pedido. Esa sonrisa, al menos de parte de ella significaba un "te veo mejor y me alegro, bomboncito". El teléfono sonaba insistentemente, mientras estaba en la cocina. Tres llamadas seguidas y sin intervalos entre ellas demostraba que querían comunicarse sí o sí. Distraída en sus pensamientos no lo había escuchado, corrió al instante dejando todo el trabajo con la cafetera, a medias. Llegó a atender esa tercera llamada, después de una larga inspiración para lograr que su voz salga sin la agitación del momento.

-Estudio López Arregui, buenos día.

-Buen día, Sofia, soy Paula, ¿me pasarías con Santiago, por favor?

-Claro, solo déjeme ver si no está ocupado -le respondió muy amablemente, se tomó un minuto para avisarle a su jefe ya que estaba desconcertada porque por una vez no había pedido por "su esposo". Todavía sonreía con ironía por lo que había notado, cuando escuchó a su jefe del otro lado del intercomunicador.

-Sí, decime.

-Santiago su esposa al teléfono, en la línea dos.

-Sofia, por favor, decile que estoy en una reunión y que cuando pueda la llamo.

Le llamó la atención que le pidiera tan abiertamente que mienta por él, no era común eso, ni que rechace un llamado de su mujer.

A Sofía no le gustaba mentir y menos si no entendía el motivo, siempre prefería ir con la verdad, aunque esa no sea bien recibida. Pero, como no era su problema que el esposo le mienta deliberadamente a su esposa, en ese caso, pensó que le diría que estaba ocupado y no pensaría nada más, pero... ¿cómo haría?, porque quería saber los verdaderos motivos por los que no la había atendido, si él no estaba ocupado, ¿por qué decir que si lo estaba? Tal vez habían discutido, pero ¿por qué?, con esa idea se sintió inexplicable y culposamente contenta. De pronto recordó el café que le debía, aunque eso no era del todo verdad, lo que le hizo recordar ese pequeño detalle fue el sonido de la cafetera que le avisaba que todo estaba listo, porque sin esa interrupción, ella no hubiese dejado de tender redes con su imaginación.

Sirvió una taza y caminó lento hacia la oficina de Santiago, pensando que tuviese la confianza le preguntaría por su matrimonio... Sonrió por sentiré tan estúpida al darse cuenta de cuanta fantasía le estaba poniendo a una simple negativa de atender un llamado telefónico, después de todo él estaba trabajando, ocupado, nada más que eso. Como siempre golpeó, pidió permiso y entró con una sonrisa amplia, a la perfumada oficina de su jefe.

No me alcanzó con mirarte (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora