27. Cambios

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Dos agentes de la paz están parados en la entrada a la casa de las mujeres Everdeen, uno de ellos extiende su mano hacía mi y por un momento pienso que me van a arrestar,  si fuera el caso también se llevarían a Katniss así que procuro mantener la calma y dirijo la mirada a la mano del agente. Para mi sopresa en ella hay un sobre. 

— Carta para el ex agente de la paz Darius Hoffman. El jefe Thread a mandado a dársela usted, señorita Fei Ketlen,  para que de  igual forma recuerde que la próxima vez que alguno interfiera en un castigo se les condenara apropiadamente. —dice el agente de la paz para después entregar la carta —Buenas noches. 

Después de aquello ambos agentes de la paz se retiran dejándome aliviada. Por ahora estamos libres y a salvo, y aún así pienso que ahora estamos en la mira como posibles rebeldes. 

—¿Qué querían los agentes de la paz?— preguntan Katniss y Peeta al unísono cuando entro a la cocina. 

—Carta para el agente Darius Hoffman y una advertencia para la señorita Ketlen, si volvemos a irrumpir en un castigo se nos condenara— digo imitando el tono de voz del agente lo que hace que ambos sonrían un poco. 

Minutos más tarde ayudó a la señora Everdeen a calentar la cena y todos cenamos en silencio, Haymitch y Peeta se van a su casa al igual que la señora Hawthorne, la cual había estado en la casa durante todo ese rato. Yo por otra parte me quedo en casa de Katniss por si Darius despierta. 

Tardó varias horas en dormirme así que me la paso sentada junto al cuerpo inconsciente del pelirrojo, en algún punto de la noche el cansancio puede conmigo y me quedo dormida sin ningún tipo de pesadillas. 

Cuando despierto escucho un par de voces provenientes de la cocina, tardo algunos minutos en reconocerlas pero al final caigo en cuenta de que provienen de Peeta y Gale. Siguiendo mi curiosidad me acerco a la cocina y me limito a escuchar para decidir si interrumpir o no. 

—Katniss.. ella en realidad te ama — escuchó decir a Peeta sin titubeos. 

— No estoy seguro... ella solo parece tenerme lastima —la voz de Gale se escucha igual de lúgubre que la de mi amigo. 

Un silencio se extiende entre ambos e imagino que eso es demasiado incomodo, tomó la decisión de meterme a la cocina y procurar calmar los humos. 

— Buenos días guapos ¿Qué haces aquí tan temprano Peeta?¿Cómo está tu espalda Gale?—digo sonriendo mientras entro a la cocina como si se tratará de mi casa. El ambiente está más tenso que el rostro de una capitolina acabada de inyectarse botox. 

— Quise pasarme por aquí para ver si necesitan algo —dice Peeta saludándome con algeria fingida. 

— ¿Y tu no vas a contestar?—le digo a Gale imitando su ceño fruncido. 

—Estoy bien —contesta cortante. 

—Ya lo creo. Si el dolor se vuelve muy insoportable no dudes en decirme... Y no seas tan terco, recuerda que tu familia espera que te recuperes pronto —explico cuando lo veo que va a protestar. El ya no dice nada y se limita a sentir con la preocupación surcando su rostro. — Y no te preocupes por ellos, nos aseguraremos de que nada les pase. 

No le doy tiempo a contestar así que me pongo a hablar con Peeta. La mañana pasa y la señora Everdeen revisa a Gale y Darius, cambia sus vendas y me manda por más nieve. Voy un rato a mi casa a bañarme y llevar víveres a la casa de  las Everdeen.  No quiero ser un estorbo. 

Cuando la tarde llega empieza una tormenta bastante fuerte, Peeta se va a su casa y yo prefiero quedarme con Darius, Katniss despierta bastante tarde y escucho que habla con Peeta por teléfono, incluso sin saber de qué hablan siento la incomodidad de ambos. Siento pena por ambos pero no hay nada que yo pueda hacer. 

Mentores y TributosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora