Capítulo IX: Esencias.

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Los habían dejado en una habitación resplandeciente: de grandes ventanales y arañas doradas

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Los habían dejado en una habitación resplandeciente: de grandes ventanales y arañas doradas. Will había despertado junto a su hermana poco después de que los feéricos los hubiesen dejado en la inconsciencia y, al hacerlo, se había encontrado con la presencia de un ángel caído. Con él, había hablado durante algunos cuantos minutos: le había contado respecto a Gideon, sobre su accionar y sobre los demonios que se lo habían llevado consigo sin entrever mucho detalle. Después de todo, no confiaba especialmente en los de su raza, de hecho, no lo hacía en lo absoluto dada la naturaleza egoísta de su origen, pero aquel era el hogar de Gideon y ellos, de alguna manera, respondían como su familia. Así que, si salvar a Gideon implicaba tener que forjar una alianza con los guardianes de almas y los caídos, lo haría.

—¿De qué crees que hablen tanto? —Nora recuperó su atención. Había impaciencia en sus ojos—. Hemos perdido demasiado tiempo ya. Gideon corre peligro en manos de esas criaturas...

—Lo sé. —Claro que lo sabía, sin embargo, algo dentro de sí le aseguraba que Gideon aún estaba con vida—. Pero ahora, lo mejor que podemos hacer es tener paciencia.

—Me dijiste lo mismo hace una hora, Will —replicó—. Tener paciencia no hará que él esté a salvo. Hay que hacer algo.

—Actuaremos cuando ellos nos den una respuesta.

Los labios de la menor se abrieron para pronunciar palabra, sin embargo, no fue su voz la que llenó la habitación, sino la de un joven al que él ya había oído hablar.

—Respecto a eso, primero tendrán que repetir la historia.

Tanto Will como Nora voltearon su mirada hacia las puertas abiertas. Allí una figura alta de frívolos ojos azules se les acercaba con paso seguro. Mientras lo hacía, Will recordó las palabras del ángel caído: «El guardián que estaba con ustedes, su nombre es Kyriel. Más tarde vendrá a verlos, eso es seguro. Sean amables con él, acaba de perder mucho.»

—¿Qué quieres decir con que tendremos que repetir la historia? —preguntó él. A simple vista no parecía el mismo que horas atrás había osado atacarlo preso de una ira descomunal, sino alguien completamente diferente.

—Cuéntame lo que sucedió con Gideon —ordenó. No había paso a lo cordial—. Y no escatimes en detalles.

—Creí haber oído al caído decir que hablaría con ustedes, ¿no lo hizo?

—Lo hizo, pero quiero escucharlo de ustedes mismos.

—Lo haremos si nos dices por qué han demorado tanto. —Esta vez, Nora fue quien tomó la palabra. Will hubiera querido que su hermana se mantuviese en silencio, aunque eso, claro, era pedirle ir en contra de todo lo que la caracterizaba—. ¿Acaso existen asuntos de mayor importancia en este momento?

Will analizó la forma en la que los ojos ajenos se posaron sobre su hermana. De alguna forma, pareció como si el guardián no hubiese esperado que ella le hablase así.

Guardianes de Almas. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora