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A la hora de comer me reuní con Matt, Molly, Claire y Martin. La comida basura me sentó de maravilla. Todos sabemos que la grasa es algo sumamente reconfortante en situaciones de bajón. O en cualquier situación, ya puestos.

Esa noche sería bastante relajada dentro de lo que cabía. Una cena para que los novios celebraran su tranquila despedida de solteros en común, y algo de música después. La fiesta más fuerte sería el Domingo por la noche. Ahí sería la cena nupcial y después la gran fiesta tras el banquete , ya que el Lunes era festivo.

Mis amigos querían alquilar unos pequeños botes que el hotel ponía a disposición para poder navegar las aguas del lago que lo colindaba. A pesar de no tener demasiadas ganas me apunté. Era algo que me encantaba, y también quería estar en su compañía. El problema llegó cuando me di cuenta de que ellos iban en parejita. Claire en seguida me dijo que yo subiera con ella y Martin. Iba a aceptar, ya que no quería mostrar que eso me importaba lo más mínimo.

—No, Amy con Jacob. Así cogemos tres botes.—Dijo Molly.— ¿O acaso pretendéis dejar al chaval solo?

Cuando seguí el rumbo de su mirada me encontré con la de Jacob. Estaba junto a la recepción, venía hacia nosotros. 

—Decidido pues. Serán tres botes—.Dijo Matt al recepcionista.

Tras realizar el pago el empleado nos guio a una especie de cabaña, al lado del lago, para darnos los botes, el vestuario y utensilios de protección. Había también un chico en la orilla, sentado en una tumbona, que era el monitor y vigilante al mismo tiempo. Tras todas las explicaciones y recomendaciones yo ya no sabía si íbamos a dar una vuelta tranquilamente o nos preparábamos para morir. Hacían que todo pareciera peligroso. ¿Acaso si te caías del bote te devoraba la bestia del pantano? Eso parecía, sí.

—En el bolsillo del salvavidas tenéis un silbato, para casos de emergencia.—Seguía atemorizándonos  el monitor.

—Sí, tienen pinta de ser peligrosas estas aguas. Muchos rápidos. Adventureland jajaja—Se mofó Claire señalando el tranquilo lago. El muchacho la miró con cara de asco. Claire...siempre haciendo amigos.

Al principio fue un poco tenso. No sabía de que hablar con Jacob, y él tampoco parecía que fuera a decir nada. Pero Matt tuvo la brillante idea de hacer una carrera con los botes. Y si algo está por encima de mi nerviosismo es mi competitividad. Es algo innato en mí. 

—Jacob, rema como si se te fuese la vida en ello.—Le dije mientras nos colocábamos al nivel de las otras dos pequeñas embarcaciones.

Él me empezó a explicar cómo debíamos hacerlo para igualar y compensar la fuerza de remo de cada lado.

—Da igual, no pienses. Sólo rema.—Le corté. Soltó una carcajada y se preparó, imitando de modo burlón mi cara de concentración aniquiladora.

Fue muy divertido. Está claro que lo fue porque ganamos y porque Martin casi se cae por culpa de Claire que no dejaba de presionarlo. Pero todos nos reímos con ganas.

Al terminar fuimos con el monitor a la caseta para devolver todo el equipo de seguridad y los botes y nos marchamos de nuevo al hotel, debíamos prepararnos para la cena.

Lo que me ponía algo nerviosa era el hecho de que mis padres esa noche se sentarían en nuestra mesa, y yo temía que notaran algo de la tensión que teníamos mudito y yo. Pero para nada. Jacob siempre sabía como actuar. Por algo se dedicaba a ello. Y esa noche fue el novio perfecto, idílico. Todos estaban encantados con él. Aunque yo extrañaba mucho nuestra pequeña conexión que, esa noche, era inexistente.

Tras la cena un grupo musical ocupó el escenario del salón para animar un poco el ambiente. Se sirvieron bebidas en las mesas, acompañadas de una selección de dulces variados. 

Poco a poco los invitados empezaron a retirarse a sus respectivos dormitorios y en el salón nos quedamos las personas más cercanas a la novia. 

Alice estaba radiante bailando con Gregg. Los dos se miraban como si en el mundo no hubiese nadie más. Y me alegraba mucho por ellos. Quien diría que la popular Alice, que traía loco a medio instituto acabaría haciéndole caso al introvertido Greggory. El empollón de la clase, campeón de los concursos de ajedrez. Siempre incapaz de hablar con ella. Tartamudeaba hasta para saludarla...Un amor cliché de película, pero habían conseguido que su fortaleza residiera en las diferencias que tenían. Se complementaban, y los dos formaban uno sólo.

—Amy...pareces una loca mirando así a los novios.—Me dijo Claire golpeando mi hombro con cariño.

—No es nada...todo llega. Ya me llegará a mí también.

—Lo malo es cuando ya te ha llegado y eres incapaz de verlo. Te quiero mucho pero tus ralladas te hacen perderte muchas cosas.—Me respondió.

—Ya has bebido—Dije simplemente.

—No. O apenas...Sólo te digo que dejes los miedos e inseguridades atrás de una vez. Te dañas tú sola.

Como no sabía que responderle, más que nada porque veía su parte de razón, al final Claire me sacó a bailar y los demás se nos unieron.

Acabamos yéndonos a dormir cuando ya sólo estaban allí soportándonos los novios. 

Abracé a Gregg y a mi hermana y les di las buenas noches. Mañana era su gran día. Odiaba un poco las bodas, siempre lo había hecho. Pero en esa ocasión me sentía realmente feliz de que esa tuviese lugar. De que ellos dos hubiesen encontrado su "para siempre". 

Nos marchamos todos y en el salón se quedaron ellos dos. Pensaba que se marcharían también pero no. Se quedaron abrazados, bailando, en el centro de la sala. El efecto de las luces hacía que pareciera que sus cuerpos estaban pegados y fundiéndose en uno sólo. Le dediqué una última sonrisa a mi hermana antes de abandonar el salón. Ese momento les pertenecía a ellos. En ese instante, el mundo era suyo. 







El precio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora