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HOLLYWOOD, CALIFORNIA
1960

Todas las niñas sueñan con convertirse en una estrella de Hollywood, y ahora gracias a la Cámara de Comercio de Hollywood, las que llegan a la cima tendrán sus nombres grabados en las calles de esta mágica ciudad. Bienvenidos al recién creado Paseo de la Fama de Hollywood en Los Ángeles, California. Hoy, estamos honrando a la reina de los viernes por la noche, la Srta. Elsa Mars... ganadora de tres premios Emmy por su revolución programa de variedades, de la Hora de Elsa Mars, un programa que valientemente expandió la noción de lo que la televisión puede ser. Y no debemos olvidar que es una estrella de grabación con tres discos de oro honrando su herencia alemana: Ich Bin Elsa Mars, Du Bist Mein Baby y su favorito de las festividades cantada junto a su hija, Feliz Navidad, Knuddelmaus. Claro que la vida de ninguna mujer estaría completa sin su maravillosa hija, Addison Mars, quien ya tiene su grabado en el Paseo de la Fama. Y además, Elsa tiene un maravilloso hombre a su lado: su esposo y representante de hace mucho tiempo, Michael Beck, con quien se casó en una ceremonia privada en su casa palaciega en Beverly Hills. Ahí están los spaniels amados de Elsa y Addison, Farándula y Taquilla... el primero fue un regalo de Michael y el segundo de Daniel para su novia. Con todos sus muchos honores, Elsa Mars ahora puede añadir una estrella, en el Paseo de la Fama de Hollywood.

...

───Me encanta ser la estrella de la Hora de Elsa Mars, junto a mi hermosa hija...

───Es decir, ¿a quién no le encantaría tener su propio programa de televisión, rodeada de talento? ─── preguntó Addison

───Especialmente mi propio equipo vaquero de la vida real y representante personal, Michael "Sr. Hollywood" Beck─── Addison se quedó detrás de las cámaras de brazos cruzados───. Pero ser una estrella de televisión es mucho trabajo duro

───Y también lo es arrear a esa estrella...

───Y es por eso por lo que bebemos... café instantáneo Fogata Dorada

Addison rodó los ojos sentándose frente a un espejo completamente seria, fuera de la mirada de las cámaras, aunque sonrió cuando la cámara la miro mientras su madre le daba un vaso de aquel café tan asqueroso.

───Porque arrear ganado no es el único trabajo duro...

─── ¡Corten! ─── Elsa interrumpió a su hija───. ¡Esto es una mierda! ¡Esto es mierda! ¡Pura mierda! ¿Dónde están los escritores? ¡Los escritores! ¿se están escondiendo?

───Querida, es solo un comercial de café─── hablo Michael───. Solo digan las palabras y continuaremos...

─── ¿Hice algo mal, mamá? ─── preguntó la rubia viendo a su madre a través del espejo

───Mi amor, tú haces todo increíble, pero creo que críe una contante más que a una actriz─── Addison hizo una mueca───. Primero que todo, este café sabe a orines. Pero, ¿por qué nos describirían como un par de animales tontos y tercos que mi esposo tiene que arrear? Es decir, ¿dónde está el encanto? ¡Ahora, vayan a trabajar en eso por un tiempo! Estaré en mi camerino. Addison, ven conmigo

La rubia camino detrás de su madre en completo silencio para, apenas entrar, quitarse los tacones para lanzarlos al otro lado, sacar la camisa y poder quitar sus pantalones para colocarse uno de sus típicos vestidos, que aun siete años después, seguía usando.

Addison tomó asiento en uno de los sofás mientras encendía un cigarrillo, inhalaba el humo y lo exhalaba. Hacía unos cuatro años había comenzado a fumar por la depresión que paso, aquella de la que le tomó demasiado tiempo en salir.

American Horror StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora