36. Merece ser feliz

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Simplemente no concebía la idea de que se haya acabado algo que no empezó. No podía.

No, en ese momento no importaban sus problemas emocionales, tenía que seguir con las preparaciones de la fiesta. Jumin se iba a casar, tenía que sacarlo de su cabeza a como dé lugar. Pero era más complicado de lo que imaginaba, él había logrado meterse muy al fondo de su corazón.

En esos momentos, admiraba la habilidad que tenía Jaehee para concentrarse en su trabajo a pesar de los problemas. Deseaba poder hacerlo también.

Veía un edificio, le recordaba a C&R, la compañía le recordaba a Jumin. Veía un gato, le recordaba a Elizabeth III, eso le recordaba a Jumin. Cuadro, Jumin. Rosas, Jumin. RFA, Jumin. Vino, Jumin. Absolutamente todo lo relacionaba con él.

Se sentía una completa idiota por pensar en una persona comprometida. Sí, comprometida. Lo único que la reconfortaba era el éxito que tendría la fiesta. Se centró en contestarles adecuadamente a todos los invitados, incluso tuvo que rechazar algunos por falta de espacio en el local. La fiesta iba a ser genial, esa sería su prioridad. 

Intentaba enfocarse, pero de pronto Jumin venía a su mente. Ella se sentía mal, pero le dolía aún más pensar que él se estaba sintiendo peor. Había visto los peores y mejores lados de él, y aún así le seguía pareciendo completamente precioso. 

¿De qué servían ahora sus sentimientos? ¿Acaso seguir lamentándose cambiaría en algo la situación? ¿Deprimirse tontamente la ayudaría en algo? No dejaba de hacerse ese tipo de preguntas.



¿De qué servían ahora sus sentimientos? ¿Acaso seguir lamentándose cambiaría en algo la situación? ¿Deprimirse tontamente la ayudaría en algo? No dejaba de hacerse ese tipo de preguntas

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Mientras tanto, Jumin caminaba por los pasadizos de C&R, encargándose de realizar el doble de trabajo. Su vida volvía a ser ajetreada nuevamente, iba de un lado al otro seguido de Jaehee. Ya debería estar acostumbrado, siempre había sido así. ¿Por qué ahora se sentía tan diferente?

Nada podía empeorar su día, o eso era lo que pensaba. Se llevó una sorpresa al encontrar al CEO en su oficina, junto a Soon y su hija. Si había algo que le molestaba, es que esas dos mujeres paseaban por el lugar como si fuera de su propiedad. Aunque después del matrimonio, lo sería.

Él analizó a Kyung unos segundos, tenía rastros evidentes de haberse desvelado. No la conocía lo suficientemente bien para asegurar que había llorado, pero era bastante probable. La mirada de Soon no podía ser más desagradable para la chica, su madre no dejaba de amenazarla a través de esta. 

—Debieron avisar antes de venir —dijo el pelinegro observándolas con desdén—. Esta es una compañía seria, no aceptamos visitas a mediodía.

—Mi compañía, mis reglas. —Soon se sentó en la silla que estaba frente a su escritorio.

—Jumin. — El CEO Han miró a su hijo, trataba de calmarlo. La actitud de esa señora iba a terminar por sacar lo peor de él, pero tenía que contenerse.

The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora