The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]

5. Vidas complicadas

Un cansado pelirrojo estaba encerrado en su cuarto de trabajo, con sus auriculares naranjas puestos en medio de todo ese desorden. No había dormido bien en semanas, si es que dormir bien se consideraba como cuatro horas de sueño para pasar el resto del día trabajando frente a una computadora. Aunque eso le permitía darse ciertos lujos como tener muchos autos y poder comprar todas las Honey Buddha Chips que quiera.

Ser un hacker increíblemente hábil tenía su precio, era sumamente talentoso en eso. Fuera del trabajo también era una persona excepcional, con quien era muy fácil pasarla bien. Salir con Seven era asegurar un momento de muchas risas y bromas.

El pelirrojo era alguien con un carisma muy particular, capaz de mejorar el día de cualquiera con sólo hacer alguna de sus tonterías y chistes tontos, o al menos eso era lo que aparentaba en el chat de la RFA.

Todos veían a Seven como un chico bromista, optimista, relajado e incluso lo consideraban un burlón, pero detrás de eso se escondía un chico deprimido con un fuerte sentimiento de pesimismo y soledad. No era cercano a muchas personas, ya que consideraba que era un peligro que se relacionaran con él.

Tenía que soportar la carga de no poder tener involucrarse con casi nadie gracias al trabajo que tenía en su agencia, el cual incluso lo había llevado a hacer de todo para proteger su identidad, como el hecho de ser conocido por varios nombres.

¿Quién era en realidad? ¿707? ¿Seven? ¿Luciel? ¿O tal vez Saeyoung? Ni siquiera él podía responder esa pregunta, había pasado por tantas cosas a lo largo de su vida que para él ya no tenía importancia lo que pueda pasar con él ahora. Ya estaba acostumbrado a vivir en el peligro, a estar destinado a esconderse entre las sombras por su propia seguridad; y aunque quisiera cambiar la situación no tenía algún motivo para hacerlo.

Sentía que no valía la pena que alguien se molestara en tratar de entenderlo, no merecía que nadie se preocupara por una persona tan insignificante como él. Su trabajo en la agencia implicaba muchos riesgos, un error y podría simplemente desaparecer. Estaba consciente del daño que le causaría a las personas que apreciaba si permitía que se acercaran o se encariñaran mucho con él.

A veces no podía evitar preguntarse, ¿y si fuera diferente? Poder vivir como una persona normal, sin tener que preocuparse por no hacerle daño a alguien cercano, estar todo el tiempo que quiera paseando, disfrutando con sus amigos; todo eso no era más que aspirar demasiado para él.

Era una persona tan complicada, tan hundida en un mundo donde no pensaba que algo bueno podría pasar, pero a la vez era alguien que sentía mucho, demasiado. Estaría dispuesto a sacrificar su propia felicidad por proteger a las personas que quería.

Tal vez lo que necesitaba era alguien que sea capaz de aceptarlo a él junto a todo su infierno, todas sus emociones reprimidas e incluso los momentos donde podía llegar a alejar a toda la gente que lo rodeaba. Pero la única persona que tenía cerca era Vanderwood, quien no sabía mucho de él por reglas de la agencia, pero a la vez era quien mejor lo conocía.