19. Bienvenida

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—Bienvenida a mi casa, MC —dijo Jumin.

—Tienes una casa muy linda —contestó dejando sus maletas a un lado.

—¿Prefieres quedarte en mi cuarto o en otro dormitorio? Mi cuarto es más cómodo, yo podría dormir en otro lado con tal de que tú te sientas cómoda. —El pelinegro estaba algo nervioso por estar a solas con ella en su casa.

—No te preocupes, cualquier lugar está bien. No tienes que dejar de dormir en tu cama por que yo esté aquí —sonrió MC.

Uno de los empleados de Jumin se encargó de acomodar sus maletas. Él le dijo que esperara en la sala mientras él se aseguraba de que todo esté perfecto para ella. MC se sentía algo avergonzada por todas las atenciones que Jumin estaba teniendo, era como si quisiera que se acostumbre rápidamente a ese lugar. La chica vio a Elizabeth acostada en el mueble, se acercó a ella y empezó a jugar y a acariciarla.

Jumin vio la escena, una sensación de calidez lo invadió al verla junto a su gata tan cariñosamente. Él jamás imaginó tenerla en su casa, era algo tan mágico verla allí, tan tranquila en medio de su penthouse. Siempre había vivido solo, sólo con la compañía de Elizabeth III.

Pensó que se sentiría incómodo con que alguien más esté dentro de su casa, pero empezó a sentir que podría acostumbrarse fácilmente a eso.

—Parece que le agradas —dijo Jumin acercándose a ella—. Lamento haber dudado de tu capacidad de cuidarla la primera vez.

—Sí, fuiste muy arrogante —contestó MC mirándolo sonriente—. Yo... Lamento haberte juzgado por el aprecio que le tienes a tu gata. La verdad... cuando la cuidé, empecé a entenderlo. —Desvió la mirada.

—Ella es muy importante para mí, lo único que quiero cuando estoy en el trabajo es llegar a casa para verla. —Él empezó a acariciarla también.

—Lo entiendo, creo que la extrañaré cuando me vaya.

—¿Cuando te vayas? —Jumin alzó una ceja.

—Sí —asintió—, tendré que irme en algún momento. 

—Aún no sabemos cuando pasará el peligro. Lo mejor será no hablar de eso por el momento. —La miró analizándola por unos segundos.

El pelinegro no entendía qué le estaba pasando, hace apenas unos días estaba decidido a concentrarse en su trabajo y no pensar en emociones absurdas. La últimas semanas habían sido muy complicadas para él, no se podía entender a sí mismo.

Pero, esa chica lo hacía sentir extrañamente cómodo y comprendido cada vez que hablaban. No dejaba de pensar en todo lo que ella le había dicho, que él era mucho más de lo que pensaba. 

En tan poco tiempo, ella había logrado descubrir cosas en él que ni él mismo sabía que existían. Cuando esos dos hombres se acercaron a ella, sintió un miedo inexplicable. Durante esas semanas había sentido emociones nuevas, pero con ellas también venían nuevos miedos.

Antes de eso, ya sus sentimientos eran demasiado complicados, ella llegó e hizo que sintiera aún más cosas, era algo que él no sabía cómo manejar. Nunca antes se había sentido así, por eso prefirió volverse a centrar en el trabajo, así evitaría enredar más los hilos que tenía dentro de él. Pero, ¿por qué al alejarse se sentía peor que antes?

Jumin era un mar de emociones incompresibles para él mismo, y ahora que ella estaba en su casa, quería hacer todo lo posible para que no se fuera.

—¿Jumin? —preguntó MC— ¿Estás bien?

—Oh sí, ya es hora de almorzar —dijo poniéndose de pie— ¿Tienes alguna preferencia? Puedes pedir lo que quieras, haré que lo preparen especialmente para ti. 

The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora