40. Viejo amigo, escúchame

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—Quieres decir que... Si pongo esta pieza acá... Y luego muevo esa... ¿Podré completar el rompecabezas?

—Si quieres averiguarlo, inténtalo. 

—Uh, está bien. —La niña sonrió al escuchar la seguridad en las palabras de su padre—. ¿Qué? No... No funcionó.

Kyung sacudió la cabeza confundida. Solía creer que la solución a todos los problemas que pueda tener su familia, estaban en él. 

—¿Estás segura de eso? —preguntó—. ¿Qué forma tiene ahora? Observa atentamente.

—No tiene forma... No encuentro la forma —resopló haciendo un pequeño puchero—. Papá, esto ya no es divertido. No puedo hacerlo.

Él tomó la mano de su hija, mirando las piezas tiradas por toda la habitación. Dibujó con sus dedos la forma de una flor, cambiando la figura original del rompecabezas. Kyung frunció los labios y repasó con su pequeña mano la imagen sobre la madera.

—¿C-Cómo hiciste eso? —Abrió la boca por la impresión, observando a su padre completamente confundida—. Esa no es la imagen que aparece en la caja.

—No lo es. —Él rió ante el gesto de Kyung—. Pero... No tiene que ser el mismo para encontrarle un significado, ¿verdad? Siempre puedes descubrir distintas formas de ver las cosas.

—Creo que prefiero mantenerme en lo preestablecido —respondió la pequeña—, ya estaba destinado a ser así. Mamá dice que...

—Kyung. —Su padre puso una mano en su hombro, haciendo que lo observara—. Prométeme que no te dejarás guiar por lo que dice tu madre, por favor. Prométemelo. 

—Alissa dice que debo obedecer a mamá. 

—La madre de Alissa probablemente debió pedirle que te dijera algo como eso. No vivas tu vida como tu madre te dice que lo hagas, prométeme que encontrarás la manera de hallar tu propio camino... Encontrar tu propia filosofía, tu propia inspiración.

La niña miró el rompecabezas una vez más y suspiró. Las conversaciones con su padre le mostraban algo nuevo, siempre. A pesar de su corta edad, comprendió lo que él le quería decir. No debía dejar que sus decisiones fueran influenciadas por alguien más. 

Pero, algo dentro de ella, algo que había sentido desde muy pequeña, hacía que esa opción no le agradara tanto. Podía decidir sobre su futuro, podía escoger qué es lo que sería, cómo llevaría su vida, pero tenía miedo. ¿Y si esa decisión era la incorrecta? ¿Y si sólo terminaba empeorando su situación familiar?

—Entonces... ¿Puedo vivir contigo? —propuso Kyung dudosamente—. Podemos vivir juntos... Tú, yo, Alissa. 

—No creo que eso sea posible. —Su padre suspiró—. Dudo que tu madre me ceda tu custodia. —La mirada de la niña se apagó ligeramente, ya esperaba esa respuesta—. ¡Pero eso no quiere decir que no podamos ir a comer todos juntos! 

Kyung frunció el ceño. Alissa era su prima, la hija de la hermana de Soon. Pero, se llevaba toda la atención y tiempo de su padre.

—¿Por qué no vienes a vivir a la casa? —preguntó tirando del saco de su papá—. Mamá está triste todo el día... No habla conmigo, no habla. Es como si... Es como si viviera sola.

—No puedo... Lo siento.

—Es por la hermana de mi mamá, ¿verdad? —Él suspiró—. No lo entiendo, es su hermana... ¿Por qué estás con ella? ¿Y mamá?

The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora