CAPÍTULO V

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Nunca estarás del todo sola

En algún rincón inhóspito del universo

Las luces continuaron parpadeando por un buen rato y luego, cuando el silencio fue tanto gracias a que ambas contenían la respiración, comenzaron a salir chispas desde los focos. Todo explotaba.

Neeva se desprendió del agarre brusco de la rubia señora que se había dado vuelta con rapidez para sacar un par de cuchillas que tenía guardadas en el bolsillo del vestido. Al hacer ese movimiento, su muñeca quedó al descubierto y Neeva contuvo el aliento al ver que tenía una mancha roja en la piel, como si se hubiera querido borrar algo que se veía justo como la marca familiar que todos llevaban en Lightworld.

La lámpara de cristales comenzó a mecerse y tuvieron que cubrirse el cuero cabelludo para que la lluvia de vidrios no las dañara, pero no fue de gran ayuda ya que varios se clavaron irremediablemente en las piernas de Neeva. Una ráfaga de chispas azules hizo que las ventanas se abrieran y la luz entró por todas partes, iluminando la habitación que había estado casi siempre bañada en penumbras.

—¿Qué es lo que está ocurriendo? —La voz de la mujer esbelta y de rasgos demasiado sobresalientes, era un manojo de ira y terror al mismo tiempo— ¿Eres tú la que está causando todo esto?

Había cierta peculiaridad en sus ojos celestes desorbitados; Neeva sabía que alguien conocido tenía aquella chispa aventurera, salvaje y mordaz. No obstante, no pudo identificar de dónde provenía aquella sensación cuando el rostro pálido de la mujer, como si estuviera hecho de porcelana, regresó a enfrentarse a ella con una mueca de furia que cruzaba su cara.

—No, no lo estoy haciendo a adrede —respondió con dificultad, apenas podía respirar y la tensión en su cuerpo le nublaba la vista.

Tuvo que parpadear varias veces, la luz le hacía daño y se lanzó de la cama para cubrirse contra ella. Se sentía débil y arruinada, no había forma de que pudiera levantarse y caminar, no tenía fuerzas. Pero tampoco quería rendirse, lo único que pasaba por su cabeza era un sin fin de planes para salir de ahí de una vez por todas.

—¡Detente! Si estás intentando algo, Neeva, no funcionará —le advirtió de forma espeluznante, llegando hasta ella mientras que se arrastraba por el suelo bañado en cristales—. No saldrás de aquí hasta que tenga todo tu poder.

Neeva se alejó como pudo, chocándose contra la pared y girando su cabeza hacia todos lados para detectar algo que pudiera utilizar para defenderse, pero no había nada cerca.

La desesperación era tanta que continuó deslizándose sobre los vidrios que eran demasiado pequeños como para servirle de ayuda. La mujer extendió su mano hacia su tobillo, torciéndolo con amargura y sin piedad mientras que tiraba de ella.

—¡Déjame ir! —rogó con los pómulos llenos de lágrimas.

Su grito invadió la habitación cuando escuchó el sonido de sus huesos quebrarse bajo la presión de la mujer rubia.

Pegó un manotazo en el aire y su mano se aferró a algo firme, una fina barra de hierro llena de relieves que se asemejaba a un picaporte. Neeva no se atrevió a echar una última mirada, simplemente, utilizó todo el poder que le quedaba y se tiró por el agujero oscuro de la entrada color lavanda.

❂ ❂ ❂ ❂

Dejó de respirar y los latidos del corazón, hace un momento enloquecidos por el deseo de ser libre, disminuyeron seriamente. El agua helada y oscura la tragaba, las burbujas que liberaba al intentar respirar se acumulaban sobre sus cabellos, una maraña que parecía tener vida propia.

HEART  |2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora