Expresso de Hogwarts

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Una pequeña casa en Dover-ciudad de los blancos acantilados- se encontraba silenciosa, como si estuviera vacía pero no era así. Aún era temprano y el sol recién estaba haciendo aparición. En la habitación principal dormía aún el matrimonio Lupin y al frente de esta, se encontraba la habitación del único hijo de ellos.

Remus estaba sentado en su cama, observando algunas de las cosas que sus padres compraron para su año escolar. Durante la noche, había dormido a ratos, su mente lo confundía. Soñaba con que Dumbledore lo visitaba y le decía que podía ir a Hogwarts; luego le entregaba una carta con su nombre. Remus despertaba emocionado y un poco confundido, pero al fijar su mirada en su baúl y en su varita, la felicidad volvía al rostro del pequeño. Todo era real.

Remus abrió un poco la cortina de la ventana que se encontraba junto a su cama, el sol ya había salido por completo. Al ver los rayos de sol con todo su esplendor, Remus volvió a sonreír y se dirigió a la habitación de sus padres. Abrió la puerta y ellos aun dormían. Su madre a espaldas de su papá y su padre de espaldas, provocando un sonoro ronquido que hizo sobresaltar al pequeño para luego soltar una pequeña risa.

—¡Papá, mamá! ¡Ya amaneció! —gritaba emocionado a la vez que abría las cortinas

—Remus... que...—su padre se pasó la mano por el rostro y fijo su mirada en el reloj que tenía sobre su mesita de noche—¡Por Merlín, son las siete de la mañana!

—Si y hoy me voy Hogwarts—respondió saltando sobre la cama de sus padres, para luego dejarse caer entre ellos—

Hope quien había despertado con los gritos de los dos hombres. Se sentó en la cama. Beso la coronilla de du hijo y luego posó sus labios en los de su marido, susurrando buenos días.

—¡Mamá, hoy comienzo Hogwarts!

—Lo se cariño—le sonrió y le revolvió el cabello—¡Ven, vamos! Te ayudaré alistar las últimas cosas que faltaban—agrego poniéndose la bata y zapatillas de casa.

—Ya está todo listo—rio él

—Vaya, nunca creí que vería a alguien tan emocionado por asistir a clases—dijo Lyall con tono divertido y soltando una risa.

—Iré a preparar el desayuno —dijo la señora Lupin dirigiéndose a la cocina. —Remus —se giró hacia su hijo —¿ordenaste tu habitación? —el pequeño negó —Bien, mientras preparo el desayuno, ordena tu cuarto y luego te duchas ¿sí?, en cuanto a ti Lyall —El señor Lupin poco a poco se había escabullido bajo las sabanas; al oír la voz de su esposa fingió un sonoro ronquido. —Me ayudaras a limpiar la casa

—¡Querida, hoy trabajo! —protesto el hombre mayor

—Pediste entrar más tarde, ¿no lo recuerdas?

—¡Si, pero para descansar mujer!

—Descansaras la mente mientras me ayudas a limpiar. Luego iremos a dejar a nuestro pequeño a la estación ¿entendido? —inquirió con tono fuerte y seguro la señora Lupin, provocando que el pequeño Remus riera ante aquella escena y se dirigiera a su habitación.

(...)

La estación de Kings Cross era conocida para Remus. Siempre que visitaba el centro de la ciudad, viajaban en aquellos trenes. A su madre, le encantaba ir allá ya que encontraba muchas cosas interesantes para comprar y observar.

El señor Lupin tomo el baúl de su hijo y lo puso en el carrito de la estación, junto a la lechuza marrón que le había comprado. Lyall empujaba el carrito y su esposa, iba junto a Remus. Caminaron por los andenes, uno, dos, tres...Hasta encontrar los andenes nueve y diez. Lyall se detuvo unos pocos metros de los andenes y se giró hacia su esposa e hijo.

—Remus —Flexiono sus rodillas para quedar a la altura de su hijo —Tu madre no podrá acompañarnos al tren. Deberás despedirte de ella aquí

—Comprendo papá —le sonrió y se giró hacia su madre. Hope lo observaba con una sonrisa, a la vez que trataba de impedir que las lágrimas saliesen. —Mamá no llores estaré bien, te lo prometo.

—Lo sé. Te extrañare mi pequeño John.

—Yo también —Abrazo a su madre —Prometo que escribiré cada semana

—Estaré esperando ansiosa tus cartas —respondió la mujer besándole la frente.

Los dos hombres Lupin, tomaron del carrito y corrieron hasta la barrera del andén nueve, desapareciendo ante los ojos de Hope.

Remus al abrir los ojos pudo ver al gran tren escarlata que su padre le había contado, gracias a ello se lo había imaginado de mil formas, pero verlo era algo espectacular. Había muchos niños con sus padres, despidiéndose y otros abrazando a sus amigos y hablando seguramente de las vacaciones.

Fijo su mirada en el andén y vio el letrero por encima de sus cabezas 9 ¾ y bajo ese número, el escudo del colegio.

—¡Ven, te ayudare con tu equipaje! — Hablo el señor Lupin por encima de su hombro, aumentando el tono de su voz por el bullicio. Remus asintió y siguió a su papá hasta que se detuvo ante una de las puertas de aquel tren. —Sube primero

Remus solo asintió, ya al subir estiro sus brazos para ayudar a su padre con el equipaje. El pequeño tomo de la manilla con sus dos manos y tiro de su baúl, mientras su padre lo empujaba poco a poco. Luego le entrego la jaula junto a su lechuza.

—Ire a buscar compartimiento papá —El señor Lupin asintió y quedo de pie junto al tren, a la espera de que su hijo haya encontrado lugar. Pasaron unos pocos minutos hasta que Remus volvió.

—¿Encontraste compartimiento? —pregunto Lyall

—Si papá, ya está todo listo. —Sonrió y su padre le devolvió una sonrisa.

—¡Ven aquí, pequeño! —Lyall abrazo a su hijo, y estuvieron varios segundos sin deshacer aquel abrazo, hasta que Remus poco a poco fue separándose de su padre. —Cuídate mucho ¿sí? —Remus asintió —estudia y diviértete

—Pero mamá dijo...

—¡Hey!, de vez en cuando también puedes divertirte —le guiño un ojo y el pequeño solo rio. —No olvides de escribir...

—Lo hare cada semana papá.

—Bien —fijo su mirada en su reloj de pulsera y suspiro —El tren ya está por salir, ve a tu compartimiento. Y Remus...Cuídate mucho hijo.

—No te preocupes papá, todo estará bien. 

Patronus-Los recuerdos de R.J.Lupin [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora