Todos han escuchado acerca del amor entre amigos; el típico cliché donde dos mejores amigos caen ante las garras del amor. Tampoco puede faltar el "reemplazo" al no recibir la respuesta esperada por alguno de los dos. Sin embargo, ¿alguna vez nos he...
Me gustaba esta sensación, tener los dedos de Jaemin entrelazados con los míos y que una que otra anciana nos dijera que hacíamos bonita pareja.
Podría acostumbrarme a la sensación de tenerlo a mi lado, a jugar con sus cabellos y bromear con él.
A éste punto, mis mejillas se sentían entumecidas de tanto sonreír.
— No puedo creerlo, ¿Cómo no te puede gustar ningún sabor de helado?, ¿Qué tiene la vainilla que los demás sabores no? — preguntó después de confesarle aquello, reí ante su incredulidad.
— Me da asco. De pequeña papá me dejó un pequeño trauma —, los dos reímos, y mi corazón se aceleró cuando Jaemin tomó de nuevo mi mano.
— Bien, vayamos por ese helado de vainilla.
Asentí de acuerdo a su propuesta, caminando y siendo guiada por él muchacho de bonita sonrisa.
Si mis padres lo miraran pensarían que sería el chico perfecto para su niña.
Trastabillo cuando me doy cuenta de lo que estoy pensando, queriéndome golpear por lo idiota que soy.
Tener una cita no lo hace tu novio Seokjoon, recapacita.
— Espera, ¿Me estás diciendo que has caído en los embrujos de Na Jaemin? — Minhee me apuntó con su cheto acusatoriamente. Interrumpiendo mí relato.
— ¡Deja la contar, Minhee! — Minha atacó a su hermana, quitándole la bolsa de frituras. Rodé los ojos cuando empezaron una discusión.
— ¿Puedo seguir? — pregunté llevando a mi boca el vaso con soda.
Las dos asintieron, acomodando sus cuerpos como antes de pelear; boca abajo y mirándome fijamente.
Solté un suspiro antes de retomar el relato.
No sabía que era más dulce, si él helado de vainilla que terminamos comiendo en una de las mesas del centro comercial o el chico frente a mí, quien se comportaba como todo un caballero, hasta que decidió hablar sobre el beso.
— ¿Por qué lo hiciste? Digo, me gustó, pero me tomó de sorpresa. — argumentó mientras comía su helado de fresa.
— Me gustas, creo que es la cuarta vez que te lo digo, ¿No te ha quedado claro, Jaemin?
— No del todo, pero creo que puedo confirmarlo
— ¿Cómo lo confirmarás, Jaemin?
No me alejé cuando miré como su torso se acercaba a mí, tratando de acortar la distancia entre nosotros por la mesa.
— De una manera que sé, te va a encantar.
Reí y sentí él hormigueo en mis mejillas, Jaemin sonrió ante eso y junto a nuestros labios.
He besado antes, sin embargo, estoy segura que ninguna se ha comparado con los elefantes columpiándose en mis tripas como en este momento.
Solté un pequeño quejido cuando tomó mi nuca con ambas manos y acarició el cabello de ese lugar, mi mano subió a su mejilla e hice mi rostro a un lado, dando más comodidad a la acción.
— No podría cansarme de tus labios, Joonie.
— ¡No puede ser! — el grito de Minhee interrumpió de nuevo, seguido por un chillido de su hermana. — ¡Dime que no estás inventando esto!, ¡Dímelo, Dímelo!
— ¡¿Pueden callarse? Tratamos de ver una película! — soltó alguien desde abajo, solté la carcajada cuando identifique la voz enojada de Doyoung.
— ¡Apartamos primero la casa, te aguantas!
No escuchamos respuesta después del grito de Minhee, tomé de nuevo la bebida y estiré mis piernas; empezaba a sentir él hormigueo.
— ¿Qué esperas?, sigue, sigue...
Recorrimos el centro comercial con nuestras manos unidas, robándome besos cuando estaba distraída y sonriendo inocentemente.
¿Era aquello un sueño? No, ya me pellizque cinco veces y aún miro a Jaemin a mi lado.
Mis mejillas se pusieron rojas, de nuevo, cuando besé su mejilla. Los dos nos encontrábamos delante de una florería de camino a casa.
— ¿Te gustan las rosas? — preguntó mirando la variedad de flores delante de nosotros.
— Prefiero una planta viva — asintió a mis palabras y seguimos nuestro camino, en completo silencio, solo disfrutando de nuestra compañía.
— Y al llegar a casa, bromeó acerca de los besos en la primera cita. — Hablé mirando a las dos chicas que tenían una sonrisa burlesca, — Se despidió con la promesa de otra cita y un beso en la mejilla, y técnicamente huyó porque papá salió al pórtico. Fue divertido.
— ¿Cuando sean algo, me pueden adoptar? Ya no aguanto a Jungwoo y Minhee.
Reí por las ocurrencias de Minha, quien terminó siendo aplastada por su hermana mayor.
Y así pasó aquella noche de chicas, con las dos hermanas descubriendo cada vez que podían y riendo al recordar todas las anécdotas vividas.
Sin duda, el mejor día de mi vida.
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Este capítulo fue editado para una mejor y satisfactoria lectura (no se cambió la trama, solo se corrigieron las oraciones sin sentido y la ortografía)
