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Casi veinte mensajes y Jaemin no contestaba, solo marcaba el leído y eso hacía que las lágrimas quisieran regresar.

Ya no seguía en el parque, ahora caminaba en dirección de la casa del chico. Implorando tener una explicación a las palabras de Renjun y que mi novio me dijera que todo es una mentira. En algún momento mis piernas intentaron inútilmente correr para llegar más rápido, sin embargo terminé con mis rodillas raspadas y pequeños agujeros en mis pantalones, marcándose un poco con sangre.

Recordaba muy bien en donde quedaba la casa de Jaemin, las decoraciones de los hogares a mi alrededor me avisaba que ya estaba cerca, así qué ignoré el dolor y caminé más rápido.

Bajé la mirada al encontrar varias familias en su patio, observando con curiosidad en mi dirección. Me avergüenza que me miren de esta manera, con mis pantalones sucios, mi cabello enmarañado y los ojos rojos por estar soltando agua por ellos.

Mis pies se detuvieron al llegar a la entrada de la casa de Jaemin, limpiando con la manga de mi sudadera las lágrimas y cualquier fluido de mi rostro, controlando el movimiento de mi pecho acelerado.

— ¡Seokjoon! — al tocar el timbre esperaba encontrarme a quien buscaba, no a su pequeña versión femenina quien abrazaba mis piernas al no alcanzar más arriba. Terminé agachando mi cuerpo para pegarla a mí en un fuerte abrazo.

Minjae balbuceaba acerca de que me había extrañado y que quería jugar conmigo, también preguntaba sobre Minhyuck. Tomó mi brazo para guiarme dentro del lugar.

— ¡Na Minjae! Te he dicho que no puedes abrir la puerta tú sola, es peligroso — la voz de la señora Na llegó a mis oídos, seguramente se encontraba en la cocina.

— ¡Seokjoon ha venido!— la mujer dejó de cortar verduras al mirarme en la entrada de su cocina, sonriéndome por pocos segundos antes de mirarme con una mueca de preocupación.

— ¡Dios! ¿Qué te ha pasado, mi niña? — se levantó del asiento hasta llegar a mi lado, tomando mi cara.

— Estoy bien, señora Na. ¿Está Jaemin? — ella me sentó frente a su mesa antes de irse en busca de un té.

— Salió con Byul, me comentó acerca de que habían tenido una pelea y lograron solucionarlo; los dos fueron al cine — asentí mirando la taza humeante delante de mí, sintiendo un nudo en mi estómago.

— ¿El cine está cerca de la pastelería de la señora Byun? — ella asintió, sentándose frente a mí y continuando con las verduras.

— Ese mismo, ¿Pasó algo? — mi cabeza se movió instintivamente, afirmando positivamente en respuesta. — ¿Puedo ayudar en algo?

— Necesito hablar urgentemente con Jaemin, señora Na— levante mi cuerpo sintiendo un ligero calambre en mis heridas, dejando intacto el té.

— Puedes llamarme mamá, querida. Miró mucho futuro para ti y mi niño juntos — mis ojos se cristalizaron, sin embargo trague el nudo en la garganta.

— ¿Puedo pedirle un favor? — Ella asintió mirándome atentamente, logré notar que sus hijos sacaron sus ojos y pestañas al mirarla de la misma forma — No me odie, por favor.

****

¿Los amigos se toman la mano?, ¿Se sonríen cómplices?, ¿lucen como Jaemin y Byulmi?

Recuerdo cuando Donghyuck calmaba diciendo que algunos amigos eran cariñosos, cuando éramos los tres lo único cariñoso que existía era un pequeño abrazo de bienvenida después de vacaciones. De ahí no pasaba.

Traté de entender que ese cariño amistoso existía, pero siempre tuve en mente que Jaemin no miraba a Byulmi como su amiga. Tu mejor amigo no te puede gustar.

Soobin decía que lo peor que puedes hacer es tratar de reparar un corazón roto, siempre me burlaba de él ante su lógica. Al final mi primo tiene razón, reparar un corazón roto hace que el tuyo se rompa.

Desde el gran ventanal del establecimiento lograba mirarlos a los dos, él sostenía su mano entre la suya y le susurraba cosas en su oído. Ella le contestaba de la misma manera, poniéndose de puntillas para poder alcanzar la oreja de Jaemin.

Quería moverme y enfrentarlos, poder gritarle a Jaemin que se pudriera y se fuera al infierno, poder insultar a los dos y luego largarme de ahí y encerrarme en mi habitación hasta que mis padres se olviden de mi existencia. Sin embargo eso hacía que Byulmi supiera que ha ganado, que ha podido separarnos.

Byulmi ha ganado desde antes que llegara a la vida de Jaemin, Byulmi siempre fue y será la única ante los ojos de mi novio.

"Novio", cuando lo pidió hace cerca de un mes pensé que había logrado mi plan; el mismo que me hizo acercarme a él.

Pero no fue así, ahora estoy fuera del cine mirando como los dos están hechos el uno para el otro.

Como lo dijo Huang, Byulmi está destinada a Jaemin.

Mis pies estaban a punto de moverse hasta mi casa, haciendo todo el trayecto por nada hasta que mi corazón se partió un poco más de lo que ya estaba.

Jaemin había llevado un puñado de palomitas a su boca, la chica delante de él llevó su mano hasta la boca del chico, limpiando los restos tal vez. Na bajó un poco su cabeza, haciendo que los dos quedaran cerca, demasiado cerca. Sin embargo no se movió de ahí, se concentró en mirar de cerca a la chica. Hasta que ella terminó con la distancia y pegó sus labios con los de Jaemin. No está de más saber que él le correspondió.

— ¿Seokjoonie? — la particular voz me hizo reconocer a su dueño sin siquiera verlo a causa de las lágrimas en mis ojos. Sentí su mano en mi brazo y yo solo lo abracé, sintiendo el calor de su cuerpo.

— Por favor, sácame de aquí.

Este capítulo fue editado para una mejor y satisfactoria lectura (no se cambió la trama, solo se corrigieron las oraciones sin sentido y la ortografía)

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Este capítulo fue editado para una mejor y satisfactoria lectura (no se cambió la trama, solo se corrigieron las oraciones sin sentido y la ortografía)

Editado: 22/02/2022

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