Todos han escuchado acerca del amor entre amigos; el típico cliché donde dos mejores amigos caen ante las garras del amor. Tampoco puede faltar el "reemplazo" al no recibir la respuesta esperada por alguno de los dos. Sin embargo, ¿alguna vez nos he...
Mirar de reojo al nuevo asiento de Minhee se ha vuelto algo habitual, teniendo en cuenta que después de nuestra pelea ella tomó sus cosas y se sentó junto al tímido Seungmin.
Odio decirlo pero desearía ser yo quien ocupará su lugar.
Extrañaba demasiado los chistes absurdos, hablar sobre su boda con Im Jaebeom y también sobre cómo peleó por alguna tontería con Minha.
— Choi, ¿Me puede decir de qué trata el tema? — mis ojos viajaron de Minhee hasta la profesora, quien tenía su cara de enojada. No miento, mi cuerpo se puso nervioso al tener las miradas sobre mí.
— Yo... Lo siento, no presté atención. — me levanté de mi banco e hice una reverencia en disculpa. La maestra por su parte mostró una mueca y negó.
— Ve a detención, creo será más divertido para ti que estar en mi clase.
Caminé hasta su escritorio para tomar el pase a detención, escuchando los murmullos bajos de mis compañeros.
Minhee me miraba pero no desprendía ningún sentimiento, estaba vacía y parecía no haber dormido bien por las grandes ojeras oscuras bajo sus ojos, su cabello estaba despeinado y su piel libre de maquillaje se miraba reseca.
Me sentía mal por ella, y por como acabo nuestra amistad.
Al salir del aula solo quedo recorrer los pasillos hasta llegar al salón más alejado del principal. Detuve mi caminar cuando escuché dos voces familiares venir de una de las aulas.
— Ella es agresiva, Seokjoon les está endulzando con su comportamiento de niña buena pero no es verdad — la chica habló, soltando un suspiro al terminar.
— ¿Por eso se fue casi corriendo?— hubo una pausa y yo me pegué a la pared tratando de escuchar mejor.
— Ella me amenazó, ¡Ni siquiera le hice nada!
— ¿Estás segura? — la pregunta de Renjun me hizo desesperar, querer entrar ahí y poder defenderme.
— No creo que Jaemin le haya dicho, además estaba medio drogada esa noche.
— ¿Qué hiciste, Kang Byulmi?
— Lo besé.
No quise escuchar más, no me importó tener otro castigo solo salí corriendo. Tratando de soportar el dolor en mí pecho.
Ahora entiendo por qué él se fue tan desesperado esa noche, también entiendo por qué su almohada olía a ella.
Me dolía el pecho, tanto que se me dificulta el respirar y eso me hacía enojar más.
Al llegar a la enfermería, la mujer a cargo me miró preocupada puesto que de mis ojos caían gruesas gotas de agua salada y mi mano no se quitaba de mi pecho.
— ¿Puede llamar a mamá, por favor?
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Mi cuerpo estaba envuelto con el mismo edredón de Got7 que siempre cura las enfermedades.
Mamá llegó por mí, me atendió con más confianza en el hospital que reside y después le pidió de favor a una de las enfermeras que vive cerca que si podía dejarme en casa. Ella con gusto aceptó y me dijo que si me sentía mal no dudara en llamar y volvería a llevarme con mamá.
Nunca había presentado problemas con mi ansiedad, al parecer el dolor imparable que tuve fue un indicio de ataque de ansiedad. Mamá me regañó suavemente y después prometió que haríamos un maratón Disney el fin de semana, cuando su turno de noche terminara y papá regresara de presentar a Minhyuck con su familia.
La pantalla de mi teléfono marcaba las cinco con dieciséis minutos y en la barra de notificaciones varios mensajes descansaban.
Conteste primero los de papá, agradeciendo sus buenos deseos y sonriendo al escuchar el audio de Minhyuck pidiendo que no me enfermara. Después estaba el de Haechan, con el cual me asombré y contesté agradeciendo, de ahí no surgió alguna otra conversación con él; el último chat era el de Jaemin, casi diez mensajes preguntando por mí.
Trate de relajarme como mamá me dijo y conteste con uno simple y directo, un "¿Puedes venir a mi casa?"
No obtuve respuesta hasta unos minutos después, afirmando que llegaría lo más pronto posible.
Por mi parte doblé el edredón de mis otros siete novios y lo guardé en su bolsa, lista para prepararme antes de que llegará Jaemin.
No podía olvidar las palabras de Byulmi y Renjun, sin embargo esperaría hasta que él dijera algo. Hasta que se delatase solo.
Me sentía segura de lo que haría, no sería la primera vez y tampoco la última, así que con el tiempo de sobra me tendí sobre la cama en la espera de mi novio.
La puerta sonó, y dándome una última mirada en el espejo de cuerpo completo salí de la casa hasta llegar a la entrada, dispuesta a abrir la puerta.
Él sonrió al verme, sin embargo su sonrisa decayó un poco al bajar la mirada y encontrarme sólo con la misma camiseta que me prestó puesta. Me llegaba hasta un poco más abajo de los muslos, tal vez tres o dos dedos arriba de la rodilla.
— Pasa, mamá y papá no están — tomé su mano adentrando su cuerpo a mi hogar, guiando hasta mi habitación.
— ¿Llegarán pronto? — preguntó una vez que lo dejé pasar al cuarto, cerrando la puerta y pasando el seguro de esta con disimulo.
— Mamá llegará hasta las doce, si no es que hasta mañana; ha tenido demasiados pacientes últimamente. Papá llegará hasta el domingo, fue a presentar a Minhyuck con la abuela y sus hermanos. — él asintió, mirándome directamente a la cara. Al llegar frente a él, mis pies se pusieron en punta y junte de forma leve nuestros labios, susurrando sin fuerzas — Tendremos la casa solo para los dos, amor.
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Este capítulo fue editado para una mejor y satisfactoria lectura (no se cambió la trama, solo se corrigieron las oraciones sin sentido y la ortografía)