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El saco de Jaemin hacía que dejara de temblar por el frío, pero la culpabilidad de saber que él no puede cubrirse se alberga en mí. Estuvo preguntando qué pasó, sin embargo al cuarto intento desistió y puso la prenda sobre mí.

Mis pies empezaron a doler a los tantos minutos de caminar a su lado, había cierta distancia que no me atrevía a desaparecer después de tener ese intento de conversación esta mañana. Solté un quejido al sentir de nuevo la incomodidad en mis zapatos.

— Sube — Jaemin se puso delante de mí, agachando su cuerpo y dándome permiso de subir sobre su espalda. Esquive su cuerpo y continúe con el caminar, escuchando como soltó una maldición entre dientes.

El agudo grito que salió de mi garganta al no tocar el suelo alertó a las personas alrededor, al mirar como Jaemin me cargaba simplemente siguieron con lo suyo. Por mi parte solté patadas que hicieron al chico poner presión en el agarre de mis piernas y costillas.

— Deja de moverte que acabaremos en el piso.

— Nunca pedí que me levantaras.

El ambiente entre los dos era de pura tensión, sé que le dije que estuviera a mi lado pero ahora estoy completamente arrepentida. Como con todas las decisiones que he tomado en mi vida.

— Estamos por llegar, si dejas de moverte será todo mejor. — bufé ante las palabras del chico, posando mis brazos en su cuello. Mi cabeza se recostó sobre su pecho y pude sentir como su corazón se mantenía acelerado, con seguridad puedo decir que es por el esfuerzo.

No pasaron ni más de diez minutos cuando el cielo empezó a gotear, apreté mi agarre cuando el chico empezó a trotar y el miedo de caer se instaló en mi sistema. Fuimos afortunados de llegar sin ningún raspón.

El abrió la puerta de su casa bajándome una vez estando adentro, observe cómo él buscó unas pantuflas y me las entregó. Mis pies agradecen no tener esas preciosuras mortales puestos.

— Ven, te daré ropa. Puedes enfermar — quise emitir alguna objeción cuando mi mano fue tomada por la suya y nos dirigió hasta su habitación.

— No estaré mucho tiempo — hablé, sintiendo mi garganta seca y mi voz un poco ronca.

— Me pediste que estuviera contigo esta noche, Joonie.

— Me llamo Seokjoon — corregí, Jaemin miró sobre su hombro antes de seguir buscando en su armario. — Además, fue un impulso decirte eso. No estaba pensando con coherencia.

— No me importa. Tengo que decirte algunas cosas, serán muchas; tantas que tendrás que irte por la mañanita — el chico dejó en mis manos un short deportivo y una manga larga, junto a estos un par de calcetines. Lo observé un buen rato, mientras que él me apuraba con la mirada. — ¿Qué estás esperando?

— Que salgas. No me cambiaré delante de ti. No de nuevo.

Tomó algunas prendas para él y salió de su habitación, me moví rápido hasta poder poner el seguro de la puerta.

Estaba cometiendo una locura al haberle pedido eso, todo lo que había logrado avanzar lo retrocedí en menos de quince segundos y eso me hacía sentir más tonta de lo que mamá me hizo sentir.

Soy débil, lo sé. Pero haberle dicho aquello a Jaemin es más para poder dejar todo atrás y poder irme sin ninguna culpabilidad o yo qué sé.

Haechan y Minhee también merecen una disculpa, de eso me encargue esta mañana y agradezco haber obtenido ayuda por parte de Hwang Danhee. Fue tan tierna al disculparse por toda la mierda que su hermana ha esparcido sobre mí.

Pensé en disculparme con Kang, en definitiva no lo haría. Sé que fui una hija de perra con ella, pero ella tampoco es una blanca paloma.

El sonido de los nudillos chocar contra la puerta me apuraron a cambiarme, dejando por un lado el vestido y nadando dentro las prendas de mi novio, corrección, de Jaemin.

New Story → Na Jaemin |Completa✓|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora