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Cuando llegó a casa de Taehyung nadie le abrió la puerta, y estaba tan frustrado consigo mismo y con el mundo que no tardó en tener las mejillas surcadas de lágrimas mientras revolvía sus bolsillos para sacar las llaves.

Abrió la puerta y entró, limpiándose con furia la cara para poder ver temporalmente. Trató de hacer el mínimo ruido posible mientras dejaba su abrigo en el recibidor y se adentraba en el hogar con la esperanza de que el hombre siguiera dormido. Así, podría acurrucarse a su lado, abrazarle y dormir junto a él por lo menos un ratito, hasta que se le calmara el llanto.

Pero no tardó mucho en darse cuenta de que no necesitaba ser tan cuidadoso.

En el silencio sepulcral del hogar se oían... risas. Risas femeninas.

Quizás debería haberse ido, pero decidió seguir la raíz del sonido, sintiéndose como si estuviera haciendo una travesura y, tras secarse las lágrimas de nuevo, llegó a la sala de pintura de la casa.

Dentro estaba Taehyung y, como sospechaba, no estaba solo.

Entonces sí, Jungkook se sintió como un idiota al no poder apartar la mirada, paralizado ante la imagen del hombre que el día anterior le había dado el beso de su vida, poniéndosela patas arriba, abrazando a una chica desconocida como si fuera la cosa más natural del mundo.

Se tuvo que apoyar en el marco de la puerta para no marearse por la impresión.

Taehyung estaba de espaldas a él, por lo que no podía verle la cara, y apretaba contra sí el delgado cuerpo de la fémina que, enfundado en un vestido verde ajustado y sin mangas, le devolvía el abrazo por el cuello y reía cada vez que era zarandeada con cariño.

Jungkook sintió su pecho colapsar.

Se veía tan patético.

¿Debería irse? Sí. Aún estaba a tiempo. Puede... Sí. Eso. No era el momento para las lamentaciones. Podía llorar a solas en su casa. Ninguno le había...

—Oh, Kook.

...visto.

La mujer le había descubierto, y había avisado a Taehyung, quien ahora le miraba con una sonrisa que, a pesar de haber comenzado ampliamente, se borró de golpe al ver sus lágrimas.

—Kook. —repitió, esta vez preocupado.

Jungkook sorbió rápidamente su nariz y se limpió la cara, dando pasos hacia atrás mientras Taehyung se acercaba a él.

—Estoy bien. —dijo, pero su voz nació tan rota que se hizo sollozar a sí mismo. —Estoy bien, estoy bien.

—Vale. —Taehyung mostró sus manos en señal de paz y dejó de acercarse. Por un momento, lo único audible fueron sus continuos hipidos. —Estás bien.

Jungkook asintió.

—Siento molestar, n-no debería haber venido sin...

Pero se calló, porque la mujer que acompañaba a Taehyung acababa de sacar un pañuelo de su bolso y se lo estaba ofreciendo con una sonrisa amable. Sorbiendo de nuevo, lo aceptó.

—No molestas. —dijo ella, y luego dirigió su atención hacia Taehyung, tirándole del brazo, obligándole a mirarla. —Es él, ¿verdad? Es más bonito de lo que me contaste.

Taehyung bufó, mandándola callar, pero sus mejillas se tornaron rosadas.

—Sooyoung, este es Jungkook. —dijo. —Kook, esta es la idiota de mi hermana mayor, Sooyoung.

¿Era normal sentirse tan liviano? Incluso se rió un poco entre lágrimas ante la cara de indignación de Sooyoung.

No había sido presentado como "mi amigo Jungkook" o "el cliente que viene a mi casa", sino sólo como Jungkook. Jungkook a secas. Ya tenía un nombre propio en su vida. Su hermana ya sabía quién era él sin necesidad de especificar. Eso significaba algo y, de alguna forma, le hizo sentirse importante.

Batterer 『TaeKook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora