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—¡Taehyung!

Taehyung se disculpó apresuradamente con Hyuna y casi corrió hasta Jimin, que le interceptó a medio camino y le arrastró hacia un hueco vacío y poco transitado del pasillo de la zona de cirugías.

Cirugías.

De pronto esa palabra le daba pánico.

—Está dentro. —explicó atropelladamente. Yoongi les alcanzó. —Lleva ahí veinte minutos. Hyuna dice que está siendo complicado porque ha sido urgente. No estaban preparados. Han tenido que hacer la incisión tradicional porque el método Stark era peligroso y el mixto no...

—¿Qué significa eso? —preguntó Jimin, ojos como platos, pero Yoongi agitó las manos antes de que pudiera contestar.

—Olvídate de los términos médicos de mierda. —dijo. —La pregunta es por qué no estás tú ahí dentro.

—Lo he intentado, no me dejan entrar.

—¡Eres el mejor cirujano del puto hospital!

Él lo sabía. Joder, claro que lo sabía. Pero estaba la maldita norma de que los familiares no pueden interferir, no pueden tratar a personas que conozcan en un ámbito personal y cuando intentó entrar...

—¡Chicos!

Sooyoung llegó corriendo, con aspecto de haber hecho una completa maratón. No estaba tan arreglada como solía estarlo y Taehyung supo que había salido de casa en el instante en el que la llamó.

Jungkook había hecho verdaderos amigos.

—¿Cómo está? —preguntó, apoyándose en el hombro de Jimin. Su pelo desordenado se hizo hacia delante y lo ató rápida y terriblemente, movimientos acelerados y torpes.

—No me han dicho nada de su estado. —dijo Taehyung. —Estaba bien cuando le sedaron, si sigue así todo irá bien. El cirujano que le está operando es bueno.

Pero todos pensaban lo mismo: quizás no lo suficiente. Quizás haya una complicación que nadie podría esperar, que nadie podría arreglar, que Jungkook... no podría superar.

Taehyung lo sabía por experiencia, los partos en hombres eran difíciles. Namjoon había sido una gran y dichosa excepción.

Cuando el doctor Choi le dijo que debía hacer la elección entre Naeun y Jungkook en caso de que algo sucediera, casi no se lo creyó. Después recordó el protocolo en caso de situaciones complicadas y tuvo más dudas todavía. ¿Qué hacer? Después de tantos años en la posición de Choi era extraño estar en el extremo receptor. No estaba preparado. ¿Había un protocolo por si no estaba preparado? No iba a permitir que le hicieran la pregunta a Jungkook, eso por supuesto. En su estado, posiblemente ni siquiera la entendería. No quería hacerle pasar por eso. Si alguien tenía que vivir con el remordimiento el resto de sus días, sería él.

Escogió a Naeun. ¿Por qué? Ni siquiera él lo sabía. Quizás porque eso sería lo que Jungkook habría hecho, quizás porque desde el punto de vista objetivo era quien más posibilidades tenía, o quizás por una corazonada.

Quizás porque era su hija y la quería.

Pero, ¿qué haría si Jungkook no salía de esa sala? No podría vivir con eso, tampoco.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le preguntó Sooyoung suavemente. Taehyung se sentó con una mueca.

—Unas horas.

—Deberías salir a despejarte, Taetae.

Pero él negó con la cabeza. Saldría a despejarse cuando Jungkook estuviera descansando, sano y completamente fuera de peligro en su habitación de hospital, con una cicatriz bien desinfectada y una preciosa bebé en brazos.

Batterer 『TaeKook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora