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—Ow. —Jimin chilló. —¿Hicisteis el amor?

Obviamente había dejado la historia tras el beso, no iba a dar detalles de su vida íntima con ellos por más psicólogos que fueran. Sin embargo, su vergüenza palpable fue tan visible que no hizo falta que lo dijera.

Jungkook, rojo como un tomate desde el cuello hasta el nacimiento del cabello, asintió.

—Yoonie, ¿has oído eso? Hicieron el amor... —Yoongi rodó los ojos y miró a Sooyoung, quien se mordía el labio, sonrojada.

—¿Tan celoso te pusiste al verme? —preguntó.

Jungkook asintió, con una pequeña mueca en los labios.

No estaba muy seguro de lo que había sentido en ese momento, porque estaba seguro de que Taehyung no era el tipo de persona que juega con los sentimientos de los demás, pero por otro lado él le había rechazado el día anterior, por lo que era comprensible si decidía pasar página. Tenía todo el derecho a hacerlo.

Solo que eso le habría destrozado.

—¿Entonces? —Jimin parecía un niño pequeño escuchando su cuento favorito. —¿Qué pasó después?

—Me quedé con Taehyung todo el día. Vimos una película, comimos, hablamos...

—¿Sobre vosotros? —inquirió Yoongi, casi arrancándole la libreta de las manos a Jimin.

—Sí, entre otras cosas. —Se encogió de hombros, con una sonrisa tirando de sus labios.

—¿Y bien...?

Bufó ante la insistencia de Jimin, pero en realidad estaba sonriendo.

—Era real. —dijo. —No sé cuándo me enamoré de él, si fue antes de estar juntos, después o si ya lo estaba desde el principio, pero era... —Tragó saliva, apretando los labios. —No me sentía en la tierra cuando estaba con él y no sé qué había hecho para merecerlo.

Jungkook no recordaba haber tenido nada asegurado en su vida. Sabía que todo lo bueno que pudiera experimentar se iba a terminar con el tiempo, pero con Taehyung fue distinto. Se sentía tan liviano, tan feliz. Pasara lo que pasara en casa, tenía la seguridad de que Taehyung, sus besos, sus abrazos y sus palabras bonitas le estarían esperando a la mañana siguiente. Taehyung era lo único que consideraba como objetivamente bello. Eso era poesía.

Eso era más de lo que había tenido nunca.

Los tres psicólogos (o los dos psicólogos y el practicante) sonrieron.

—¿Yugyeom se enfadó contigo por irte sin avisar? —preguntó de nuevo Yoongi, y Jungkook negó, sintiendo la garganta seca ante los recuerdos de esa época con Taehyung.

—Él ni siquiera lo notó. —masculló con la cabeza en otra parte. —Estaba muy ocupado. Supongo que se marchó sin despedirse, como solía hacer si no era yo el que me acercaba, así que no se dio cuenta de nada.

—¿Nunca supo de vuestra aventura? —Esta vez Jimin hizo la pregunta, recibiendo una sonrisa de aprobación por parte de Sooyoung. A Jungkook debería haberle parecido mal por acabar de ser utilizado como una práctica, o por la utilización de ese término que tan poco le gustaba, pero de alguna forma las mejillas alzadas por la sonrisa en el rostro de Jimin le causaron demasiada ternura como para hacerlas desaparecer.

Negó con la cabeza, verbalizándolo cuando Yoongi hizo un gesto hacia la grabadora. Siempre se le olvidaba.

—Deberíamos terminar ya. —señaló Sooyoung. —Se nos está haciendo tarde, estamos cansados y mañana es el juicio de Yugyeom.

Batterer 『TaeKook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora